A pesar de salir hace tan solo mes y medio, es decir, a finales de año, el decimoquinto disco de Royal Hunt no ha pasado desapercibido y ha sabido hacerse un hueco entre listas de mejores álbumes, repasos del año y demás escaparates. No es para menos, a pesar de las dificultades, porque se trata de un trabajo muy equilibrado que se sitúa tan lejos de la innovación como de la repetición de clichés.

Sara J. Trigueros

Los daneses, con 15 álbumes a sus espaldas, no necesitan ninguna carta de presentación. Tras más de tres décadas produciendo música, una ya sabe a qué atenerse y, más o menos, qué esperar. Dystopia es un trabajo conceptual basado en Fahrenheit 451, que además de ser una obra maestra del cine es una novela de Ray Bradbury muy apropiada para esta tercera década del siglo XXI que apenas hemos estrenado.

Que la banda tiene al frente un teclista (André Andersen) ya lo sabíamos, pero por si había dudas tenemos un corte instrumental a modo de introducción. Apenas un aperitivo para lo que es la verdadera entrada en materia, «Burn»: velocidad y arreglos orquestales en la línea de «Inception F451» (la intro), con el añadido de una gran labor en la sección rítmica (a cargo de Andreas Johansson y Andreas Passmark, batería y bajista respectivamente).

«The Art of Dying» era el adelanto que presentaban en noviembre, si no recuerdo mal. Para él han contado con la colaboración del cantante Mats Levén. El barítono le da un aire más oscuro (no en vano estamos hablando de alguien que ha formado parte de Candlemass), pero se trata de un corte mucho más polifacético de lo que podría parecer y en el que, sobre todo, destaca el buen funcionamiento de la combinación de los dos vocalistas. Hacia el final, tras un pequeño interludio cinematográfico, se vuelve mucho más majestuoso para contrastar con el siguiente, «I Used to Walk Alone». Esta es, sin duda, La Balada del disco, el primer —y único, si exceptuamos los cortes instrumentales— frenazo en seco, un tema en el que la aparición de Alexandra Andersen acompañada primero al piano y, más adelante, con el despliegue orquestal y el acompañamiento masculino, recuerda a algunos momentos de Trans Siberian Orchestra.

Con «The Eye of Oblivion» parece que han repuesto fuerzas y, pese a no estar entre los mejores temas del disco —el recurso a la música clásica en este caso satura más que enriquece—, resulta un buen ejemplo de metal épico y accesible. Mucho más agradecidos me resultan los elementos electrónicos que incluye «Hound of the Damned», que parece alejarse de la gran pantalla para acercarse a la banda sonora que le pondríamos a un videojuego futurista, donde van cobrando cada vez más importancia los elementos progresivos. Algo de riesgo y creatividad que recién sobrepasado el ecuador de Dystopia se agradece bastante.

En la línea de «Burn» o «The Eye of Oblivion», aunque en este caso precedida de una introducción instrumental menos dramática, está «Black Butterflies», a caballo entre el metal neoclásico y el sinfónico. Casi al cierre, por otra parte, tenemos de nuevo un corte algo más original, «Snake Eyes», que se abre con una sección de cuerdas acústica para ir ganando poco a poco más cuerpo y culminar en el tercer y último corte instrumental, «Midway».

En definitiva… puede encontrarse en Dystopia a los Royal Hunt de siempre (pese a que solo quede un miembro de la formación original y haya llovido mucho desde los primeros álbumes) junto a un buen puñado de colaboraciones que contribuyen a dar color y variedad a un disco poco vanguardista pero con suficiente personalidad como para salir a la luz sin tener nada de qué avergonzarse.

Sara J. Trigueros
Temas:

Inception F451
Burn
The Art of Dying
I Used to Walk Alone
The Eye of Oblivion
Hound of the Damned
The Missing Page (intermission 1)
Black Butterflies
Snake Eyes
Midway (intermission 2)