Siempre relacionadas con el underground americano o europeo las bandas de versiones siempre se han visto como algo fetichista de los fans más “selectos” para parecerse a sus ídolos.Por otro lado y aparentemente, es otra forma de vivir la música ya que sólo viven por y para la música de sus ídolos. Despreocupándose de componer temas propios , conseguir contratos discográficos o promocionar su nuevo disco, convirtiéndose al 100% en animales de directo…. Aumentando su experiencia en los escenarios notablemente.

La verdad es que hasta el año pasado en el Extremúsika no vimos ese potencial que comentaba antes de las bandas de versiones españolas, ya que tampoco eran muy reconocidas por no contar con la aprovación de las bandas originales como pasa en alguna otra banda de versiones de ámbito “europeo-internacional”.Saliendo de tópicos volvíamos a la Sala Zero, comenzaban a sonar los primeros acordes de “The Hellion” indicando el inicio de la descarga de Killing Machine. El setlist desarrollado a continuación lo podrían haber tocado el grupo original ya que se conformaba de los clásicos de la banda, set-list que llevan haciendo Halford y los suyos después de la reunión…

El grupo hacía gala quizá de esos tópicos que hemos estado hablando, ya que se presentaron cada uno con un nombre de Judas Priest… “Turbo Lover” a la voz, “Grinder” y “Tyrant” a las guitarras, “Sentinel” al bajo y “Painkiller” a la batería. A su vez el cantante del grupo salió atabiado con el mejor de los vestuarios para recordarnos lo máximo posible a Rob Halford, con su gorra, gafas de sol y látigo….

Después de la mítica intro venía su continuación en “The Electric Eye” mostrándonos a “Turbo Lover” como un alumno aventajado del Mr. Halford ya que derrochaba actitud en cada segundo del tema, haciendo poses y agudos con reverb “como el de verdad”. Seguían cayendo grandes temas, temas de los que hemos oído cien mil veces y nunca nos cansaremos de oir como “Metal God” que Turbo Lover también cantaba imitando los movimientos de un robot.  La verdad es que con los primeros temas la sala estaba a media entrada y un tanto apagada… Pero fue comenzar a caer clásico tras clásico y el ambiente comenzó a enloquecer y la gente a implicarse con la banda. Sonaron como decimos “Breaking the law”, “Victim of Changes”, “The Sentinel”, “Painkiller” con un trabajo a la batería formidable  entre muchos otros temas…. Acabando con  “Hell bent for leather” y “You’ve got Another Thing Comin’” en vez de “Living After Midnight” como tenian en el set-list.

A nivel técnico, ya hemos dicho que bandas de este estilo solo se preocupan en tocar los temas de sus ídolos, perfeccionándolos hasta niveles muy altos, como es el caso de Killing Machine. Todos ofrecieron un papel muy digno en sus respectivas interpretaciones, sobretodo los guitarristas del grupo. Tyrant y Grinder además de tener el papel de tocar como Tipton o Downing digamos que han evolucionado más allá y ofrecen un lado más técnico a las interpretaciones de Judas. Sobretodo Tyrant hace alarde de multiples técnicas que quizá los guitarristas originales no harían innovando así al menos en las canciones del grupo.

Dejando la parte más técnica de KM tenemos por otro lado la actitud que ofrece Turbo Lover, es el encargado de comunicarse con el público y desprender ese feeling “chulesco” a nivel interpretativo que Halford nos tiene acostumbrados. Centrándonos en Turbo Lover es obvio que no llegaría a los tonos originales de Halford, pero si que hay que decir que cumplió con una escena muy completa emulando con los mismos efectos las voces con reverb de Halford, o algún agudo como los de “Touch of Evil”. La base rítmica del grupo formada por “Painkiller”  y “Sentinel” también fue de lo más efectiva en todos los temas, destacando el trabajo de “Painkiller” en el tema que tiene su mismo nombre. Aunque tuvieron el factor de ser los primeros de la noche, Killing Machine salieron victoriosos de la Sala Zero gracias a su arsenal de clásicos interpretados de manera más que notable.

Después de su actuación el público estaba muy animado y quería otra descarga de clásicos, esta vez por parte de Ankes, así que el cambio de equipo se hizo un poco largo.
Al igual que sus “padres” en alguna de sus giras pasadas Ankes utilizaron una pieza de música clásica, “Carmina Burana” creo que fue… Para empezar con “Be quick or be dead”. Al igual que Killing Machine, Ankes dispuso un set-list de grandes clásicos para que la gente disfrutase al máximo, y que perfectamente Dickinson y los suyos podrían tocar en una de sus giras.

Como decíamos al principio, los miembros de estos tipos de bandas tienen una dilatada experiencia en conciertos, como pudimos ver en Killing Machine. Y ahora veíamos en Ankes… Jose tiene la “suerte” de poder emular cantando a la voz de Dickinson dando más “veracidad” a la banda. Aunque no tuvieran a los tres guitarristas de la banda original los dos que están en Ankes hacen muy bien su función, Diego la parte de guitarras rítmicas y algún solo y Joan (con máximo parecido a Adrian Smith) el resto de partes solistas, donde le seguían Paco al bajo y su tocayo en la batería.

El set-list fue de lo más entretenido y variado posible  siguiendo con “Wrathchild”, la coreable “The Evil that men do”, “Seventh Son” y su parte instrumental al final del tema que todos ejecutaron muy bien. Siguieron con “The trooper” con la correspondiente locura del respetable… Volvían a sonar los altavoces de La Zero para reproducir la intro de “The Number of the Beast”, otro tema que volvío locos a todos los del público con tan mítico estribillo. “Iron Maiden”, “2 minutes to midnight”, “Feark of the Dark” y la extensa  “Hallowed by the name” fueron las que completaron el set-list de Ankes.

Al igual que Killing Machine, Ankes cuidaron mucho su puesta en escena hasta el punto de que en varios temas de su set apareció su Eddie particular, bautizado como “Robbie” haicendo más atractiva su apuesta a nivel visual.Como bises nos ofrecieron el “Run to the Hills” y la melódica “Wasted Years” para acabar de poner el broche a tan digna actuación.

Gran concierto de metal clásico demostrando que no sólo de Metal Extremo y/o similares vive Tarragona, que se repita pronto.

Texto y fotos: David Aresté