Programar un concierto coincidiendo con una fiesta nacional es siempre una apuesta arriesgada. Si la gente no se ha ido de vacaciones, es posible que se llene la sala. Pero si no se han ido porque no tienen dinero, pues menos para pagar la entrada. En fin… A la hora señalada, unos 300 incondicionales nos vamos acomodando en una sala medio vacía – ¡si te gusta Katatonia es menos probable que la veas medio llena! –. Mientras espero a que se apaguen las luces, reparo en el elevado número de féminas entre el público (únicamente con intenciones estadísticas, ojo). Entretanto, me consta que los músicos están en el backstage en compañía de una botella de Jack Daniels y otra de Finlandia. A quien pueda interesar.

Los escandinavos aparecen a escena de forma  muy tranquila y sin grandes introducciones. Son todos muy altos y delgados excepto Jonas Renkse, que se cuida bien. Durante el turno de fotos (“las tres primeras sin flash”), el reto consistirá precisamente en captar  su rostro, permanentemente oculto tras su melena. La potente “Consternation” abre el set bajo unas luces rojas, rojas, tan rojas como sus últimas – y magníficas – portadas. Incluso antes de que empiece la enorme “Soil’s Song”, percibo la gran fría distancia que existe entre sus exquisitas producciones en estudio y su sonido en directo. Aunque todo está  sonando correctamente, echo de menos algunos efectos, arreglos y coros. Si quiero disfrutar del espectáculo como es debido, me conviene no olvidar que estoy en un concierto de rock y no en el salón de mi casa.

Para cuando empieza “Cold Ways” he abandonado el foso para ir a cabecear con mis congéneres. Empiezo a adaptarme al sonido y a gozar del concierto. Aprovechando una racha de temas tranquilos, me fijo en algunos detalles.  Los señores de Katatonia no son de moverse demasiado, quizá a excepción de Anders Nyström – a quien yo siempre he conocido como Blakkheim –. Aparte de eso, ofrecen un buen directo. Renkse afina sin demasiados problemas y Nyström se defiende estupendamente a las seis cuerdas, aunque quizá su sonido sea el menos afortunado. El núcleo rítmico del conjunto, a cargo de los hermanos Norrman, es aplastante. En cambio Daniel Liljekvist, a la batería, acusa algunos errores de ejecución, acelerando accidentalmente el tempo de algunas vueltas. El conjunto sobrelleva estos pequeños percances con la total naturalidad que les confieren casi veinte años de carrera. Con todo, el concierto está resultando de lo más convincente.

El ambiente empieza a animarse de verdad con “Ghost of the Sun” y empezamos a corear los temas con entusiasmo. Aunque el que mejor lo hace es Nyström, que para eso le pagamos, y la verdad es que su voz no tiene nada que envidiar a la de Renkse (ni por supuesto a las nuestras). Después, el turno de la sublime “My Twin” y a partir de aquí, van cayendo una tras otra muchas de las mejores canciones de su discografía. Estribillos pegadizos y letras que invitan al llanto. Los suecos saben jugar muy bien en directo con los contrastes que pueblan sus composiciones, alternando contundencia y melodía. A veces la intensidad de la canción baja tanto que ésta parece acabar antes de lo previsto, provocando por igual aplausos a destiempo y sonrisas de complicidad. Y entonces vuelven una vez más con el estribillo. Probablemente se trate de una inteligente estrategia nórdica para recibir más aplausos por concierto.

Renkse se anima a hablarnos en un par de ocasiones a lo largo del directo, nada del otro jueves pero por lo menos a mí me resulta simpático. El anuncio de “July” – que me suena a gloria – va sonando a despedida, y el quinteto remata la velada con la fantástica “Evidence”.  Después del amago, un encore nostálgico, “Murder”, en la que Renkse demuestra que no tiene ningún problema con las voces guturales. Y bien está  lo que bien acaba. Hay quien opina que no les hubiera costado nada regalar los oídos de los más veteranos con “Without God”, pero yo creo que hubiera desentonado un poco con el resto del repertorio.

Vamos saliendo y comentando la jugada. Todo aquél con el que hablo se siente satisfecho y ha disfrutado del concierto. El único reproche que flota en el ambiente es la escasa hora y media de actuación, que en realidad no es ni mucho ni poco, sino todo lo contrario.  Katatonia no sólo no decepcionan, sino que mejoran con los años. Allí estaré la próxima vez que vengan a compartir su tristeza.

Texto y fotos: Rider G Omega – crónica en colaboración con Empire Magazine

Setlist de Katatonia – Septiembre’09 @ Barcelona:

Consternation
Soil’s Song
Teargas
Cold Ways
I am Nothing
Deadhouse
Ghost of the Sun
Criminals
My Twin
Sleeper
The Future of Speech
Tonight’s Music
For my Demons
July
Evidence
———
Murder