El pasado miércoles fuimos invitados a presenciar el ensayo general de Sôber, de cara a la inminente gira que encararán con su nuevo disco, Elegía, ya en el mercado.

Texto y fotos: Alberto Lopez

La cita fue en Revirock Studios. En un tarde que amenazaba lluvia no podía existir mejor plan que volver a ver a los madrileños de nuevo sobre las tablas.

Antes de que se desatase la pandemia que todavía sufrimos, el último concierto que pude presenciar fue, precisamente, el de Sôber en El Invernadero de Las Ventas.

Desde entonces no había vuelto a catar música alguna en directo, algo que ya me estaba pasando factura, así que aunque se tratase de un ensayo, volver a ver en directo temas que forman parte de mi día a día, fue todo un soplo de aire fresco, de vida, que Carlos, Jorge, Antonio y Manu me regalaron en un día gris.

Sôber, foto promocional

La idea era esa, la de un ensayo: probar, ajustar y ver que las cosas responden. De pasar un rato agradable y poder evaluar el estado de forma de la banda.

Pocos minutos después de las siete de la tarde, abrían fuego con “Diez años”. Un ensayo, si. Con cosas que ajustar, también. Pero vaya como sonaba aquello. Demoledor, como es costumbre en ellos.

Son incontables las veces que les habré visto, de todos los colores, sin que haya habido una de ellas que no me haya “sorprendido” de lo bien que suena esta gente. Mucha culpa de ello, claro, la tiene Alberto Seara, quien también se encontraba por allí a los mandos.

¡Menudo subidón fue aquello! Un gustazo poder ver a Sôber en petit comité, apreciando cada detalle, cada modificación que iban haciendo sobre la marcha para ir ajustando todo.

Esta semana veremos a la banda en el festival Madrid Escena

“Blancanieve” fue la siguiente en caer y fue otro bocado exquisito. La seguirían “La araña” y “Oxígeno” antes de poder disfrutar de uno de los temas nuevos. Muchas ganas tenía de catar alguno de los adelantos que tantas veces me habré puesto en casa o en el coche y ver lo que pueden llegar a ser en un directo en condiciones de la banda. Y lo cierto que la impresión no pudo ser mejor.

“Verona”, y más adelante, “Mi heroína”, sonaron espectaculares. Bien es cierto que si se notó que son temas de reciente creación y, como es normal, se apreció algún que otro desajuste. Pero de lo que no hay duda es que visto lo visto encajaran a la perfección en el set list que la banda decida sacar de gira.

Hubo momentos de pausa para arreglar sonidos que no terminaban de cuajar y otros que tenían a Antonio Bernardini algo incómodo. Todo ello con la mayor naturalidad del mundo y quedando patente porque son lo que son y suenan como suenan, porque cuidan todo hasta el más mínimo detalle.

Un gustazo poder ver a Sôber en petit comité

“Sombras”, “El hombre de hielo”, “Tic Tac” y “Loco” fueron el resto de temas que nos regalaron y que los pocos allí reunidos disfrutamos, y algunos cantamos, como si nos fuera la vida en ello.

Por si esto fuera poco, salí de allí con “Elegía” firmado, corriendo a casa para poder degustarlo con tiempo, con mimo y como se merece cada nuevo lanzamiento de Sôber. Pronto podréis leer mis impresiones de un disco, ya lo adelanto, que tiene mucho que decir y mucho que paladear.

Gracias a Roberto Villandiego y a Sôber por regalarnos una tarde que no se olvidará fácilmente. Deseando que llegue el día de poder verlos otra vez en acción, ya con todo engrasado y con un público entregado.

Un auténtico placer.

Texto y fotos: Alberto Lopez