El cartel de esta edición estaba encabezado por Refused, Motörhead y Korn, pero los atractivos del resto del plantel no desmerecían en absoluto: Black Label Society, In Flames, Heaven Shall Burn o Toundra, solo por mencionar algunos, hicieron que los asistentes disfrutaran de lo lindo con una gran variedad de bandas que hicieron de ésta una edición a la altura de lo que se celebraba. Y es que mantener en este país un festival diez años, con una fidelidad de asistencia tal, y ofreciendo todo lo que ofrece, es digno de alabar.

   

Claro, que esto no se consigue sin una organización que cuide todos los aspectos al máximo posible, y aunque siempre queden cosas que se puedan mejorar, mi experiencia como primerizo en el Resurrection Fest. no pudo ser más grata. Lo que debería ser la norma en este tipo de eventos, por desgracia en este país nos encontramos con que el Resu es casi la excepción. Un festival pensado para y por el público, que lo cuida lo máximo posible reduciendo esperas, agilizando trámites, con amabilidad de todos sus empleados, un estricto cumplimiento de los horarios y, en general, una sensación de comodidad y placidez que pocas veces he disfrutado en un festival. Esto hablando como público sin más, porque si hablo como medio acreditado la cosa fue todavía mejor.

Otro aspecto que me llamó la atención es el ambiente insuperable, conviviendo gustos de diversa índole, gente mayor, gente joven, niños con el ya consabido ResuKids… Y, hasta donde yo se, los incidentes fueron mínimos, y estos se solucionaron con sorprendente rapidez. Además, el constante entretenimiento, a parte de los conciertos, de marcas como Monster o Jagermeister, montando concursos o regalando bebida en un carro itinerante, consiguieron que no hubiese momento alguno para el aburrimiento.

   

En cuanto a lo estrictamente musical, que próximamente desgranaremos en profundidad y día por día, y, aunque siempre en estos eventos ves menos de lo que te gustaría al final, hay que decir que se mantuvo un gran nivel ya desde la fiesta de presentación gratuita del miércoles, donde Pro-Pain y Biohazard pusieron el listón muy alto a los que viniesen después, y pudimos disfrutar del buen hacer de los locales Mutant Squad, Bastards On Parade o Killus.

Black Label Society, In Flames y Children Of Bodom eran valores relativamente seguros y sin duda no decepcionaron, aún incluso con los problemas de sonido que sufrieron los fineses. Las grandes revelaciones, para mi gusto, no fueron otras que Heaven Shall Burn y, sobre todo, Skindred, quienes se hicieron con el Main Stage de una forma que no se vio en todo el festival, convirtiendo aquello en una auténtica fiesta donde tanto ellos, como el numeroso público asistente, lo pasó de maravilla.

   

Toundra, Dawn Of The Maya, In Mute, Jardín de la Croix y Aphonnic dejaron el pabellón nacional muy alto, poniendo sobre la mesa que, si en este país se presta atención a bandas que se salgan de lo mayoritariamente establecido hay calidad a raudales. Como no, también hubo decepciones, como fueron las de Backyard Babies o Korn, quienes disfrutaron de una de las mayores audiencias de todo el Resu y no supieron aprovecharla.

En RESUmidas cuentas, un décimo aniversario más que satisfactorio para un festival que crece año a año y que ya es un referente no solo a nivel estatal, si no también a nivel europeo. ¡Larga vida al Resu, no cambiéis!

   

Texto: Alberto López
Fotos: Mario López