El quinto trabajo de estudio de Living Colour supone un buen pasatiempos, un rato entretenido de buena música, pero bueno sin más. Siendo un grupo que nos ha tenido acostumbrado a obras maestras del rock y metal más creativo del panorama internacional, The Chair in the Doorway nos deja con ganas de más, de dar el pequeño paso que falta para que este álbum esté a la altura de lo mejor de la banda neoyorquina.

El primer tema, “Burned Bridges”, es fiel reflejo de ello: excelencia técnica, perspectiva creativa y sensación de estar ante un nuevo “Cult of Personality”. Pero mientras los segundos pasan, no crece la motivación y la canción no alcanza el nivel de intensidad esperado; el estribillo pasa inadvertido y solo te das cuenta de que es cuando lo escuchas por segunda vez.

Eso sí, el esfuerzo por renovarse es evidente. Mezclan su música (cada vez más asincopada) con elementos electrónicos, dándole un tono urbano e industrial muy propio e impuro a su vez; es dificil encontrar grupos que hagan algo parecido, y por ello etiquetarlos como banda de hard rock, o de funk metal, o de cualquier cosa, se hace más y más difícil. Como analista musical muy mal, pero como fan de su música uno lo agradece.

Otra diferencia notable con sus anteriores trabajos es la falta de ligereza en este disco. Ya no hay “Glamour Boys” como desahogo cómico, la intensidad del mensaje no descansa de principio a fin del disco. Lo más cercano sería el cuarto tema, “Young Man”, pero únicamente porque vuelve a la guitarra a contratiempo y los punteos juguetones, y “Blessed Those (Little Annie’s Prayer)”, una especie de country funk metal muy disfrutable.

La canción que mejor define el álbum, y discutiblemente la más llamativa del álbum, es “Behind the Sun”, la sexta, en la que escuchamos a un Corey Glover jugando con su amplio registro de tonalidad y de colores de voces. La multitud de guitarras y de efectos electrónicos del tema hacen dudar de la efectividad del tema en un directo, pero mientras tanto a disfrutar de él en todo su esplendor con la minicadena.

Y eso es lo que viene a ser este álbum: música única y de tremenda calidad, destilada en los elementos de las nuevas generaciones músicales, y un poco falta de dirección en comparación con el rumbo fijo que solía tener este acorazado que es Living Colour. Dicho esto, el disco no debe menospreciarse, ya que un disco mediocre de este grupo no deja de ser uno de los mejores trabajos del año. Lo que pasa es que no se puede comparar con el mítico Stain o Vivid. Es como comparar a Mozart con Salieri.

David J Amelang

Temas:
1. Burned bridges
2. The chair
3. Decadance
4. Young man
5. Method
6. Behind the sun
7. Bless those (Little Annie’s prayer)
8. Hard time
9. That’s what you taught me
10. Out of my mind
11. Not tomorrow