The Darkness + Blackfoot Gypsies – 3 de Noviembre’17 – Sala Razzmatazz 2 (Barcelona)

El caso de los británicos no deja de seguir siendo sorprendente. Su fantástico primer álbum arrasó con todo cuando nadie lo esperaba y con el éxito masivo llegaron los excesos. Ese estado de inestabilidad en el seno de la banda hizo que todo explotara y que el líder Justin Hawkins abandonara la nave. Tras unos años enzarzados en proyectos separados, los hermanos Hawkins enterraron el hacha de guerra y con Justin totalmente limpio de drogas, la banda inició una segunda andadura. Y ahí están, girando sin parar y sacando discos que siempre son, como mínimo, dignos. En esta ocasión, la banda llegaba a nuestras tierras para presentar "Pinewood Smile" (2017), el quinto disco en estudio recién salido del horno.

Texto y Fotos: Edko Fuzz

Para calentar el ambiente aparecieron en escena los cachondos Blackfoot Gypsies, una banda de Nashville que gira sin parar y la cual prometía fuertes emociones. Y no defraudaron en absoluto. Este cuarteto liderado por Matthew Paige a la guitarra y las voces practica una mezcla de country rock con espíritu punk que a veces te hace pensar en Johnny Thunders haciendo versiones de Jason and The Scorchers, así de claro. También hay momentos que viran más al blues sesentero de los Stones de la primera época. Paige se entiende a la perfección con el bajista Dylan Whitlow, y completan la formación el batería Zack Murphy y el cachondo Ollie Dogg a la harmónica y el solo de silbidos (sí, en serio).

  

Blackfoot Gypsies nos obsequiaron exclusivamente con temas del que es hasta ahora su último álbum de estudio, "To the Top" (2017) como "I’m so Blue", que abrió la velada, "Everybody’s Watching" o "Promise to Keep". Y la verdad es que el corto set de estos adorables locos de Nashville dejó a todos con ganas de más, pues montaron una buena fiesta de puro rock and roll, demostrando el buen gusto de The Darkness a la hora de escoger teloneros para esta extensa gira.

Poco después, los locos británicos saltaron a escena a ritmo de su pseudo-plagio de The Cult, "Open Fire", y ya tenían al público en la palma de su mano. Justin saltó a escena con un mono dorado con botas a conjunto, mientras que Frankie Poullain aporreaba su Gibson Thunderbird en un traje de lamé rojo. En el otro lado, Dan Hawkins llevaba una chaqueta de chándal y, cómo no, una camiseta de Thin Lizzy debajo. Como siempre, la imagen ante todo.

   

Pero sería un error quedarse en ese mero detalle, pues The Darkness han demostrado con el tiempo que el mantenerse alejados de las sustancias peligrosas les ha hecho subir muchos enteros como banda de directo. Y es que nadie puede negar que a 2017, The Darkness suenan como una apisonadora.

El setlist lo siguen basando en ese disco de debut, "Permission to Land" (2003) con hitazos como "Love is Only a Feeling", "Friday Night" (apropiadísima para esta festiva noche de viernes), "Givin’ Up" o "Black Shuck". De todas maneras, la banda no se olvida de que ha venido a presentar un nuevo disco e interpreta varios de los temas que lo componen. Sin embargo, esta vez les ha salido un disco tirando a discreto y el ritmo del concierto se resiente de ello en ocasiones.

  

Las reacciones del público a temas como "One Way Ticket", "Every Inch of You" o, por supuesto, "Growing on Me" o la final "I Believe in a Thing Called Love" que cerraría el show, demuestran que este "Pinewood Smile" aún no ha sido asimilado por los fans.

El otro lastre del show, a parte de su falta de ritmo, fue el volumen ensordecedor con el que nos castigó el técnico de la banda. Es creencia popular y aceptada que el rock, cuanto más alto, mejor. Y hasta cierto punto así es, pero cuando se supera el umbral del dolor y ello perjudica, además, la calidad del sonido del conjunto quizá vale la pena replantearse aminorar un poco para mayor disfrute del personal. Aparte de eso, Justin sigue siendo el rey de la fiesta con sus bizarros relatos, su (cada vez más perjudicado) falsete y sus peripecias sobre las tablas.

  

No fue un show memorable, ni mucho menos, pero The Darkness volvieron a demostrar que son uno de los estandartes más representativos en la actualidad del hard rock clásico de estadios con riffs atronadores, estribillos coreables, focos a mansalva y solos de guitarra. Una banda con una solvencia fuera de toda duda. Que así sigan por muchos años.

Texto y Fotos: Edko Fuzz