Blues Pills + Pristine – 26 de Febrero’16 – Sala Apolo[2] (Barcelona)

Si bien estas líneas sirven de plataforma para expresar cierto malestar cuando algunos conciertos en la ciudad condal presentan una triste acogida, es de recibo mencionar que el Sold Out que colgaba de la taquilla del Apolo pequeño para el concierto de Blues Pills y Pristine, significaba una pequeña y necesaria victoria para el rock and roll en Barcelona. Y es que la banda sueca liderada por la magnética Elin Larsson están empezando a labrarse un nombre con un solo disco en el mercado, y de hecho, esta gira ha sido solo la antesala a la publicación de su segundo trabajo. Un segundo disco ya finalizado y para el que, por cierto, realizaron una sesión fotográfica en la emblemática Casa Batlló ese mismo día.

Texto y Fotos: Edko Fuzz

Abrieron la velada los noruegos Pristine. De buenas a primeras podían parecer una especie de calco de Blues Pills: banda nórdica tirando a retro y con chica de voz poderosa al frente, y en el fondo tampoco son bandas tan distintas, almenos sobre el papel. Sobre las tablas, la cosa cambia. Pristine venían presentando su tercer y último disco, "Reboot", una suerte de mezcla entre retro rock, hard rock, blues atómico e incluso soul, y gracias al saber hacer de su vocalista Heidi Solheim, nos quedamos con la boca abierta.

   

De menos a más, los de Oslo empezaron sobre seguro pero poco a poco el ambiente se fue electrificando gracias a temas como "Booty Call" o la poderosísima "Derek", en la que Heidi asesinó sin piedad a un cowbell acompañando a su aplastante riff. La banda también es capaz de crear enigmáticas atmósferas como las de "All I Want Is You" para luego volver a avasallarnos con "California" mientras el guitarrista Espen Elverum Jakobsen va de un lado al otro del escenario. Los despistados que se esperaron a entrar a la sala solo para ver a Blues Pills se perdieron un pedazo de banda que logró comulgar con el público hasta el punto de lograr que al acabar el último tema, con Heidi cantando un trozo a capella, la sala se sumiera en el silencio más sepulcral durante un par de segundos antes de estallar en una merecida ovación. Sorprendentes triunfadores.

No tenían una papeleta fácil Blues Pills tras el huracán Pristine. Cierto es que son el nombre que agotó todo el papel para el concierto, pero ahora lo tenían que demostrar. Y, lamentablemente, no fue así. Tras varios años girando este disco, uno imaginaría que la banda habría crecido exponencialmente: tienen el talento y el gancho necesarios, pero Blues Pills parecen totalmente estancados desde que les vimos en Sweden Rock Festival hace dos años y medio.

   

Larsson sigue siendo el foco de atención de Blues Pills y da el callo: no para quieta, sonríe, maltrata a una pandereta sin piedad y canta que da miedo. Eso no se lo puede achacar nadie, desde luego. Sin embargo, la banda, a pesar de su nivel instrumental, nunca conecta con el público. El guitarrista Dorian Sorriaux da la sensación de querer estar en cualquier sitio que no sea el escenario, el excelente bajista Zach Anderson se aisla en su mundo tras su melena y solo el batería Andre Kvarnstrom da la sensación de tener sangre corriendo por las venas.

El repertorio de esta gira se sigue basando en el primer disco y como experiencia global, el show resulta un tanto lineal. Cierto es que cuando explosivos temas como "Black Smoke", "High Class Woman" o, por supuesto, "Devil Man" hacen acto de presencia, el ambiente se electrifica pero se antojan como píldoras (si se me permite el chiste malo) demasiado escasas y repartidas de manera que el vuelo no se acaba de remontar nunca. Por contra, la banda favorece ciertos fragmentos instrumentales que no logra desarrollar de manera interesante (no es su fuerte) y en los momentos más pausados como "Astralplane" o "Little Sun" el concierto llega a resultar incluso algo tedioso.

    

Y es por eso que el Sold Out tan categórico de Blues Pills es hasta sorprendente. Cierto, el gancho de Elin Larsson separa a esta banda del resto, pero su categoría sobre el escenario dista mucho del impacto que la banda está teniendo. Tienen potencial, pero la falta de entusiasmo, temas y habilidad en el desarrollo instrumental que buscan con ahínco son puntos flacos que pesan demasiado. Todo al contrario que Pristine, una banda practicamente desconocida que se subió al escenario, se soltó, ahondó en sus puntos fuertes y resultó vencedora esta noche.

Texto y Fotos: Edko Fuzz