Llevaba mucho tiempo clamando a quien quería leerme o escucharme que debían volver los paquetes de tres o cuatro bandas porque, por desgracia, no todas las bandas tienen los fans suficientes como para emprender una gira europea como cabezas de cartel. Cuesta, pero parece que poco a poco se va consiguiendo. En esta ocasión el cartel era suculento y lo suficientemente interesante como para hacer acto de presencia desde primera hora.

Texto y fotos: Marc Gutiérrez

Horizon Ignited es una joven banda finlandesa que acaban de sacar su segundo disco, ‘Towards the dying lands’ a través de Nuclear Blast y se presentaban en Barcelona dispuestos a ganar fans y a demostrar que lo suyo va en serio. Lo más importante para una banda es mostrar en directo que lo que se graba en estudio es de verdad y Horizon Ignited mejoraron su nivel en directo sonando contundentes, melódicos, sin pregrabados y conectando el público. Guardando las distancias es como si se tratara de unos Soilwork primigenios pasados por el tamiz finlandés, sin abusar de la velocidad, añadiendo teclados y mostrando una esencia finesa pero de tradición sueca. Su vocalista, Okko Solanterä (también presenta en I am the Night, esa banda tan en boga en los últimos meses) lleva el peso del concierto, engorilándose, gesticulando y gritando.

Su nuevo álbum articuló un setlist que solo tuvo dos concesiones a su debut, ‘After the storm’, con “Equal in death” y “Leviathan”. Buen sonido y pésimo técnico de luces el que tuvieron pues los laterales del escenario estaban prácticamente a oscuras. “Guiding light”, “Carry me” y “Eventide of abysmal grief” fueron algunos de los momentos álgidos de un gran concierto de una banda que amenaza con llegar a cotas muy altas dentro del estilo. Melo Death sin edulcorar, de escuela y con un marcado sello noventero. Anota el nombre de Horizon Ignited en la agenda.

Mi relación con The Agonist ha sido intermitente y nunca han sido una banda que me hayan llamado demasiado la atención. Dicho esto, me enfrentaba a ellos con curiosidad. Supongo que es fácil pensar en Alissa White-Gluz cuando piensas en The Agonist pero viendo como se las gasta la estadounidense Vicky Psarakis te quitas ese pensamiento de un plumazo por su puesta en escena, su voz versátil y su cercanía con la audiencia. La banda suena compacta, se nota que llevan años juntos y se les notan las tablas que tienen. Gran trabajo de guitarras de Danny Marino y Pascal Jobin para dar empaque a su propuesta.

 

El protagonismo, eso sí, se lo lleva Vicky ofreciendo un alarde vocal digno de mención, mezclando voces limpias con guturales y su batería, Simon McKay, con su técnica jazzística a la hora de tocar. El concierto se sucede a ritmo vertiginoso, me mantengo en mi sorpresa con su actuación y el concierto está disfrutón con “Blood as my guide” o “Orphans”, siendo temas que alternan sus dos últimos trabajos, ‘Orphans’ y su más reciente EP ‘Days before the world wept’. No es frecuente que una banda haga una gira europea para presentar un EP pero entiendo que tras la pandemia y teniendo buenos temas que defender, la ocasión la pintaban calva, y más con un cartel de este empaque. Muy buen concierto de los canadienses que les vuelve a poner en el candelero nuevamente.

Con SepticFlesh el nivel subió otro peldaño más. Mejoró muchísimo el sonido, se acabó de llenar la sala y el nivel de excitación entre la concurrencia fue un crescendo continuo, aunque sigo sin entender el problema del técnico de iluminación con los laterales del escenario dejando a Christos prácticamente a oscuras durante buena parte del concierto.

Los griegos son una maquinaria perfectamente engrasada que bordan cada concierto, su problema es que se han vuelto bastante previsibles y su setlist admite pocas sorpresas. Teniendo en cuenta la cantidad de giras que hacen, y llevando tantos pregrabados, podrían cambiar algunas piezas del repertorio. Dicho esto, SepticFlesh dieron un concierto fantástico, sonando muy potentes, nítidos, precisos y contundentes. Venían presentando su más reciente ‘Modern primitive’ del que presentaron “Neuromancer”, “Hierophant” y “A desert throne” aunque no deja de ser curioso que el tema de apertura fuera de su anterior ‘Codex Omega’, “Portrait of a headless man” y “Dark art” el de cierre. Entretanto, “Communion” y “Anubis”, que cayeron seguidas, desataron la locura de unos fans entregados mientras la banda crecía sobre el escenario. Pasan los años y sigue quedando muy claro que ‘The great mass’ y ‘Communion’ son dos de los discos clave en la discografía de los griegos pese a haber seguido sacando grandes trabajos como ‘Codex Omega’. Aunque con el piloto automático, siempre es una gozada ver a SepticFlesh en directo.

Y llegaba la hora de Hypocrisy. Llevaba años sin ver a los suecos en sala y tras escuchar su reciente ‘Worship’, que me parece una obra sublime, no podía dejarlos pasar. Quiero empezar esta reseña con una aseveración tan categórica como que considero que Peter Tägtgren está en el cénit de su carrera. Musicalmente ‘Worship’ muestra un nivel compositivo estratosférico y más tras verlos en directo. Hypocrisy ofrecen un tsunami de ochenta y cinco minutos que muchas bandas, jóvenes o veteranas, no son capaces ni de imaginar. Tres incisos tuvo el nuevo trabajo de la banda entre un setlist en forma de best of, en forma de cápsula del tiempo recordando incluso aquellos viejos días de ‘Penetralia’ y ‘Osculum obscenum’ con “Inferior devoties” y “Impotent god”.

Lo primero que llamó la atención fue el montaje de luces que llevaban, sin duda preparado para una sala mucho más grande y que resultaba demasiado para las dimensiones del escenario de que disponían. Sin embargo, lució el escenario, se sintieron cómodos y sonaron limpios, melódicos, suecos y aguerridos mientras caía la retahíla de clásicos que recorrió toda su discografía. “Fire in the sky” supo a una gloria muy temprana, “Don’t judge me” oxigenó el repertorio y “The final chapter” fue un momento álgido. Peter tiene claro que la banda que lleva lo complementa a la perfección y Michael Hedlund, su fiel e infravalorado escudero, Tomas Elofsson a la otra guitarra y Henrik Axelsson a la batería son unos componentes muy solventes.

Los temas caían, la atmósfera densa se acrecentaba en el escenario a ritmo de “Weed out the weak” y “Children of the gray” mientras llegaba un bis antológico con “Fractured millenium”. No cabe duda que Hypocrisy supieron combinar temas de toda su discografía con ritmo, dando sentido al repertorio y sin bajar la intensidad en ningún momento. El cierre con “Roswell 47” fue memorable con toda la sala en pleno éxtasis, coreando un tema atemporal. Terminó el concierto y salimos cansados, sudados y con la sensación de haber visto una demostración en toda regla de sonidos añejos, explosivos y de temas que recorren la historia del Swedish Death Metal. Enorme Peter Tägtgren y enormes Hypocrisy.

Texto y fotos: Marc Gutiérrez