No hay posibilidad para la decepción cuando se trata del cuarteto de Atlanta. Con Hushed and Grim, Mastodon llegan a su octavo trabajo (el primer álbum doble hasta la fecha) con un elenco de canciones sobresaliente y en mejor forma que nunca.

Sara J. Trigueros

El repertorio está formado nada menos que por 15 canciones. Un total de 90 minutos en los que Mastodon aprovecha para hacer gala de sus posibilidades. O, lo que viene a ser lo mismo, para dar cuenta y consolidar todos los logros que han ido sumando hasta la fecha. Desde el progresivo hasta el sludge con sabor a stoner, dos viejos conocidos que vuelven a sonar en este álbum.

Hushed and Grim es un disco cohesionado en el que se permite flirtear con prácticamente todo lo que han querido. Coquetean, por ejemplo, con el blues en «The Beast», mirando también a los años 70 y con unas líneas vocales con mucho cuerpo. Y, en «Peace and Tranquility», encontramos un regusto más rockero una vez superada la sección rítmica.

Para los más nostálgicos (los acérrimos de los primeros discos, más desencantados con los últimos) también han dejado alguna joya: «The Crux» o «Pushing the Tides» recuerdan a mazazos del Blood Mountain o Leviathan. Pero insisto en que los mejores momentos están en las incursiones a otros géneros, introducción sutil de instrumentos ajenos al metal (como el sarangui) o los fraseos más inspirados.

Mastodon – Pushing the Tides

No acostumbro a hacer comentarios de discos tema a tema, y menos en uno de la extensión de este Hushed and Grim. Baste decir que, en líneas generales, predominan sonidos más limpios y composiciones que tienden a la expansión, con un carácter más nostálgico que agresivo, por no decir decididamente melancólico, lejos de la aspereza de títulos anteriores.

Por ejemplo, un claro ejemplo de este sonido hasta cierto punto maleable es el de «Sickle and Peace». A través de diferentes secciones van creando un ambiente envolvente y con uno de los mejores solos del disco. Y en una línea muy similar se encontraría el otro single del álbum, «Teardrinker.».

Mastodon – Teardrinker

En un espectro más oscuro encontraríamos cortes como «Dagger», a cuya instrumentación aludía más arriba. O «Hada It All», balada con solo de Kim Thayil (Soundgarden) que arranca una sección final impecable y que dejará con muy buen sabor de boca y sensación satisfactoria una vez llegamos a «Gigantium», magistral final que de nuevo destaca por sus arreglos instrumentales.

Además de ser —ahora ya podemos empezar a hacer apuestas— de los mejores discos del año, es un homenaje a su antiguo manager Nick John. El abanico de emociones que imprime cada escucha permite adentrarse en los diferentes episodios de la vida y el duelo, algo que nos lleva a conectar con Emperor of Sand, donde encontrábamos también un trabajo narrativo excelente.

Sara J. Trigueros
Temas

Pain with an Anchor
The Crux
Sickle and Peace
More than I Could Chew
The Beast
Skeleton of Splendor
Teardrinker
Pushing the Tides
Peace and Tranquility
Dagger
Had It All
Savage Lands
Gobblers of Dregs
Eyes of Serpents
Gigantium