Con los Greta Van Fleet parece no haber termino medio. Llevan enfrentando opiniones desde su primer álbum, aunque es con Anthem of the Peaceful Army cuando pareció que el mundo de la crítica de discos se tenía que dividir definitivamente en el clásico «estás conmigo o contra mí». Y más o menos las cosas siguen igual cuatro años después. O los amas, o los odias. O llevas meses escuchando los singles que han venido sacando con cuentagotas desde octubre, o llevas más o menos el mismo tiempo esperando que salga este disco para poder citar un par de lugares comunes y criticar desde la autosuficiencia.

Sara J. Trigueros

Quienes hayan llevado al día la aparición de los cuatro adelantos del disco («My Way, Soon», «Heat Above», «Age of Machine» y «Broken Bells») habrán podido comprobar que detrás de The Battle at the Garden’s Gate hay un concepto que trasciende lo meramente musical y lo asemeja más a un proyecto artístico, complejo y multifacético. A la música, en un sentido amplio, se le suma un entramado narrativo que tiene su punto de apoyo en el marco visual. El cuidado y la delicadeza de los vídeos, los accesorios que han venido en forma de merchandising, o la propia concepción del álbum son buenos ejemplos. La producción, a cargo de Greg Kurstin (Foo Fighters, Paul McCartney), ayuda, desde luego. Y redunda en un artefacto que promete funcionar tanto en su forma original como en su puesta en escena, que esperamos que no tarde mucho en producirse y que no caiga muy lejos de aquí.

Greta Van Fleet – Heat Above

«Heat Above» irrumpe con un crescendo que desemboca en un medio tiempo luminoso, lo que será uno de los leitmotivs de este disco y un símbolo del crecimiento espiritual. Destaca, como ya lo hacía en el primer trabajo, el amplio rango vocal de Josh Kiszka, muy bien arropada por teclados aterciopelados y arreglos casi orquestales. Si bien a lo largo del disco predominará este tipo de temas, a horcajadas entre la calma y el hard rock, los estadounidenses demuestran a continuación que también saben moverse en los extremos: con «My Way, Soon» encaran un hard rock fresco con un solo de guitarra muy clásico.

Greta Van Fleet – My Way, Soon

Pasamos a las antípodas en cuanto suena la primera balada que encontramos, «Broken Bells». Además de ser la primera balada, también es casi la primera parada obligatoria: su calma recuerda a «Stairway to Heaven» pero con una intensidad constante y con un diálogo permanente entre los graves (bajo, bombo, toms) y los agudos (guitarra, voz). El estilo calmado y progresivo lo mantendrán las otras dos baladas que aparecen más adelante: la delicada «Tears of Rain» y un sencillísimo pero muy melódico «Light My Love». En las antípodas se encuentra el único corte de la primera mitad del disco que no habíamos escuchado todavía, «Built by Nations», que también es uno de los preferidos de quien escribe. Se trata de otro medio tiempo muy elegante, donde Josh despliega mucha energía y que demuestra un gusto exquisito y muy particular para combinar los elementos del rock, respetando su esencia sin por ello sonar faltos de originalidad.

También parada obligatoria es el mejor de los singles que han sacado. La única pega que se le puede sacar a «Age of Machine» es precisamente esa: que no haya sido una sorpresa en el disco. Quizá hubiera merecido la pena que la guardaran como un as en la manga, aunque al ser un tema con muchísimos matices musicales (se respira hasta blues), es posible que funcione tan bien dentro del disco porque ya lo tenemos digerido. En cualquier caso, el tremendo solo de Jacob Kiszka también merece la pena destacarse.

Greta Van Fleet – Age of Machine

La línea más progresiva continúa en la segunda mitad del disco con cortes como «Stardust Chords» (ojo a las rupturas rítmicas y a la potencia con la que se acompañan las líneas vocales), «The Barbarians» o «Trip the Light Fantastic», que oscila entre sonidos progresivos y sinfónicos, preparándonos para la última joya que aguarda este disco. «The Weight of Dreams» retoma ese sonido más crudo que escuchábamos al comienzo y de nuevo nos regala un solo espectacular. Es, con diferencia, el tema más largo de todo el trabajo y ello le permite desarrollar una paleta de sonidos que cierra esta entrega por todo lo alto.

Hace unas semanas decía Samuel Kiszka que la parte lírica de este trabajo era una crítica a la superficialidad. De eso van las letras, para quien guste de prestarle atención al libreto, una experiencia cada día más vetusta pero imprescindible para quienes ya nacimos viejos. Sin embargo, quizá la mayor crítica a la superficialidad no venga tanto de qué se dice, sino de qué es lo que no se pierde durante el proceso. Después de tantas críticas hubiera sido más sencillo dar un giro de 180º y cerrar las bocas que hubiera sido necesario. Talento para moverse en un rango más amplio lo tienen. Pero algo habría dejado de encajar. La gracia de este disco —la gracia de este grupo— es que permite ver la evolución sin alejarse del punto de referencia. No me cabe duda de que eso va a seguir alimentando la hoguera del odio. También la del respeto. Hay algo de valentía y excelencia en no dejarse llevar, en que el ritmo del cambio se marque de forma orgánica, no abrupta; movido por el interés natural, y no como respuesta a las críticas desde el púlpito.

Sara J. Trigueros
Temas

1. Heat Above
2. My Way, Soon
3. Broken Bells
4. Built by Nations
5. Age of Machine
6. Tears of Rain
7. Stardust Chords
8. Light My Love
9. Caravel
10. The Barbarians
11. Trip the Light Fantastic
12. The Weight of Dreams