En los últimos 5 años han pasado muchas cosas en el mundo del prog más actual: Opeth se han asentado en ese territorio tan ansiado por Akerfeldt con sus últimos discos. La disolución de una banda tan increíble como fue Beardfish. El nacimiento de “supergrupos” como Flying Colors, The Aristocrats o The Mute Gods. Los tristes fallecimientos de Andrew McDermott y Piotr Grudznski en Threshold y Riverside respectivamente. La edición de discazos de bandas como Marillion, Transatlantic, Sound Of Contact, Messenger, Astra… Quizás demasiadas cosas para los suecos Wolverine, que han vuelto a tardar un lustro en sacar un nuevo disco como ya pasó entre “Still” (2006) y “Communication Lost” (2011).

Jaime Arjona

Hay bandas de peso que pueden estar sin problemas un gran periodo de tiempo sin ofrecernos nada discográficamente, más si hacen giras o festivales de por medio. Sabemos que están ahí, sabemos que pronto nos deleitarán con un nuevo trabajo. Después hay otras de un nivel más bajo en popularidad, menos conocidas (pero no por eso menores en calidad), que se dejan ver menos por los escenarios incluso. Estas últimas, plantarse tanto tiempo sin una novedad puede significar perder el tren, y dentro de algo tan vertiginoso como es hoy en día el mundo del prog… poco menos que la muerte.

Al contrario de lo que pasó con su predecesor creo que esta larga inactividad discográfica puede pasar factura a Wolverine. Aun así, sin apenas información en las redes sobre ellos y con una promoción casi nula, tenía mucha expectación en escuchar lo que me ofrecerían de nuevo los suecos. “Machina Viva” es un disco que abre con la torpe “The Bedlam Overture”, una pieza de casi 15 minutos de duración que bien podría resumir ella sola las sensaciones que he tenido al ir analizando el disco. Y esas sensaciones, contradictorias en la mayor parte del tiempo, son que Wolverine han realizado un aceptable ejercicio musical, tanto instrumentalmente como vocalmente (con la cálida y geofftatiana voz de Stefan Zell), y que la producción vuelve a ser cristalina y majestuosa, pero que el pasar de los temas, uno tras otro, se convierte por momentos en algo intrascendente, con muy pocos destellos de luz, efímeros en muchos momentos. Así lo demuestra cuando uno de los mejores cortes, “Machina”, dibujado de manera in crescendo sobre un lienzo electrónico y con ejercicio vocal envidiable, se rompe con un final precipitado y atropellado, dejándote con la miel en los labios. El siguiente corte,“Pile Of Ash”, te arrebata definitivamente esa miel aburriéndote y dejándote frío. Un momento así de desagradable vuelve a pasar con “When The Night Comes ”, compositivamente perfecta, poderosa y energética, donde Zell vuelve a dejar muy alto el listón, pero lamentablemente sucedido nuevamente por “Nemesis” y “Sheds”, 2 temas que me hacen llegar al final del disco un tanto a trompicones, admitiendo algún bostezo que otro, sobretodo con ese cierre de disco tan anodino.

Durante toda la escucha he notado que 5 años son muchos años, y que la banda ha perdido fuerza, emoción, elegancia, y que han habido muy pocos momentos donde me he enganchado realmente a la escucha de este conformista “Machina Viva”, plástico que hará que Wolverine se sigan quedando (…quien sabe si 5 años más) en esa zona del prog tan poblada de bandas que pudieron llegar a…y se quedaron en…

Jaime Arjona

Temas:

1. The Bedlam Overture 14:39
2. Machina 05:17
3. Pile Of Ash 04:17
4. Our Last Goodbye 07:44
5. Pledge 07:50
6. When The Night Comes 07:45
7. Nemesis 09:20
8. Sheds 06:50