La última actuación de la banda data del 21 de octubre en la sala La Palma,
en Reus, y al parecer, a juzgar por conversaciones mantenidas con Nacho Watters,
guitarra y miembro fundador de la banda, el concierto no acabó de cuajar teniendo,
como de costumbre, innumerables problemas técnicos.

Dicho todo esto a modo de introducción, y para dejar entrever que tal vez los
Winter no estén atravesando su mejor momento, es el momento de comentar lo acontecido
la pasada noche del 23 de diciembre en la sala Onphono de Riudoms.

El concierto se llevó a cabo gracias a Produccions Demencials, y reunió a tres
bandas locales, a saber, TRUCKSTOP MANIACS (Reus- Tarragona), que según nos
comentaron vendrían a ser la equivalencia nacional de CHILDREN OF BODOM y TRIVIUM,
en segundo lugar a DEMENTIA (Reus), cuya actuación nos dejó bastante indiferentes
a pesar de que tuvo bastantes seguidores en las primeras filas, y, por último,
a BLACK WINTER, que volvían a la carga tras algunos meses de inactividad.

Si alguno de los lectores es habitual de las crónicas que suelo
redactar acerca de los catalanes, se darán cuenta que mi opinión hacia ellos
es harto generosa y que siempre me he erigido como fiel promotor y defensor
del talento de la banda. No obstante, lamento decir que en esta ocasión algo
en la maquinaria de Black Winter falló y se evidenció de manera excesiva bajo
mi humilde punto de vista.

En primer lugar hay que decir que debido a factores externos, el bajista de
la banda y uno de los principales motores en sus actuaciones, tuvo que tocar
sentado debido a un inoportuno esguince en la pierna. En segundo lugar la estrechez
del escenario propició el hecho que en numerosas ocasiones el pelo de Juanito
se enredara, literalmente hablando, con el clavijero de la guitarra de Nacho
haciendo que éste estuviera durante la actuación mucho más pendiente de las
embestidas de Juanito que del público.

Respecto a Dani, eso si, muy correcto en la ejecución y mostrando claro entusiasmo,
igual que Edu, el bajista, que pese a su obligada postura en más de un momento
temí que se iba a levantar a juzgar por sus crecientes movimientos y por el
mal humor que iba mostrando poco a poco por un molesto toldo de plástico que
no hacia más que molestarle en la cabeza gracias, entre otras cosas, al cable
que Juanito rompió sin querer ocasionando que dicho toldo «acariciase» insistentemente
las melenas del bajista.

Álvaro, el batería, seguía repartiendo baquetazos a diestro
y siniestro y a pesar de que él mismo, tras la actuación, manifestó no haber
estado en muy buenas condiciones para tocar, lo cierto es que, como de costumbre,
echó toda la carne en el asador.

Y no íbamos a obviar al líder de la banda, al carismático Juanito (que cada
vez hace más honor al diminutivo teniendo en cuenta que este hombre esta perdiendo
peso a marchas forzadas). Aquí es donde radica mi principal preocupación. Juanito
está menguando y su voz parece empezar a resentirse. Me quedé verdaderamente
sorprendido al comprobar que Juanito no era capaz de alcanzar ni un solo de
los registros a los que nos tiene acostumbrados. ¿Qué pasa con los berridos
iracundos? ¿Qué ocurrió con esa forma de vomitar guturalidades cual salvaje
vocalista death?. Por motivos que desconozco a Juanito no se le oía y le resultaba
realmente difícil gritar. Tal vez la falta de ensayo o, sencillamente, un cambio
de su estado físico haya sido el causante. O tal vez simplemente se trate de
un mal día, que es lo que prefiero pensar, pero me dio la sensación de estar
viendo lo mismo que un buen día le pasó James Hetfield cuando decidió que nunca
más iba a berrear en sus conciertos.

El set list fue el que viene siendo habitual pero pobremente ejecutado. El
primer corte «Versus» fue prácticamente irreconocible y nos dejó bastante sorprendidos.
Le siguió un «Revenge» bastante descafeinado sobretodo por lo comentado sobre
el estado vocal de Juanito (sencillamente no se le oía). Como temas inéditos
le tocó el turno a «Red One» para retornar con el clásico «Between Reality and
Space» donde sorprendentemente fue la aportación a los coros de Nacho los que
llegaron a salvar el estribillo (cuando lo habitual es que éste quede en un
plano secundario respecto a Juanito).

«The Cradle» se presentó como un nuevo tema que hará falta escuchar unas cuantas
veces más para acabar de valorar. Tras «Jane Doe» llegó el turno de System of
a Down, la versión de «Toxicity» y la extraña decisión de dejar en manos del
público el micrófono para que cantaran el estribillo (y digo extraña porque
entre los propios miembros de la banda hubo alguno que no acabó de entender
esta aparente «dejadez» aunque, por otra parte, a mi me pareció un gesto divertido
y guasón). «As a weapon» fue el encargado de despedir el show aunque aún guardaban
una bala en la recámara que se vio traducida en el lanzamiento en directo del
que todavía es un embrión llamado «Invisible Level» que me trajo a la mente
ciertos retazos musicales de Slipknot (muy interesante).

Al finalizar el show tuvimos ocasión de conversar con la banda y no podemos
desprender que la satisfacción fuera el calificativo que utilizaran para definir
su actuación. Sinceramente, la maquinaria esa noche falló. Tal vez falte engrasarla
de nuevo y recuperar el estado de forma del que presumían en verano o en los
tiempos en los que grabaron su disco. Dejemos, por tanto, que surta efecto el
dicho «Año nuevo, vida nueva».

Texto: Marcel.lí Dreamevil
Fotos: Vicente Ramírez

SET-LIST:
1.- Versus
2.- Revenge
3.- Red One
4.- Between Reality and Space
5.- Nothing Important Happened Today
6.- The Cradle
7.- Jane Doe
8.- Toxicity
9.- As a weapon
10.- Invisible level.