Vuelven a la actualidad uno de los bastiones del black-metal absolutamente entronados durante la primera mitad de la década de los ochenta y que fue víctima de sí mismo al pretender dar un giro a su estilo hacia cortes más comerciales ofreciendo una extraña e inexplicable mezcla de black-glam-rock a partir del infumable “Cold Lake” (1988) y sucedido de “Vanity/Nemesis” (1990) que pese a pretender remontar el vuelo no hizo más que acabar de sepultar a los suizos en su propia tumba que se vería rematada por un triste y agónico recopilatorio “Parched With Thirst I Am Dying” (1992) tras el cual la banda de Fischer desaparecería de la escena.

Por tanto, haciendo algo de historia, si tenemos en cuenta que la primera publicación de Celtic Frost data de 1984 con el histórico “Morbid Tales”, seguido de una de las portadas más famosas del género por aquel entonces en formato EP con “Emperor’s Return” (1985) junto al demoníaco To Mega Therion (1985) y el aclamado “Into the Pandemonium” (1987) y que a partir de entonces la carrera de Celtic Frost inició su descenso de manera irremediable, estamos hablando de una banda que consiguió encumbrarse como uno de los estandartes del black-metal en tan sólo 4 años y eso les convierte en leyenda.

La opinión de muchos podrá ser que una leyenda no se forja en solamente 4 años pero otros llegaron a ensalzar a estos suizos como uno de los máximos exponentes del creciente género extremo, entre otras cosas, gracias a esa estética demoníaca que por aquel entonces, hace ya más de 20 años, resultaba tan novedosa (cabe recordar que en 1984 comenzaban a ver la luz Metallica, Slayer, Anthrax, Venom y demás estandartes del metal).

Tras este largo período de silencio asistimos una vez más al más que habitual recurso económico-discográfico llamado “reunión”. Si lo propio hicieron Iron Maiden, Judas Priest, Europe o, en el terreno más agresivo, Anthrax, Exodus, Heathen, Vio-Lence o Venom, menos iban a ser Celtic Frost que resurgen prácticamente del olvido para intentar rehacer aquello que ellos mismos deshicieron.

Es así como el próximo 29 de mayo verá la luz “Monotheist”, oficialmente el 7º trabajo de la banda en 22 años cuya principal curiosidad reside en el hecho de que ha sido el prolífico productor Peter Tägtgren (Hypocrisy, Dimmu Borgir, Immortal) el que se ha encargado de modernizar el sonido de las composiciones presentadas por los recién reunidos miembros originales Tom Fischer (voces y guitarra) y Martín Eric Ain (bajo y voces) añadiendo al batería Franco Sesa.

Con un sonido de guitarras modernizado y una cuidada producción, tenemos ante nosotros un disco de casi 70 minutos de duración y un total de 11 temas que navegan en el terreno de la más tenebrosa oscuridad y ambientes terroríficos e incluso claustrofóbicos con cortes absolutamente dramáticos y apocalípticos como puedan ser “A dying god coming into human flesh”, “Domain of decay” o la trilogía “Totengott” – “Synanoga Satanae” (densísimo tema de 14 minutos) y “Winter (Réquiem, Chapter Three: Finale)”. El resultado final es una amalgama de sensaciones ancladas en el mismísimo infierno desde su lado más doom, denso y pesado que convierten a este “Monotheist” en un disco de difícil digestión y un tanto aburrido.

Marcel•lí Dreamevil

Temas:1. Progeny, 2. Ground, 3. A Dying God Coming Into Human Flesh, 4. Drown In Ashes, 5. Os Abysmi Vel Daath, 6. Obscured, 7. Domain Of Decay, 8. Ain Elohim Triptych, 9. Totengott, 10. Synagoga Satanae, 11. Winter (Requiem, Chapter Three: Finale)