Barcelona Rock Fest 2022 – Sábado 2 de julio de 2022 – Parc de Can Zam – Sant Coloma de Gramenet (Barcelona)


En la jornada más multitudinaria del festival Doro encandiló al público con su carisma, Megadeth lo hizo con una puesta en escena de lujo y Judas Priest sorprendió con un Rob Halford más en forma que nunca. KISS, por su parte, hizo un despliegue absoluto de recursos para convertir su despedida en algo inolvidable.


BLUES PILLS

Tras cierta confusión de horarios debido a movidas con vuelos y demás, nos perdimos a Diamond Head y Disconnected, así que nuestro pistoletazo de salida de la tercera jornada de festival sería con Blues Pills, la banda de hard-blues retro psicodélico liderada por la magnética Elin Larsson, que aparecía en escena ataviada de rojo con botas blancas para combatir el sol de justicia que azotaba Santako.

Tras un parón y un proceso de cambio en el seno de la banda, Larsson ha tomado definitivamente las riendas, y Blues Pills volvieron con «Holy Moly!» (2020), un disco con energías renovadas y cuyo primer y segundo temas, «Proud Woman» y «Low Road», sirvieron para abrir el set. Lo primero que llama la atención es que Larsson sigue conservando su poderosísima voz y que, por fin, se ha dejado ir y es un huracán en el escenario, algo que contrasta con las primeras veces que vimos a la banda, donde se quedaba bastante atascada detrás del pie de micro.

La banda ha sufrido cambios. Zach Anderson ha pasado del bajo a la guitarra, y la base rítmica compuesta por André Kvarnström y Kristoffer Schander completan un power trio instrumental perfecto para que el huracán Larsson se desate e incluso baje a primeras filas a cantar con el personal.

Por supuesto, hay tiempo para revisitar temas de su discografía pasad, y la verdad es que los temas del primer disco como «High Class Woman» o «Devil Man» siguen sonando a gloria pura y hacen enardecer al respetable con latigazos de electricidad sónica a pesar de la mala hora y las altas temperaturas. Otra perla de un género que no abunda en RockFest y que demuestra que tiene su sitio y su público.

PHIL CAMPBELL

Llegaba el turno de otro de los repetidores el Barcelona Rock Fest. Hablamos de PHIL CAMPBELL AND THE BASTARD SONS, los cuales ya estuvieron presentes en edición del 2018. Un nombre que para nada es gratuito ya que, recordemos, se trata del que fuera guitarrista de los MOTÖRHEAD rodeado de sus hijos Todd (guitarra), Tyla (bajo), Dane (batería) y con la novedad de ver al reciente vocalista Joel Peters que, desde luego, hace subir el octanaje de la banda en directo si lo comparamos con su predecesor Neil Starr.

Así, al hilo del último comentario, lo de Joel Peters fue algo fuera de serie, tanto en rango vocal como en actitud. Un auténtico hombre de las cavernas reconvertido en hombre de cromañón del rock and roll más macarra y fiero que se viera a esas soleadas horas y que se encargó de versionar trece maravillosos temas de la banda original de Campbell como puedan ser “Iron Fist”, “Orgasmatron”, “Born to Raise Hell”, “Ace Of Spades”, “Killed By Death” o, como no, “Overkill”.

Así, a diferencia de su anterior visita, en esta ocasión la descarga fue íntegramente basada en versiones de MOTÖRHEAD, la cual cosa jugó a favor del disfrute total de los allí presentes que, aunque para las horas que eran no eran multitud, si que disfrutaron del referido tributo.

DORO

Si hay una figura querida en la escena musical del rock es, sin duda, nuestra querida Doro Pesch, la “metal Queen”, esa menuda, carismática, tímida, pero a la vez entusiasta vocalista que, desde 1982, se ha mantenido al pie del cañón, primero como vocalista de WARLOCK y luego en solitario, encima de los escenarios y publicando discos dedicando su vida a sus fans. Difícil es, por no decir imposible, encontrar alguien que hable mal de ella y es que tanto su trayectoria como su actitud en directo siempre han sido intachables y su espectáculo en Barcelona Rock Fest no fue menos. De hecho, el propio Genne Simmons estuvo entre bambalinas observando su actuación.

Así, durante una hora, nos deleitó a todos los allí presentes con una hora de grandes éxitos mayormente extraídos de su etapa WARLOCK. Fueron cayendo temas tan reconocibles como “I rule the ruins”, “Burning the witches”, “Metal Racer” o “Hellbound” y, por supuesto, no faltaron la eterna balada “Für Immer” y la coreadísima “All we are”. No faltaron tampoco algunas aportaciones de su etapa más actual como “Revenge”, “Raise your fist in the air” o “All for metal”, con el que cerró su actuación.

Se merece también especial mención la banda que la acompaña ((Stefan Herkenhoff (bajo), Johnny Dee (batería), Bill Hudson (guitarra) y Bas Maas (guitarra)), quienes con una actitud y estética totalmente heavy ochentera, con muchísima garra y potencia arroparon a la dama de la eterna sonrisa que no cesó ni un momento en transmitir su agradecimiento al público que abarrotaba el recinto y aplaudía generosamente los comentarios que hacía entre tema y tema insistiendo sobre su estima por nuestro país.

Posiblemente Doro fue una de las artistas que más se hizo querer en el festival y que más sincera se mostró a la hora de agradecer todo el cariño y el amor que siente por lo que está haciendo y eso su gente se lo sabe reconocer.

ANGELUS APATRIDA

En la primera edición del Rock Fest, año 2014, ya vinieron a dar caña. En la del 2015 los de Albacete repitieron, así como en la del 2017 y lo mismo hicieron en el 2019, en plena gira de presentación de su entonces reciente trabajo “Cabaret de la Guillotine”. Ahora, ANGELUS volvían al festival con nuevo disco bajo el brazo y dispuestos a liarla.

No hace mucho os hablábamos de cómo se las gastan en directo ya que recientemente les vimos en un reciente directo cerca de la capital catalana así que era de esperar que el set-list fuera similar. Efectivamente, no defraudaron y así fue como descargaron, del tirón “Bleed the Crown”, “Indoctrinate”, “One of Us”, “Vomitive”, “Of Men and Tyrants”, “Childhood’s End”, “Violent Dawn”, “We Stand Alone”, “Give ‘Em War” (con el tradicional wall of death del público incluído), “Sharpen the Guillotine” y “You Are Next”.

Como de costumbre, la banda lo dio todo. De ellos solo se puede decir que son unos auténticos profesionales y que sus directos son sinónimos de éxito. Además, a diferencia de otras bandas internacionales, se tomaron la molestia de aportar recursos visuales que enriquecieron su puesta en escena como es el caso de un enorme telón de fondo con animaciones que aún daba más potencia a la actuación.

La pena fue, todo hay que decirlo, la ecualización del sonido. El doble bombo estaba a un volumen estratosférico que anulaba prácticamente todo lo demás y aquello era como una bola saturada de ruido que deslucía toda la actuación. Es algo realmente incomprensible que en un mismo escenario una banda como CRISIX suene perfecta y otra, de rango similar como ANGELUS, vea arruinado su sonido de esta forma.

Quien escribe estas líneas no es técnico en la materia, pero es un interrogante bastante oído entre los asistentes el hecho de que haya bandas (y no hablamos de los cabezas de cartel) que suenen perfectos y otros que solo se les escuche el bajo y el doble bombo. Una pena.

En cualquier caso, y problemas de sonido al margen, desde aquí quiero mandar un merecido aplauso para Guillermo (guitarra y voz), David G. Álvarez (guitarra), José J. Izquierdo (bajo) y Víctor Valera (batería). ANGELUS APATRIDA son una auténtica bomba en el escenario y una maquinaria en constante evolución que demuestra que, a cada día que pasa no para de subir de nivel.

Al día siguiente le tocaban 1.100km de furgoneta para tocar en el Resurrection Fest pero aquí les tuvimos dándolo todo y sin excusas. ¡Esto es thrash metal y lo demás son tonterías!

MEGADETH

La noche empezaba a vislumbrarse en el horizonte y eso significaba que uno de los platos fuertes de la jornada, Megadeth, estaban a punto de tomar el escenario. Tras la salida por la puerta de atrás de David Ellefson y el hecho de que la banda no presenta nuevo disco hasta septiembre, era de esperar que para esta última fecha de su gira europea cayera un repertorio que picoteara de toda su discografía. Y, en efecto, así fue.

Dave Mustaine no está por historia y la banda abre directamente con «Hangar 18», uno de los pelotazos del que probablemente sea su disco más celebrado, «Rust In Peace» (1990). James LoMenzo ha vuelto al redil después de varios años para convertirse de nuevo en el bajista fijo de Megadeth; Dirk Verbeuren se desenvuelve perfectamente tras los parches y Kiko Loureiro demuestra ser un digno sucesor de Marty Friedman, Chris Broderick y demás grandes nombres que han pasado por el puesto de guitarrista solista de esta banda en constante transformación.

El set no iba a dar para demasiadas concesiones, así que la banda se dedica a tocar clásicos de toda la vida como «Sweating Bullets» o «Symphony of Destruction» y también dejan ir alguna perla que otra como «Angry Again» (maravillosa y una grata sorpresa escucharla esta noche) o «Dread and the Fugitive Mind», de «The World Needs a Hero» (2001), uno de sus discos más olvidados.

La banda, como es de esperar, suena perfecta, sin fisuras, limpia y precisa. Y es que Megadeth es eso: una máquina engrasadísima que descarga riffs in parar. Mustaine sigue en su papel de cascarrabias entrañable (incluso con tiempo y ganas de increpar a la crew de Judas Priest, que estab probando guitarras en el escenario contiguo) y ejerce de maestro de ceremonias tanto para temas de nueva hornada como «Dystopia» o viejos fijos en el catálogo de la banda como «Peace Sells».

Para el bis, Mustaine nos tiene preparada una sorpresa, y no es otra que la interpretación de «Mechanix», el tema que cerraba su álbum de debut «Killing Is My Business… and Business Is Good!» (1985). Según el propio Mustaine, es la versión-original-como-tendría-que-haber-sido de «The Four Horsemen» que se incluyó en el debut de Metallica, y que fue escrita por el pelirrojo, como es sabido. Cierra el set el tema que todos esperamos, «Holy Wars… The Punishment Due» que sigue siendo un tema más grande que la puta vida. Un concierto sin florituras, al grano y muy potente.

JUDAS PRIEST

Era momento de dar la bienvenida a uno de los grandes de la noche y es que, aunque hay que recordar que ya nos visitaron en la edición del 2018, en aquella ocasión la cosa se nos quedó un poco a medias porque el recuerdo que guardamos era el de haber visto un show algo aburrido, sobretodo en cuanto al set-list elegido. Sin embargo, ahora la cosa se trataba de celebrar la gira del 50 aniversario de JUDAS PRIEST y, además, tocaban justamente antes que KISS así que debían hacer las cosas bien y, francamente, cumplieron.

La banda que vimos en directo fue la misma que la de 2018, es decir, los miembros originales Rob Halford (70) a la voz, Ian Hill (71) – el eterno bajista – , Glenn Tipton (74) – guitarrista que a día de hoy solamente sale a tocar los tres últimos temas “Metal Gods”, “Breaking the law” y “Living After Midnight” debido a sus problemas con el Parkinson, el batería Scott Travis (60) – que lleva en la banda desde el mítico disco “Painkiller”(1990), Richi Faulkner (42) – guitarra desde 2011 que entró a cubrir la baja de K.K.Downing- y el guitarrista Andy Sneap (52) – guitarra en los directos desde 2018 -. Juntos, tuvieron una hora y media para llevar a cabo con todos los allí presentes la liturgia del metal y lo hicieron presidiendo el altar con el metallian en todo lo alto mientras sonaban los primeros compases de aquel “One shot at glory” del histórico “Painkiller”.

A partir de ahí empezó uno de los mejores set-list que se puedan recordar de la banda y lo digo porque, precisamente, una de las características de Judas Priest es que suelen variar sus listados. Evidentemente siempre están las inevitables como “You’ve Got Another Thing Comin’”, la versión de Joan Baez “Diamonds & Rust”, “Painkiller”, “Electric Eye” o, como no, el momento de sacar la Harley Davidson al escenario y tocar “Hell Bent for Leather” pero, por otra parte, a diferencia de la anterior edición, en este concierto, por poner un ejemplo, la banda se tomó la molestia de rescatar tres temas del disco “Painkiller” (a los dos ya citados hay que añadir “Hell Patrol”), la cual cosa es algo a destacar.

El disco “British Steel” también fue protagonista con tres temas del mismo, a saber, “Metal Gods”, “Breaking the law” y “Living After Midnight” y tampoco se olvidaron del “Defenders of the faith” con aquel “Freewheel Burning” ni de su último “Firepower” con el single “Lightning strikes”.

En cualquier caso, lo que quiero decir es que a nivel de set-lit, éste se basó, fundamentalmente, en su etapa más ochentera, que justamente coincide en la etapa en la que un servidor descubrió a la banda, con lo cual la conexión con el concierto fue absoluta.

En cuanto al escenario, y aplaudo de nuevo a la banda, el espectáculo también ha sido renovado respecto a su anterior visita, cosa que también se agradece y que demuestra que JUDAS PRIEST se toma en serio sus giras y que no se dedica a repetir una y otra vez lo mismo por el mero hecho de hacer caja (a buen entendedor pocas palabras bastan).

Por último, y no por ello menos importante, me gustaría remarcar que me pareció francamente sorprendente el estado vocal del Metal God Halford. Con los años que hace que sigo su actividad en directo ha habido momentos en los que le he visto prácticamente desahuciado y para mi fue realmente impactante ver, no solo como llegaba a ciertos agudos sino como, además, se dedicaba a regalarlos.

Como marca la tradición, “Living After Midnight” ponía el broche de oro a un concierto que, como digo, encumbró a unos JUDAS PRIEST que demostraron estar en uno de sus mejores momentos.

En recientes declaraciones Halford ha anunciado que el nuevo disco podría estar listo para el año 2023 o 2024. Está claro que a Halford y a los suyos a entusiasmo y energía no les gana nadie.

KISS

Y llegaba el momento cumbre del festival. La banda por la que a mayor parte de la gente que abarrotaba Can Zam estaba allí. Un nombre legendario, KISS, que lleva casi 20 años despidiéndose con últimas giras. Esta parece ser «la de verdad de la buena sí que sí» y la titulan como «El Final del Camino».

Paul Stanley y Gene Simmons son gatos viejos. Llevan en esto más tiempo que la puerta y han decidido que, tras casi 40 años, quizá ya va siendo hora de que KISS descanse. Aunque por lo visto en RockFest, uno diría que queda suficiente gasolina en el tanque como para varias explosiones en futuras giras. El tiempo lo dirá.

Lo que está claro es que cuando el cuarteto de NYC toma el escenario a ritmo de «Detroit Rock City» bajando en una plataforma gigante al tiempo que las explosiones y las llamaradas iluminan la noche, la experiencia KISS se pone a tope en cero coma.

Que sí, que Stanley está bastante cascado y tiene ayuda en las voces en más de uno (y de dos) temas; que el numerito de Simmons con el fuego y la sangre está trilladísimo… Pero todo sigue funcionando a la perfección y a la gente le encanta. Hay que reconocer que con Eric Singer y Tommy Thayer, KISS probablemente suenan más potentes que nunca, y si a eso le sumas clásicos básicos de la historia del hard rock americano como «Shout it out Loud», «Deuce», «Cold Gin» o «Love Gun», pues tienes una mano ganadora.

El parón pandémico parece haber sentado bien a la voz de Stanley, que suena más saludable que en sus últimas visitas a la ciudad, y Simmons… pues es Simmons, qué queréis que os diga. Un pro de la cabeza a los pies que nunca falla. El setlist hace concesiones a temas que se prodigan menos como «War Machine» o «Tears are Falling», así como a títulos más nuevos como para dar legitimidad a toda la carrera de la banda («Psycho Circus», «Say Yeah»).

Sin embargo, al final la gente se vuelve loca con los hits de siempre como «I Was Made for Lovin’ You» (con el amigo Stanley haciendo su número de la tirolina sobre el público) o el «Rock and Roll All Nite» que, como siempre, es un fin de fiesta espectacular y perfecto bajo toneladas de confeti, explosiones, luces y guitarras destrozadas. Un ¿punto final? a las visitas de KISS a Barcelona que sube el listón respecto a las últimas visitas y deja a la banda a un nivel que será recordado como más que digno.

OBUS

Finalizado el descomunal espectáculo de KISS y cuando, como aquel que dice, todavía no había acabo de caer toda la lluvia de confeti lanzada por la banda, empezaban a sonar los primeros acordes de “Necesito más” en el escenario del STAGE FEST y saltaban a escena Fortu, Paco, Luisma y Carlos, o lo que es lo mismo, los valientes OBUS dispuestos a compensar la repentina ausencia de SAXON, que inicialmente debería haber sido sustituida por MEDINA AZAHARA y que a última hora y sin explicación alguna, también cayeron del cartel siendo remplazados por los madrileños.

Quien ha visto a OBUS ya sabe de qué van sus conciertos y más ahora que van celebrando su 40 aniversario (se dice pronto) así que durante la hora y cuarto que duró la descarga vimos a un Fortu entregado al máximo, diciendo aquello de “nosotros no tiramos confeti, nosotros hacemos rock and roll” y recordando temazos de la época como “La Raya”, “El que más”, “Te visitará la muerte”, “Que te jodan”, “Autopista”, “Juego sucio”, “Pesadilla nuclear”, “No me lo digas más” (único tema de su último disco “Con un par(2020)”), “Dinero, dinero”, “Va a estallar el Obús”, el solo de batería y percusión de Carlos Mirat mientras Fortu se hacía cargo de las baquetas y, como no, el “Vamos muy bien”, con el que cerraron un concierto de lo más valiente y vacilón que incluyó la acrobacia final de ver a Fortu hacer el pino a sus incombustibles 68.

Acabando ya el concierto, Fortu tuvo la elegancia de dar la enhorabuena a la organización del evento por haber sido capaces de llevar a cabo el festival y los animó a seguir con ello y, como no, agradeció, y mucho, a todos los allí presentes por habernos quedado a apoyar a la banda. Como él mismo dijo, ellos son una banda de “pico y pala” y, una vez más, así lo demostraron.

Señoras y señores, damas y caballeros, fuerte el aplauso para OBUS.

CONCLUSIONES

Este año se cerraba la séptima edición del Barcelona Rock Fest con un cierto sabor agridulce. Desde el año 2019 han pasado muchas cosas y la peor de ellas ha sido, sin lugar a duda, la incertidumbre condicionada por la pandemia de saber si se iba o no a celebrar este querido festival.

Finalmente se ha podido llevar a cabo y creo que hay que brindar por ello. Estoy convencido que el esfuerzo habrá sido titánico, pero al final las bandas que han venido han cumplido y en líneas generales han dado lo mejor de sí. Por su parte, creo que el público también ha dado la talla. Después de los años de espera, de ver como grandes bandas favoritas caían del cartel repentinamente y de los imprevistos de última hora y de algunos problemas de infraestructura, a pesar de todo, el Parc de Can Zam se ha vuelto a llenar y cualquiera que pueda asomar por las redes podrá comprobar los momentos de magia vividos. Los conciertos han sido un verdadero espectáculo y eso solo se puede agradecer a este festival.

Se echó en falta el clásico saludo en pantalla del tipo “GRACIAS, NOS VEMOS EN JULIO DE 2023” tal y como solían hacer en anteriores ediciones. Tampoco aparece ese mensaje en los programas de mano del festival y eso puede hacernos presagiar malos augurios, pero también los había que este año lo daban por perdido y al final el tiempo ha demostrado que se equivocaban. Cerramos, por tanto, de nuevo con incertidumbre.

Espero que ahora que, poco a poco todo vuelve a una relativa normalidad, el espíritu de mejora de la organización se recupere, que no decaiga el ánimo y que siga la lucha por mantener este festival en la capital catalana. Creo que el público ha demostrado su apoyo hacia el Barcelona Rock Fest.

¡ÁNIMO!

Texto: Marcel·lí Dreamevil
Texto Blues Pills, Megadeth, Kiss: Edko Fuzz