Isolation Festival. 15/05/2020

Parece que vamos a tener que buscar diferentes formas de ver conciertos durante algún tiempo, así que el pasado jueves, Century Media nos propuso un pequeño festival en streaming, en el que participaron 13 de sus bandas, tocando entre dos y cuatro canciones cada banda, desde su casa o su local de ensayo. Al final quedó un experimento muy curioso, con algunos grupos que supieron transmitir y aprovechar este formato y otros que no tanto, pero que se agradecieron igualmente.

Quim Torres

Sorprendentemente, fue el primer grupo, Baest, el que mejor lo brilló en este sentido. Los 5 daneses se juntaron en un local de ensayo dispuesto como escenario y dieron 20 minutos de buen Death Metal, con una buena puesta en escena, un sonido contundente y muy claro, a pesar de las condiciones, y un buen juego de cámaras, todo llevado con una naturalidad que te hacia disfrutar realmente del concierto y mover la cabeza al ritmo de sus riffs pesados y cortantes. Baest, además de hacer que el espectador se sintiera desde el principio integrado en el show desde el sofá de su casa, fue un buen descubrimiento que encantará a los amantes de grupos como Death o Carcass.

Como decía, hubo otros grupos que no supieron o no pudieron darle a su concierto una verdadera sensación como tal, principalmente porque no podían tocar juntos, es el caso de Hideous Divinity, que, pese a que su música es realmente intensa, no consiguieron transmitir-la, por su puesta en escena estática y poco dirigida al público, sino que más bien parecía un video de estudio. Sin embargo, los siguientes sí que consiguieron sacarle provecho a esta situación, pues, pese a que los músicos también estaban separados en sus respectivas casas, Svart Crown tuvieron una buena puesta en escena y hacían juegos de planos que le daban más dinamismo al show. El Black/Death de este cuarteto francés es realmente personal e interesante, en el que encontramos influencias tan distintas que van desde Gojira hasta rozar el Post-Black, con lo cual, consiguieron arrastrar al espectador hacia su abismo particular, sobretodo en la última de sus canciones “Exoria”.

A continuación, fue el turno de The Offering, el grupo más ecléctico de la noche con diferencia, con su Metal moderno que abarcaba diversos estilos, quizás demasiados para mi gusto, aunque la actitud del cantante hacía pasar un buen rato delante de la pantalla. Bonded fue otro grupo que pasó sin mucha pena ni gloria con su propuesta de Thrash/Groove con toques sureños. Y los alemanes Deserted Fear dieron un buen directo, divertido y ameno, que nos hizo disfrutar un Death Metal melódico bastante fresco.

Entonces llegó el turno tan esperado de los nacionales Angelus Apatrida, que, pese a estar cada uno en su casa, interactuaban entre ellos, como por ejemplo chocando sus puños virtualmente. Empezaron con una canción que, por desgracia, siempre va acorde con los tiempos, pero ahora más aun, “Sharpen The Guillotine”. Con un sonido mejorable, pero aun así muy a la altura, dieron un directo intenso, con casi la misma actitud enérgica que desprenden en los escenarios. Siguieron con “Downfall of the Nation” y, tras un pequeño amago del riff principal de “Cowboys From Hell” de Pantera, continuaron con la frenética “Serpents on Parade”, de su anterior disco Hidden Evolution, para acabar con “You Are Next”, y dejándonos con ganas de algunos temas más.

En este caso, “los siguientes” fueron los finlandeses Omnium Gatherum, que se encontraban todos juntos encima de un escenario, de manera que nos ofrecieron una experiencia bastante cercana al concierto, salvando las obvias distancias, aunque tan sólo fue durante una canción, “Be The Sky”, de su último trabajo The Burning Cold, algo que pareció un poco decepcionante, pese a la puesta en escena que habían preparado. Más largo y agradecido fue el concierto de Lucifer, que nos cautivaron con su Occult Rock de influencias setenteras desde su acogedor local de ensayo, en el que, por cierto, es prácticamente imposible respetar las distancias de seguridad. El grupo liderado por Johanna Sadonis presentó dos canciones de su último trabajo “III”, publicado recientemente y que está teniendo una buena recepción entre sus seguidores y terminó un buen directo con “Reaper on Your Heels”, del anterior álbum. Fue un directo cercano e informal, con un sonido orgánico que le viene muy bien a la banda.

Volvimos a ver los músicos separados en Borknagar, que pese a tener una puesta en cámara más bien sosa, valió totalmente la pena verlos por su calidad musical, con las canciones “Voices” y “Up North”, ambas de su último trabajo. Su mezcla de Folk, ambient y algo de Black te transporta a inhóspitas tierras nórdicas que recorrer con melancolía. Voivod, por otra parte, también actuaron separados, pero, sin embargo, fue bastante aburrido para mí, en que lo único que captó mi atención fue la vestimenta y la actitud humorística del cantante, pero quizás porque, personalmente, su música no ha captado nunca el interés de un servidor, ni siquiera en esta ocasión.

Llegamos hacia al final con Insomnium, que aparecían sobre el mismo escenario en el que habíamos visto momentos antes a Omnium Gatherum; por suerte ellos se dignaron a tocar dos canciones: “While We Sleep” y “Heart Like a Grave”, con lo cual pudimos disfrutar algo más de esta sensación de concierto. Para acabar, nos deleitaron los suecos Dead Lord con su potente Rock traído de los setenta y su actitud enérgica, con lo cual hicieron que éste fuera otro gran descubrimiento de la noche.

En definitiva, el Isolation Festival fue una buena experiencia que mantuvo conectados a la vez durante toda la noche a unos 3.000 oyentes en directo, aunque creo que a todo el mundo le decepcionó un poco que todos los conciertos duraran tan poco. Sin embargo, creo que principalmente, esto funcionó como experimento para probar las nuevas formas de acercar la música en vivo al público, en la cual vimos propuestas que resultaron muy acertadas, como es el caso de los ejemplos que más destacaron: Baest, Svart Crown, Angelus Apatrida, Lucifer, Insomnium o Dead Lord, que actuaron dirigidos al público y con la naturalidad de cómo si llevaran toda la vida haciéndolo así, consiguiendo acercarnos a esas sensaciones que tenemos cuando asistimos a un concierto en carne y hueso.

Quim Torres