Otro disco que cumple años este 2021 es «Lazos de sangre» de Sylvania. Dentro de nuestra serie de retrospectivas de discos de metal nacional, Alberto Tramoyeres, guitarrista y compositor de la banda nos explica con multitud de detalles la creación, grabación y todo lo relacionado con el disco… Esto es lo que nos cuenta.


Corría finales del año 2009 cuando dimos la señal a Fireworks Estudios a modo de reserva de lo que iba a ser la grabación de nuestro primer álbum. La banda llevaba apenas un año formada y hasta entonces, tan sólo habíamos publicado una demo con cuatro de las canciones que lo compondría, bastante casera y que prácticamente sólo compraron nuestros familiares.

Sin embargo, todas las canciones de Lazos de Sangre ya las tenía compuestas, algunas desde el año 2006, cuando yo apenas sabía tocar la guitarra. El problema estaba en que la formación tardó en estabilizarse y lo hizo a finales de 2008, de modo que tras un año de rodaje actuando por la escena local, procedimos a debutar discográficamente con el material que ya teníamos.

Las primeras formaciones de Sylvania

Y es que, si algo hubo durante esta accidentadísima grabación, fueron problemas. El álbum salió a la venta en Octubre de 2011, pero pocos saben que se terminó de grabar en Marzo de 2010. ¿Cómo pudo tardar un año y medio en publicarse? Básicamente, por insuficiencia económica. Reservamos el estudio de grabación un mes entero, un tiempo excesivo para grabar un álbum que en muchos aspectos era sencillo. Sin embargo, ninguno de nosotros habíamos grabado nunca y no sabíamos cómo se nos iba a dar esta primera experiencia.

Cualquiera que sepa el alquiler diario de un estudio de grabación mínimamente reconocido, podrá sacar cuentas de cuánto nos costó sólo este trámite. A eso, había que sumarle la fabricación y producción de copias, que hicimos con una empresa que acabó haciendo un desastre de primera edición: a mitad de la fabricación se dieron cuenta que el libreto (de una extensión de 44 páginas, pues contábamos una historia que acompañaba a las letras) no cabía en la caja del digipack y que, como única solución, lo adjuntaba fuera de la caja y unida a ésta sólo con el precinto. Una cosa que en la vida habíamos visto, y condenada a que todo el mundo que lo compró acabara perdiendo el librito por no poder guardarlo dentro de la caja del disco.

 Sylvania grabando

Digo que el problema económico fue el principal (a parte de la chapuza anteriormente mencionada) no sólo porque el importe total del disco rebasó los 4000 € (casi el doble de lo que nos cuesta ahora grabar y producir) sino porque nos vino grande pagarlo. Apenas teníamos veinte años y algunos de nosotros no teníamos trabajo, por lo que nos costó horrores reunir el presupuesto al completo. En mi caso, necesité los veranos de 2010 y 2011 trabajando en la orquesta (a parte de un último empujón de mis padres) para poder completar mi parte y que pudiéramos encargar las copias, al fin, en Septiembre de 2011. En el plano personal, todo esto me llevó el peaje de postergar mis estudios universitarios porque no me quedó apenas nada para matricularme, pero cada uno debíamos asumir ciertas responsabilidades y costes porque si no, quizás el álbum hubiera salido en 2014 y se hubiera generado una cadena de retraso equivalente con los dos discos siguientes. Incluso, quizás, ni siquiera estaría la banda operativa.

Fue duro… muchos días (yo estuve todos) pocas horas de sueño, etc. Aún con todo, el resultado fue satisfactorio y nos hizo pensar que toda la espera, chapuzas y sacrificios merecieron la pena. La mano de Enrique Mompó (Opera Magna) quien se encargó de producirlo, se notó enormemente a la hora de sacar partido de seis chavales que eran vírgenes en esto, así como de arreglar las cutres orquestaciones que por entonces yo sabía hacer. Nos sorprendió especialmente el trabajo que hizo Ángel Ortiz (ahora en Daeria) pues en el estudio hasta él mismo descubrió que abarcaba más tesituras y registros de los que creía. También tuvimos la suerte de contar con las colaboraciones de José Vicente Broseta y F. Javier Nula (cantante y guitarrista de Opera Magna, respectivamente) además de Monty Peiró (Sweet Little Sister por entonces) y Sergio Ferrer (Etruria). Gracias a ellos, la calidad del álbum se incrementó e incluso nos daba un poco de relevancia al contar con artistas de sus tallas.

Grabación de Lazos de Sangre

Pero sin ninguna duda, lo que más destacamos de este álbum y su accidentada grabación son los premios y la repercusión que alcanzó. Jamás habríamos imaginado que un disco debut, sin ninguna idea de dotes publicitarias, ni ayuda o enchufes de ningún tipo, vendiera 500 copias en menos de un año, destacando países de América Latina y Japón. Quizás estos resultados hicieron que todo el calvario mereciera la pena. Al fin y al cabo, gran parte de que Sylvania haya podido continuar su andadura es gracias a este disco, al cual este año le rendiremos su merecido homenaje e incluiremos canciones que se quedaron fuera por entonces.