Sabaton + Apocalyptica + Amaranthe – 05 de Febrero 2020 – Palacio de Vistalegre, Madrid
Cierto es que Sabaton, compositivamente hablando, siguen estando algo estancados, aunque su último disco, “The Great War”, el cual venían presentando, muestre síntomas de mejoría. Pero de lo que no hay duda es de que en directo es otro cantar, y como banda no hacen más que subir como la espuma. En esta ocasión venían con su producción más ambiciosa hasta la fecha y les salió bien. Muy bien.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López
Además, para ir abriendo boca, traían consigo a dos bandas de la talla de Apocalyptica y Amaranthe, ni más ni menos. Todo un lujo de cartel que la gente disfrutó a lo grande. La única pega que habría que mencionar es que las dos bandas invitadas tocaron con bastante parafernalia de Sabaton ya montada, como las trincheras en todo el frontal del escenario, lo cual se hacía un tanto extraño y además mermaba un tanto el efecto sorpresa que luego pudiesen producir los cabezas de cartel. Entiendo que fue en aras de agilizar el último cambio de escenario, pero aun así restó algo a cada uno de los shows.
Los primeros en salir a las tablas, pocos minutos después de las siete de la tarde, fueron Amaranthe. Con su propuesta fiestera y cañera a partes iguales, con esos estribillos tan cantables y esas estrofas destroza cuellos, pronto tomaron el mando de un recinto que presentaba ya una buena entrada, algo que muchas veces no ocurre con el primer grupo de la tarde/noche, lo cual significaba que había ganas de verles. Tras la intro, enseguida atacaron “Maximize”, de su cuarto álbum. Los seis integrantes de la banda se distribuyeron rápidamente por el escenario, sin dejar un momento de moverse. Nils y Henrik alternaban limpios y guturales durante la estrofa a la espera de que Elize hiciera de las suyas con el estribillo. La fórmula es prácticamente la misma para cada canción, pero realmente enganchan y mueven a un muerto.
“Digital World” siguió por los mismos derroteros y no tardó en caer el primer bombazo de la noche: “Hunger”. El tema con el que prácticamente se dieron a conocer y que allí cantó un buen número de gente mientras la banda se mostraba contundente y bien engrasada. Era momento para el respiro y Nils nos pidió que sacáramos los móviles a modo de iluminación antes de encarar “Amaranthine”, su tema más sosegado y que produjo una bonita estampa del Palacio de Vistalegre. Para “GG6” fue Henrik el que tomó el mando, siendo este quizá el tema donde más protagonismo tenga, al tratarse de los más cañeros de la discografía de la banda. El público no se quedó atrás, cabeceando y botando. Junto con “Helix”, la siguiente, fueron la representación del último disco de la banda en el setlist.
Con “That Song” nos hicieron más partícipes aun de la fiesta, siendo nuestras palmas grandes protagonistas al principio y al final de la canción, en la que incrustaron un pequeño homenaje al “We Will Rock You” de Queen. La triada final, compuesta por “Call Out My Name”, “The Nexus” y “Drop Dead Cynical” no hizo más que reafirmar lo que ya habíamos visto, moviendo al personal con sus ritmos discotequeros y dejando un gran sabor de boca.
Tras el consabido cambio de escenario era el turno de Apocalyptica. Los fineses se presentaron con un telón blanco donde iban proyectando diferentes imágenes según fuese el tema. Su propuesta siempre ha sido arriesgada de cara al directo, pero está claro que en los últimos años han sabido darle una vuelta de tuerca a su show, aunque para muchos siga por terminar siendo aburrido.
La primera parte del concierto fueron, salvo una excepción, todo composiciones propias, para en la segunda mitad del show retomar lo que realmente les popularizó, que no fue otra cosa que las versiones de grandes del rock y el metal con el violonchelo como único instrumento, exceptuando la batería, que incluyeron en su formación ya en 2005. Y es que recordemos que antes de que el mundo alucinase con 2 Cellos, ellos ya llevaban años haciendo eso mismo. Así pues, “Ashes Of The Modern World”, “Path” y “En Route To Mayhem” fueron las primeras en caer. La primera y la tercera forman parte de su nuevo lanzamiento “Cell-0”, el cual nos anunciaron que vendrían presentando en otoño como cabezas de cartel.
Sonaron especialmente bien, no como en su última visita al Download, con una batería de una pegada espectacular y con los violonchelos sonando realmente furiosos y que por momentos dejaban en ropa interior a muchas bandas auténticas de Thrash Metal. La pequeña excepción en esta primera parte del show no fue otra que la versión del “Seeman” de Rammstein, con la colaboración de Elize Ryd a la voz, quien permaneció sobre el escenario para ponerle su encanto también a “I Don’t Care”, con el que volvían a los temas propios. La colaboración fue un acierto, ya que le dio otro aire al show y a nosotros un respiro, de escuchar algo más que cuatro cuerdas.
Tras esto quedaban las versiones, y la verdad es que fue la parte en la que el público más se divirtió, poniendo ellos la voz a las canciones. Y es que quizá el problema de Apocalyptica en directo surge con los temas propios que la gente no puede cantar, porque una vez que al respetable le das algo que corear o cantar, le haces partícipe del show y lo pasa en grande. “Seek & Destroy” y “Nothing Else Matters” de Metallica, “Thunderstruck” de AC/DC y “Hall Of The Mountain King” de Edvard Grieg fueron las elegidas para dar por finalizado el concierto. Ellos estuvieron muy bien, de eso no hay duda, pero su propuesta en directo, a mí personalmente acaba por aburrirme.
Y llegaba el momento cumbre de la noche. Con un Palacio de Vistalegre casi a reventar, y con un telón en el que se podía leer Sabaton – The Great War, cubriendo todo el escenario, comenzaron a sonar las notas de la intro de “Ghost Division”. Cayó el telón, estalló la pirotecnia y se desató la locura. La banda salió a por todas, corriendo por el escenario, sobre todo el hiperactivo Joakim Brodén, del que ya pudimos ver todos sus detalles: la trinchera con el alambre de espino, el cañón del tanque y una pantalla trasera en la que se proyectaban imágenes del concierto era lo más destacado de un montaje lleno de detalles. El tema fue altamente coreado y cumplimentado con diferentes explosiones pirotécnicas.
“The Great War” fue la siguiente en caer, llenando de llamas el escenario, las cuales salías desde casi cualquier punto al que mirases. Una barbaridad que repitieron en gran cantidad de temas, demostrando que no habían escatimado en producción. Las sorpresas no acabarían ahí, y es que para “The Attack Of The Dead Men” pudimos ver a Joakim ataviado con máscara de gas y con granada en mano, haciendo referencia a la letra de la canción. Estaban sonando muy bien, y pasando por encima nuestro como un rodillo, algo en lo que también han mejorado sensiblemente en sus directos. “Seven Pillars Of Wisdom” y “Lost Batallion” mantuvieron bien el tipo, con buenos juegos de luces a falta de fuegos, que reservaron para de ahí en adelante no dejar una sola canción sin que algo ardiera o explotara. O ambas cosas.
Para “The Red Baron” pudimos presenciar el mítico avión en el que el famoso aviador sembraba el caos. “The Last Stand”, siendo quizá de su disco más flojo, es sin duda un tema que funciona a la perfección en directo y que la gente coreó bien a gusto. Los fuegos, ya una constante, la fogosidad del público y la actividad sobre el escenario habían subido la temperatura del lugar varios grados. A continuación llegaba uno de los temas más celebrados de su último álbum, “82nd Al The Way”, en el cual volvieron a desplegar todo su arsenal y sonó realmente bien. Quizá extrañó un poco que, habiendo versionado Amaranthe dicho tema recientemente, no invitaran a Elize a cantarla con ellos, visto que ya había subido con Apocalyptica y que sabíamos que luego estos subirían con Sabaton. Habría sido un puntazo, sin duda.
Para “Night Witches” tenían preparada una nueva performance: Joakim salió cargado con un enorme lanzacohetes, que tras momentos de dudas apunto hacia el tanque que hacía las veces de tarima de la batería. Y algo estalló por allí, provocando una lluvia de chispas y fogonazos, dando así la sensación de que Joakim había lanzado un obús hacia allá. Estuvo muy conseguido y la gente lo celebró con una mar de aplausos y ovaciones. Fue el momento para la pausa, que no tuvo otro motivo que el que Apocalyptica subieran al escenario para interpretar varios temas junto a los suecos. La elección de los temas que iban a tocar juntos fue buena, y estos alcanzaron otra dimensión con los fineses sobre el campo de batalla.
Empezaron con “Angels Calling”, la cual nos dio una idea bastante aproximada de lo que se nos venía encima. “Fields Of Verdun” sonó espectacular con los violonchelos y, acompañada de la pirotecnia, dejó imágenes para el recuerdo. Aunque “The Price Of A Mile” pasó un poco más desapercibida, cuando empezaron a sonar alarmas antiaéreas y el escenario se tiñó de rojo, volvió el espectáculo, con Sabaton ataviados con las casacas de los soldados imperiales de la época y los colores suecos interpretando “The Lion From The North”. Una gran interpretación que dio paso al último tema que iban a tocar conjuntamente, que no fue otro que “Carolus Rex”. Celebradísimo, alcanzó nuevas cotas de epicidad con Apocalyptica presentes.
Se retiraron, tanto unos como otros, volviendo únicamente los suecos para encarar la recta final del concierto con los bises de rigor. El primero fue “Primo Victoria”. ¿Hace falta decir a estas alturas lo que ocurre con este tema en un concierto de Sabaton? La locura, con todo el mundo cantando hasta dejarse la garganta. Le siguieron “Bismarck”, en la que hicieron guiños a Dio, Purple e incluso Katy Perry, y “Swedish Pagans”, ante un público absolutamente entregado y casi desfallecido, al que aun le quedaron fuerzas para darlo todo con “To Hell And Back”, para el que destinaron toda su pirotecnia restante en una orgía de fuegos y explosiones que puso punto y final a un gran concierto y a una gran noche.
Texto: Alberto López
Fotos: Mario López