A las seis de la tarde se abrían puertas y accedíamos a un recinto desoladoramente vacío. Veinte minutos más tarde, y sin que hubiese dado tiempo a entrar a demasiada gente, se apagaban las luces y comenzaba a sonar “A Gringo Like Me”, aquel tema compuesto por Ennio Morricone e interpretado por Peter Tevis para la película de Ricardo Blasco, “Gringo”. Drone salieron a escena con muchas ganas a pesar de las escasas filas de público que los esperaban y del poco espacio del que disponían, ya que todos los trastos, ya montados, de Arch Enemy les recortaban considerablemente el área de tablas por las que moverse. Dio igual, el comienzo con “Deepest Red” fue absolutamente demoledor. Una mezcla de Thrash de nuevo cuño y Groove Metal que no dejó indiferente a nadie. El cantante se quejó nada más empezar de que la voz no se oía, algo que se solucionó inmediatamente y no empañó en absoluto la interpretación del tema, que fue muy aplaudido por los allí presentes.
Totalmente entregados, y con una gran presencia sobre el escenario, encararon “Welcome To The Pit”. La velocidad y el machacón ritmo nos recordaron por momentos a Machine Head. Salvo el batería todo el grupo aportaba voces, dándole un toque muy dinámico a sus canciones. Tras un parón, en el que la batería interpretó un redoble de caja de corte militar, todo el público respondió jaleando puños en alto. Estaban gustando y se notaba.
El guitarrista, Marcelo Vasquez Rocha, se dirigió al público en un perfecto español para presentarnos la siguiente de la tarde: “Format C”. Un corte a caballo entre sonoridades clásicas y otras más modernas. Los bombos nos atronaban mientras cambiaban constantemente sus posiciones en el escenario. Quizá el cadencioso estribillo le quita algo de fuerza a esta canción, y se notó, ya que la audiencia se enfrió bastante.
Moritz Hempel, cantante y guitarrista, presentó “Making Believe” con la guitarra sobre la cabeza y dieron comienzo a otro corte arrollador que volvió a poner a tope a la audiencia, que entraba con cuenta gotas pero que ya era bastante más concurrida. Para mi gusto, por su estribillo y el gran trabajo de guitarras que hay detrás, es de los mejores cortes de la banda y el que mejor sonó esa noche.
Con “Guilt” volvían a sonar tremendamente bien. Moritz, aparte de hacer un gran trabajo a las voces, es un buen frontman que conseguía centrar toda la atención en el, mientras el resto de la banda desgranaba un tema de complejos cambios.
“Hammered, Fucked and Boozed”, su tema más melódico, servía para poner punto y final. Un gran final. Sin duda fue media hora intensa en la que Drone se ganaron, por lo menos, un seguidor más.
Los horarios previstos fueron seguidos a rajatabla. Intentamos salir a fumar pero la sala consideraba que no había entrado suficiente gente como para dejarnos salir. En mi caso sí, era a fumar, pero había quién solo quería tomar el aire. Otra medida estúpida que cabreó a más de uno, y que hizo que los escasos diez minutos de preparación del escenario pasaran volando. Casi sin darnos cuenta comenzaba a sonar la intro de “Gehennae Incendiis”, que fue lanzada por alguien ataviado de monje que salió a bendecir el escenario y se retiró.
Inmediatamente salió el batería y comenzaron el tema con un David Bower hiperactivo e híper motivado, con su corona de espinas en la cabeza, su micro de diadema e interpretando como suele hacer. El contraste de sonido fue grande, y lamentablemente a peor. La contundencia y claridad de Drone se convirtieron en barullo con Hell además de que en muchos momentos la voz no se apreciaba lo más mínimo. Aún así, Dave abarcaba todas las miradas con sus movimientos constantes, a veces rozando lo ridículo, y su absoluta interpretación, como si de un musical se tratase. La gente sin duda había ido a verlos a ellos también, aunque para mi gusto no pegaban en absoluto con el resto del cartel.
“The Age Of Nefarius” sonó bien, mostrándonos la otra cara del afamado Andy Sneap, más conocido por su papel de productor de grandes bandas como Kreator, Machine Head o Megadeth, que como guitarristas de Sabbat o los propios Hell, que desde su renovación hace unos pocos años están dando mucho que hablar.
Con “Blasphemy And The Master” se notó que la cantidad de gente había aumentado plausiblemente y que estaban totalmente entregados a la imaginería oscura que desplegaba Hell sobre el escenario. Dave desplegó toda su dramaturgia, saliendo al escenario con un látigo de puntas y flagelándose, sangre artificial incluida, mientras el tema seguía caminando. Andy se unió a él en la interpretación intercambiando alguna que otra frase recitada. Finalmente Bower, el actor metido a cantante, acabó cantando desde el público, para delirio de éste.
La gente estaba disfrutando y metida totalmente en el espectáculo que estaban presenciando. Yo echaba de menos que el resto del grupo se uniese algo más a la interpretación para dar una sensación mayor de solidez y coherencia.
Para “End Ov Days” Dave salió vestido de monje oscuro. Encapuchado y sin vérsele el rostro comenzó con uno de los mejores cortes de “Curse & Chapter”, demostrando ser el alumno aventajado de un grande como King Diamond. No cabe duda que su propuesta es visualmente muy atractiva, pero a mí, y recalco que a mí personalmente, me sigue faltando algo en lo musical. Quizá simplemente sea una cuestión de gustos. Terminaron con “On Earth As It Is In Hell”, muy coreado y celebrado, en el que Dave Bower acabó cantando y abrazado a las primeras filas del público.Dieron un buen show, como demostraba la cara de satisfacción de aquellos que habían ido a verles.
Llegaba la hora del primer plato fuerte de la noche. Tenía muchas ganas de ver a los nuevos Arch Enemy, con la bella Alissa al frente y con la incorporación de Jeff Loomis a la guitarra. Alissa ya había demostrado su buen hacer con The Agonist, y el bagaje de Jeff está fuera de toda duda, así que solo quedaba ver que tal encajaban las piezas.
Poco antes de las 8 de la tarde, y con el escenario ya engalanado con toda la parafernalia del grupo, se apagaban las luces y comenzaba a sonar la intro, “Tempore Nihil Sanat”, de su más reciente trabajo. El público se puso como loco, brazos en alto coreaba las orquestaciones hasta que los músicos salieron al escenario y empezaron sin más preámbulos con “War Eternal”, su último single, que puso la sala patas arriba. Alissa salió como un torbellino acaparando todas las miradas. A Jeff Loomis, sin embargo, se le veía todavía algo desconectado del resto de la banda.
Pronto llegó el momento de las inevitables comparaciones. “Ravenous”, único representante del gran “Wages Of Sin esa noche, suponía el primer tema de la época Gossow que interpretaban con Alissa. Y hay que decir que, en todos los sentidos, gana ésta última por goleada. Angela fue muy importante en el auge de Arch Enemy, más como un símbolo que como una buena cantante pero la realidad es que Alissa se la come con patatas. Tanto vocalmente como frontwoman gana la del pelo azul por mucha diferencia. Esta chica posee una técnica que su predecesora no tenía y al frente del escenario resulta mucho más dinámica. Así pues, “Ravenous” sonó realmente bien y el respetable coreo hasta la saciedad las melodías de guitarra y respondió en todo momento a las interpelaciones que les llegaban desde el escenario.
Michael Ammot se quedaba solo al borde del escenario y, con su imponente pose, daba comienzo a “My Apocalypse”, de aquel lejano “Doomsday Machine”. Algún problema de sonido rápidamente solventado al comienzo no empañó un tema que, en los solos finales, con la gente coreándolos y Alissa animando subida a la tarima de la batería, incendió La Riviera.
Para el siguiente tema cambié de sitio en la sala, buscando percibir a la banda desde distintos puntos, y el resultado fue que el sonido era bastante dispar. “You Will Know My Name”, desde donde me encontraba en un principio sonaba realmente bien y potente, pero había puntos del recinto en el que los graves prácticamente eran inexistentes. Una lástima que no todos disfrutaran del mismo sonido, pero es lo que hay cuando los recintos de los que disponemos para los conciertos son los que son.
Con “Bloodstained Cross” bajaron un poco el listón, estando algo fríos y estáticos, algo que normalmente tarda muy poco en contagiarse al público. Aunque recuperaron rápidamente la normalidad con otro tema del “Khaos Legions”, en este caso “Under Black Flags We March”. El escenario estaba decorado con 4 enormes banderas, 2 a cada lado de la batería, con el logo de la banda. Al principio del tema Alissa cogió una de ella y la ondeó enérgicamente, como si de Bruce Dickinson y “The Trooper” se tratase. Muy bien ejecutada. A Loomis ya se le vio con algo más de confianza, moviéndose hasta el frontal del escenario para ejecutar uno de sus magníficos solos.
Por primera vez Alissa se dirigía al público y presentaba el que iba a ser el último repaso a “War Eternal”. El comienzo de “As The Pages Burn” fue absolutamente brutal, con una banda entregada y la sala a sus pies. La banda estaba perfectamente engrasada y disfrutaba sobre el escenario.
El sonido y la actuación iban de menos a más, sin que esto signifique que fuese malo en ningún momento, y “Dead Eyes See No Future” tuvo uno de los estribillos más cantados de la noche por una audiencia más que satisfecha. En muchos de los temas la letra era proyectada en el telón tras la batería, lo que facilitaba que muchas partes que normalmente no habrían sido tan coreadas en este caso si lo fueran.
Alissa se dirigía a la audiencia para preguntarnos si lo estábamos pasando bien mientras comenzaban a sonar los primeros acordes de “No Gods, No Masters”, un corte que desató incesantes botes por parte de público y banda, sin que a estos se les fuese una sola nota.
Por desgracia llegaba el final y tocaba echar la vista atrás. “We Will Rise” y la siempre esperada “Nemesis” pusieron el broche de oro a una grandísima actuación. La banda se recreó sobre el escenario despidiéndose durante largo rato de un público que había disfrutado a lo grande. Desde luego que la nueva formación de Arch Enemy tiene mucho que decir. Esperemos que dure.
Ya solo quedaba el segundo plato fuerte de la noche y por la rapidez con la que recogían el escenario no iban a tardar demasiado en hace presencia.
Incluso con antelación al horario previsto comenzó a sonar la intro mientras se proyectaban imágenes de naturaleza en blanco y negro. Mientras sonaba “The Patriarch” los germanos fueron saliendo y sin más dilación encararon “Violent Revolution”, para delirio del personal, que los esperaba con muchas ganas. Siempre he pensado que es un error comenzar con una de tus canciones emblema, una de esas que el público espera ansioso, y en este caso creo que no me equivocaba. Fue un comienzo fuerte, sin duda, pero ellos todavía estaban algo fríos y no sonó todo lo bien que podía sonar. Aunque esto, en el caso de Kreator, sea una levedad sin importancia.
Casi sin respiro, como les caracteriza, dieron paso a “Civilization Collapse” donde se apreciaba que musicalmente siguen siendo un valor seguro, con un Mille Petrozza rayando a un gran nivel, pero que físicamente no están para grandes alardes, ya que, vistos desde bien cerca, el headbanging les costaba dios y ayuda, y los resoplidos los delataban. Fueron entonándose cada vez más, pero es cierto que la edad a veces no perdona.
Continuaron con otro tema del “Phantom Antichrist”: “From Flood Into Fire”. La sala estaba encantada y en un momento dado voló una chupa hasta el escenario. Durante el estribillo columnas de humo salieron desde el suelo, al frente del escenario, para elevarse hasta el cielo de La Riviera.
Todos los allí congregados eran una sola voz que entonaba el nombre del grupo, para goce de un Mille Petrozza que se hacía el interesante al frente del escenario con la mano tras la oreja. Tras recrearse unos momentos dio comienzo al primer clasicazo de la noche: “Extreme Agression”. Con más de 25 años es un corte que sigue funcionando a la perfección y que sus seguidores disfrutan como ninguno. Tenían 4 cañones a pie de escenario que estallaron a la vez que la canción, rociando la sala de confeti dorado. Ya habían encontrado el punto, habían entrado en calor y aquello rodaba solo.
Los cañones de humo volvieron a funcionar con “Phobia”. Para mi gusto uno de los temas que siempre les ha quedado mejor en directo. Y aquí no fue una excepción.
“Enemy Of God” y “Voices Of The Dead” desataron tímidos pogos en el centro de la sala, y es que el personal lo estaba pasando en grande. Quien va a ver a Kreator sabe a lo que va y también sabe lo que va a recibir, son un valor seguro.
La noche nos daba pocos respiros. Uno de ellos fue cuando Mille se dirigió al público para comentarnos que Madrid era famoso por el Real Madrid, el vino tinto y el temperamento español. Seguro que alguno reprimió las ganas de responder algo ante tanto tópico, pero habíamos ido a pasarlo bien. Acto seguido enlazaron la intro de “Awakening Of The Gods” con el que fuera su primer éxito: “Endless Pain”. Un set list que repasaba lo nuevo sin olvidarse de lo de antaño, muy bien.
La intro “Mars Mantra” sonaba mientras se tomaban un respiro y entraban, bastante mal, por cierto, a capón con “Phantom Antichrist”. Tras la mala entrada, ya que calcularon mal la duración de la intro, el tema fue sobre ruedas, con una audiencia que seguía entregada y que iba a seguir así hasta el final.
Tras los típicos “Oes” llegaba “Impossible Brutality”, que quizá fue de las que peor les quedó en toda la noche, con algunos errores por parte de Jurgen “Ventor” Reil que, si bien fueron mínimos, deslucieron un tanto el tema.
Pronto lo arreglaron, y es que encadenaron dos auténticos trallazos que dejaron a la sala sin aliento. Primero fue “Hordes Of Chaos”, para mí lo mejor que han hecho en años, y luego uno de los mayores clásicos de la banda: “Pleasure To Kill”. Ni falta que hace comentar que la respuesta del público estuvo a la altura del tema del que se trataba. Aún así sonó algo embarullado, pero daba igual, los botes y los brazos en alto se extendía por toda la sala. Con esto ponían punto y seguido y se retiraban momentáneamente a los camerinos.
Queríamos más y ellos lo sabían. Tras escasos minutos volvieron con una agradable sorpresa como fue la versión del “Number Of The Beast” de Iron Maiden. Solo eché en falta la maestría de Steve Harris tras el solo, por lo demás es una versión que les había quedado más que decente en estudio y que en directo les queda muy bien.
“Warcurse” quizá no me parezca un tema como para meterlo en los bises, y creo que como yo lo pensó más de uno. Además la gente estaba esperando lo que sabían que venía a continuación, que no era otra cosa que la traca final: “People Of The Lie” y el medley “Flag Of Hate/Tormentor”. Con semejante final sobran las palabras.
En definitiva una grandísima noche de metal, en la que para mí los triunfadores fueron Arch Enemy, sin desmerecer a ninguna de las otras 3 bandas que estuvieron magníficamente bien también.
Texto : Alberto López
Fotos: Mario López