The Night Flight Orchestra. Vaya. Quinto álbum de un side project que ya no se puede considerar como tal. 5 discos en 7 años me parecen una actividad lo suficientemente arrolladora como para darle algo más de bombo. Aeromantic has landed, my Friends.

Vuelve la azafata más sensual del panorama musical, vuelven los rollers, la mirror ball, el champagne, la farlopa y las gafas de aviador. ¿Qué podemos encontrar en este nuevo alzamiento de la nave sueca? Pues bien, AOR, funk, easy-listening. Desde la ELO pasando por Alan Parson Project, Foreigner o Boston. ¿Es tu rollo? Adelante, pues.

La pequeña broma sonora de Strid y D’Angelo no solamente ha tomado cariz, forma y fondo sino que, además se ha consagrado. Los 80’s vuelven con fuerza. Estamos convencidos que Disco Stu estaría más que fascinado con este disco. No puedo dejar de conformar la imagen del psycho-killer más glamouroso del planeta, Patrick Bateman, haciendo sus ejercicios de fitness en casa con su estéreo tronando con los temas de la Night Flight Orchestra.

Con esta nueva entrega, los suecos siguen más o menos la estela de sus anteriores discos, pero intentando recomponer el estilo para no recaer en el mismo concepto eternamente y, es de agradecer porque la frecuencia de lanzamiento de discos es tan corta que corren el riesgo de sobresaturar la fórmula.

El denominador común de estos temas es la inmediatez con que se te pegan en el cerebro como algodón de azúcar. Mientras la luctuosa azafata francesa nos da instrucciones precisas.

Desde la bombástica Divinlys, groovie, urgente, menos sorpresiva por su similitud estilística con el resto del repertorio de la banda hasta la azucarada Curves, existe un amplio catálogo regido por un mismo hilo conductor: teclados brillantes, guitarras claras y precisas.

Golden’s Swansong, por ejemplo, puede retraerte a las epopeyas de Rocketman, Elton John. De aquí al infinito. Canciones que rallan la banda sonora para teleseries ochenteras. Dale una escucha por ejemplo a This Boy’s Last Summer que me recuerda terriblemente a mi infancia y a una serie llamada Maquillaje sobre unas top models metidas a detectives (existe algo más ochentero que eso) con banda sonora de Bonnie Tyler: I need a hero. O fíjate en Transmissions, si sonara mientras Rocky le da guantazos épicos a un trozo de ternera colgada de un gancho…¿a quién extrañaría? A mí no, por supuesto.

Con todo esto, ¿qué aporta este disco? Pues claramente afianzar el AOR, la inocencia, un poco de caspa y pachuli, pero con un estilazo tremendo. Suecia sigue siendo muy deudora de ABBA y por sancristo que NFO los evocan en más de un pasaje. Aquí no hay sitio para la contundencia de Soilwork ni Arch Enemy. Aquí encontraras el otro lado de la balanza. A veces uno no sabe muy bien cómo tomarse a esta banda, si demasiado en serio o demasiado poco. Pero la es que verdad que contiene himnos disco enormes: Dead of Winter es un buen ejemplo de ello.

Aun así, acércate a este álbum sin prejuicio alguno a menos que tu dieta sonora contenga altas dosis de Camel, Journey, Toto o REO Speedwagon. Si éste es el caso Night Flight Orchestra es tu zona de confort, una bocanada de aire fresco, un ciclón de laca y discotecas con el suelo de colores.

Marcel Palagós

Temas:

1. Servants of the Air (6:28)
2. Divinyls (3:45)
3. If Tonight Is Our Only Chance (3:13)
4. This Boy’s Last Summer (3:59)
5. Curves (4:05)
6. Transmissions (5:44)
7. Aeromantic (4:13)
8. Golden Swansdown (4:16)
9. Taurus (2:54)
10. Carmencita Seven (6:13)
11. Sister Mercurial (3:45)
12. Dead of Winter (6:07)
13. City Lights And Moonbeams (4:16)