Es una lástima que la marca Motörhead esté dando señales de llegar a su fin. Y por una vez, el final de artista y el final de la persona van a coincidir en lastimosa fatalidad. Es decir, que aunque Lemmy parece estar ya en las últimas como hombre de escenario y front man de una formación de rock clásico, la banda Motörhead sigue sacando discos tremendos. Porque es complicado que el estado de salud de Lemmy permita a la banda afrontar en directo la ejecución de su portentoso catálogo (y ojalá nos equivoquemos).
Emilio Morote
Nota:8/10  

Es cierto que la gente que va a verlos en directo sigue pidiendo que les toquen los clásicos de la Era Bronze: “Overkill”, “Ace of Spades” y tal, pero no es menos cierto que Motörhead llevan ya un tiempo lanzando redondos que son eso: redondos, efectivos, sonido Motörhead en estado puro.

En ese orden de cosas se inscribe el último lanzamiento de la banda: una colección de canciones que son el sonido Motörhead de toda la vida sin mayores complicaciones, unos temas que tocarán (o no tocarán, quién sabe, la gira europea ha sido cancelada cuando escribo estas líneas por problemas de salud de su líder) junto con esas canciones imperecederas que los hicieron trascender el tiempo y los estilos.

El disco se abre con una andanada que podría haber ido incluida en cualquiera de esos antiguos plásticos, y le sigue muy de cerca un segundo trallazo que deja ya al oyente con la idea clara de qué es lo que va a hallar aquí: así, “Heartbreaker” y “Coup de grace” le ponen a uno los pelos como escarpias. Acelerados, potentes y haciendo estragos. Como debe ser. En “Lost woman blues”, Motörhead recalan en un terreno que no suele ser el suyo: el de los medios tiempos que recuerdan, en este caso, a lo que hacían ZZ Top en discos como “Degüello”, esto es, un blues rock cazalloso y pesado en el buen sentido de la palabra, una canción ideal a la hora en que cierran los bares, queda poco dinero en el bolsillo y demasiado ardor de estómago como para pensar que nos queda otra esperanza que no sea el rock and roll. Yeah. “End of time” es tal vez la composición más veloz del cedé, ideal también para despertar al personal que se haya dormido en uno de sus conciertos (cosa difícil de creer que ocurra, pero bueno).

Motörhead pertenecen ya a una casta de músicos de los que quedan muy pocos. De su época (Judas Priest, Kiss, Metallica, Iron Maiden, ACDC, Saxon) muy pocos, si alguno hay, pueden presumir de mantener un nivel alto en las composiciones. Motörhead, sin embargo, lanzan discos, como este, donde apenas sobra nada, donde el relleno brilla por su ausencia, y ello sin plagiarse a sí mismos, lo que resulta muy meritorio en un estilo tan básico como el suyo. La producción, además, es perfecta, se ha sacado un sonido todo lo orgánico que permite la tecnología actual, tan fría ella cuando se trata de registrar el buen hacer de las bandas que todavía basan su entrega musical en un bajo, una guitarra y un batería. Pocas veces se ha sacado tanto de tan poco.

Si esto llega a su fin, los vamos a echar de menos. Vaya que sí.

Emilio Morote Esquivel

Temas:

HeartBreaker
Coup De Grace
Lost Woman Blues
End Of Time
Do You Believe
Death Machine
Dust And Glass
Going To Mexico
Silence When You Speak To Me
Crying Shame
Queen Of The Damned
Knife
Keep Your Powder Dry
Paralyzed

Web: https://www.imotorhead.com/