Ya
es difícil hacer un disco debut y más aún tirar hacia delante un segundo álbum,
pero tener en sus filas a nombres consagrados dentro de la escena como Tomas
Lindberg y Gus G. y no poder disfrutar de ellos en directo, resultaba un pelín
arriesgado. Aún así fuimos dispuestos a buscar todo aquello que Nightrage nos
pueden ofrecer en directo: potencia a raudales y una gran calidad musical y
compositiva que por desgracia se vio truncada aquella tarde, y vuelvo a destacar
el resbalón presente en cada una de las actuaciones que tuvieron lugar en «ese»
escenario «beta» el cual nos impidió en ocasiones reconocer algunos de los cortes
que iba interpretando la banda.

Justo a la hora, los mitad suecos mitad griegos Nightrage salían al escenario
mientras sonaba la intro, y sin pausa empezaron ejecutando «Being Nothing»,
el primer tema de su nuevo trabajo «Descent Into Chaos».

Realmente una pena que el mal sonido mermara de una manera tan caótica los
temas tan brillantes que encierran los hasta ahora dos álbumes de la banda.
Temas que debieran haber sonado limpios, contundentes y no de aquella forma
tan incómodamente saturada.

A pesar de todo, la interpretación de Jimmie Strimell me pareció realmente
sorprendente. Su voz cruda y portentosa y esos movimientos totalmente impulsivos
encima del escenario cautivaron a la mayoría de las miradas del público que
allí se había congregado (un público por cierto muy diferente estéticamente
al que minutos antes había estado en «House Of Lords»).

Siguieron con «Reality vs Truth» un tema con un ritmo totalmente cabalgante
y «Elusive emotions» de su álbum «Sweet Vengeance». Continuaron con el tema
«Descent Into Chaos» un tema de un gran peso en cuanto a contundencia y esa
perfecta mezcla de death con toques heavies.Siguieron con «Black Skies» (?)
un tema que no supe distinguir de entre su joven discografía. Marce y yo supusimos
que se trataba de alguna «desas bonus ja-po-ne-sas» que no sacan por aquí.

Realmente los temas hubieran sonado atronadores de haber existido más nitidez,
aún así pudimos comprobar que la banda estuvo compenetrada en todo momento,
y no es para menos, las composiciones de Marios Iliopoulos «made in Gothemburgo»
son deliciosas.

La siguiente en caer fue «Condemned Club» (que tampoco supe clasificar) y «Omen»,
para mí uno de los cortes con más calidad de su último disco. «Frozen» fue ansiadamente
esperado por mi compañero y yo, teníamos curiosidad por presenciar ese dueto
fantástico que en el disco se disputan el viejo Tompa y Michael Stanne de Dark
Tranquillity. Para acabar eligieron «The Tremor» el tema que abre el primer
álbum de la banda, otra muestra de esa gran potencia y agresividad musical que
los caracteriza.

Ante los minutillos que sobraron de actuación se decidieron por desentrañar
un tema más pero que tampoco supe distinguir (quizás otra bonus track).

Sin duda bandas de death metal sueco melódico no pueden faltar en ningún festival
que se precie. Esa liberación de adrenalina resulta indispensable en el primer
tramo de certamen para empezar a abrir boca. Lástima el sonido cutre que no
dejó saborear en condiciones tan bestiales melodías.

Texto: Angi Reyes
Fotos: Bárbara Hernández

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