Pasar a formar parte del roster de Warner Music no es nada fácil, ni se trata de un dato baladí o que deba de caer en saco roto, todo lo contrario, se trata de una excelente carta de presentación para el tercer larga duración de los madrileños Otra Cara que ponen en circulación “El valor del tiempo” un disco fresco y actual que hará las delicias de los amantes del metal más alternativo, en la onda de grupos como Sôber o Skunk-DF.

Luis de Juan // @SentenciadeJuan

Alrededor de tres años han pasado desde aquel “Seguir soñando”, con una vertiente mucho más electrónica y experimental, para que podamos volver a saber de los buenos de Otra Cara. Tres años que han servido para que nos encontremos con una banda más sólida, con las ideas claras y que saben ejecutarlas de manera sobresaliente. Guitarras saturadas, cascándose ritmos súper contundentes, una potente base rítmica, voz melódica y unas letras trabajadas y acertadas es lo que, a vuela pluma, podemos encontrar en “El valor del tiempo”.

Otra Cara actúa en formato de quinteto, con los hermanos Medina a las guitarras, Jesús Pina a la voz, Pablo Steiner a las cuatro cuerdas y Fran Carella a la batería. Lo primero que destaca del trabajo es su preciosa portada en la que una montaña de fondo sirve de bifurcación de dos caminos para el caminante. Una vez introducidos en lo estrictamente musical se puede apreciar, desde la primera nota, el fenomenal trabajo de producción del disco. Es sencillamente perfecto, nítido y claro en el que se aprecia cada línea de bajo, cada golpe de caja o las potentísimas guitarras, cada cosa en su sitio y todos los músicos en perfecta armonía. De diez ese apartado.

El inicio del trabajo es esperanzador pues “El valor del tiempo” es un tema potente y contundente, con un sonido y una producción actual, muy moderna; unas guitarras muy saturadas y una batería que suena como un cañón (ojo al sonido tan nítido que le han sacado, se aprecia cada golpe de plato) sirven de acomodo a la agradable y melódica voz de Jesús Medina. Igualmente destacables son los arreglos electrónicos del tema que si bien tienen una gran importancia en el mismo no es la tónica general a lo largo del disco. Muy buen vino para abrir la velada.

En “Ser real” y “Todo lo que soy”, especialmente la segunda, baja algo el pistón. Ambas composiciones son más melódicas que su predecesora, pero con un sonido igualmente contundente y compacto. En “Ser real” se respira cierto regusto stoner que a mí personalmente me ha gustado bastante. “Súcubo” vuelve a sacar el lado más electrónico de la banda. Nos encontramos con un tema pegadizo y contundente donde los ritmos de las guitarras campan a sus anchas bien acompañados por la excelente pegada de Fran Carella que está inmenso, no solo en este tema. Una canción tipo Sôber, si se pudiera calificar así, no sé si me explico. “Charlie” es pura dinamita; arranca con fiereza y contundencia para desarrollar un tema musicalmente agresivo, pero bien compactado por la melódica voz del Sr. Pina. Muy buen tema.

Continúa el cd con las preciosas “Retroevolución” y “Sonrisas y lágrimas” que se desarrollan de manera elegante integradas en una atmósfera a medio camino entre la delicadeza y la contundencia. Ambas, sobre todo “Sonrisas y lágrimas” melancólicas y melódicas a partes iguales. “Nunca olvides” recupera la pegada y la contundencia de los riff para germinar un tema compacto y más duro que los dos temas anteriores. Los cambios de ritmo están perfectamente ensamblados a lo largo de toda la canción y dan al mismo empaque e intensidad, algo raro suenan esos coros femeninos hacia mitad del tema, pero en cualquier caso quedan bien. Muy buen tema igualmente es “Semilla” que vuelve a ser una composición compacta, llena de actuales y contundentes riffs de guitarra y continuos cambios de ritmo que quedan fenomenal. Un temazo que personalmente me ha encantado.

Con el “Invierno” llega el final del disco y este llega potentísimo. Un riff inicial duro y contundente da inicio a una aceleración rítmica y progresiva que concluye en un melódico y pegadizo estribillo marca de la casa; me ha llamado la atención el sencillo solo de guitarra que, salvo error por mi parte, salvo quizá un pequeño punteo en “Súcubo”, es el único del disco. Buen y potente final.

“El valor del tiempo” es un trabajo sólido, compacto y contundente. Difícil destacar a alguno de los músicos por encima del resto. Canciones como “Ser real” o “Súcubo” son temazos muy currados que demuestran el buen hacer de la banda y el trabajo que se han pegado en las diez composiciones que engloban el disco. Enhorabuena.

Luis de Juan// @SentenciadeJuan

TEMAS:

El valor del tiempo.
Ser real.
Todo lo que soy.
Súcubo.
Charlie.
Retroevolución.
Sonrisas y lágrimas.
Nunca olvides.
Semilla.
Invierno.

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