Hacía ya varios años que los germanos Oomph! no pasaban por nuestro país. De hecho, en su última visita programada tuvieron que cancelar debido a una enfermedad padecida por Dero Goi, su carismático cantante. Por lo tanto había ganas de ver a la banda y eso se notaba al acercarse uno a las inmediaciones de la Sala Arena. De hecho sorprendía ver a tanta gente, y muchos de ellos tan jóvenes. Buena culpa de esto seguramente la tenga el que por fin se deje acceder a menores a este tipo de eventos, que también son cultura.

Texto y fotos: Mario López

Para abrir boca, Oomph! se trajeron a sus compatriotas Unzucht. Era la primera vez que visitaban España, aun teniendo ya tres discos en su haber. A pesar de que estaban anunciados para las 8 de la tarde, 10 minutos antes ya estaban sobre las tablas dando comienzo a su show con “Unendlich”. Ya se disfrutaba de una buena entrada y el recibimiento fue bastante entusiasta. A pesar de que su estilo es algo más agresivo que el de Oomph! es evidente que les unen muchas más cosas de las que les separan, fue por esto que a pesar de que muchos no les conociésemos contaran con una buena acogida.

Seelenblind”, también de su álbum “Venus Luzifer”, fue la siguiente en caer, y dejó evidenciado que toda su electrónica iba disparada, algo que, aun siendo los teloneros y comprendiendo las limitaciones que esto conlleva, nunca me gustará. Y la diferencia fue abismal con Oomph!, ya que esto también se reflejó en el sonido, algo que Unzucht y su equipo menor no tuvo del todo a su favor. “Diene Zeit läuft ab”, de su primer trabajo, consiguió arrancar las palmas del respetable con su corte más pegadizo, pero fue al volver al presente con su nuevo single, “Kettenhund”, de lo más agresivo de la noche, cuando se hizo más patente que el sonido no era todo lo que podría ser. La voz de Daniel Schulz se escuchaba bien, pero musicalmente faltaba mucha definición. Y es que la Sala Arena ya de por sí es una sala con un sonido pésimo, como para no acertar con la ecualización y la mezcla…

   

A la banda, eso sí, no se le puede poner ninguna pega. Lo dio todo sobre el escenario, con mucho dinamismo entre todos sus miembros, y siguieron descargando temas como “Der lezte Tanz”, “Unzucht” o “Nur die Ewigkeit”, que a pesar de no sonar del todo bien si consiguieron mover al público y cumplir el cometido de calentar la velada. Cerraron con “Engel der Vernichtung”, el ángel de la destrucción, que sobrevoló nuestras cabezas, dejándonos una buena impresión de la banda.

Tocaba cambio de escenario, y empezamos a vislumbrar la que iban a montar Dero y compañía en pocos minutos. Una gran puesta en escena, con percusión extra al frente del escenario de la que se hacía cargo el propio Dero y teclados y demás parafernalia que iban a conseguir que todo fuese tocado y no hubiese que disparar nada, lo que a la postre le daría al concierto un toque más orgánico. El set list no era ningún secreto, ya que llevan más de un año con esta gira y teniendo en cuenta que lleva por título “XXV”, al igual que su último disco, debido a que están celebrando sus bodas de plata, se podía esperar un concierto extenso y equilibrado en cuanto al repaso de su carrera se refiere.

   

Alles aus Liebe” daba el pistoletazo de salida. El sonido no tenía ni punto de comparación con sus predecesores, y el aspecto visual llamó la atención de todos desde el primer momento. Además de los tres miembros oficiales (Dero Goi, Robert Flux y Andreas Crap), venían acompañados por Michael Merkert y Patrik Lange en labores percusivas, el joven teclista Felix y Hagen Godicke al bajo. Es decir, mucha gente sobre un escenario no demasiado amplio al que supieron sacarle todo el partido posible con un buen juego de luces, buena colocación y una pantalla de Led’s tras la batería donde proyectaban imágenes.

Labyrinth” fue la siguiente en caer, jugueteando al principio con la intro del “We Will Rock You” de Queen. Coreada por toda la sala y con un Dero en una forma espectacular, vocalmente hablando, e interactuando constantemente con el público pusieron rumbo al repaso de discos anteriores.La contundencia industrial y percusiva fue en aumento con “Träumst Du”, “Mein Schatz” y “Das weisse Licht”, siendo esta última del ya lejano “Plastik”.

   

Llegaba el momento de echar la vista todavía más atrás y encarar temas de su álbum debut, cuando eran un grupo de música electrónica, sin rastro de guitarras ni del metal industrial que practicaría después. Para ello Andreas y Robert se pusieron delante de sendos teclados para afrontar “Mein Herz” y “Der neue Gott”, esta última con batucada incluida, que en Arena, como discoteca que es, quedaron casi hasta más coherentes que el resto.

Tras un breve parón continuaron, esta vez hacia adelante con “Unzerstörbar”, “Als wärs das letzte Metal”, con fragmento incluido del “Unbelievable” de EMF, “Wunschkind” o “Jede Reise hat ein Ende”, donde sacaron su vena más gótica. El trabajo de Dero seguía siendo magnífico, tanto en el aspecto puramente musical como en el comunicativo, manteniendo al público interesado en todo momento aunque nos hablase en alemán.

   

Tocaba volver a los cortes más industriales, y así lo hicieron con “Bis der Spiegel zerbricht”, “Jetzt oder nie” y “Niemand”. Toda la sala, hasta la bandera, por cierto, botó como loca, con la contundencia sonora de los germanos. Para “Mitten ins Herz”, otra de las más pesadas de su carrera, Dero subió a tres chicas desde el público, quienes bailaron sobre el escenario hasta que las invitaron a lanzarse a la audiencia, cosa que hizo el propio cantante también. Llegó entonces un momento de calma, con Dero solo, junto al teclista Felix, con la íntima y bella “Unter diesem Mond”.

Siguieron cayendo temas de distintas épocas, destacando por encima de todo “Sandmann”, que fue coreada por toda la audiencia, hasta llegar al punto y seguido que fue su celebradísimo “Augen Auf”, uno de sus mayores y reconocibles éxitos. Recordemos que llegó a salir hasta en la banda sonora del FIFA 2005. La fiesta fue tremenda. Se retiraron momentáneamente para volver con los bises, que no fueron otros que “Kleinstadtboy” y la controvertida “Gott ist ein Popstar”, cerrando una gran actuación a golpe de cabaret con el clásico “Dankeschön” del compositor alemán Bert Kaempfert, quien por cierto, como curiosidad, falleció en España.

   

Lo dicho, gran concierto de Oomph!, demostrando que el metal industrial va más allá de Rammstein y que existen otros muchos grupos, con una dilatada carrera que también merecen atención. Como sin duda ellos.

Texto y fotos: Mario López

Temas:

Alles aus Liebe
Labyrinth
Träumst Du
Mein Schatz
Das weisse Licht
Mein Herz
Der neue Gott
Unzerstörbar
Als wärs das letzte Mal
Wunschkind
Jede Reise hat ein Ende
Bis der Spiegel zerbricht
Jetzt oder nie
Niemand
Mitten ins Herz
Unter diesem Mond
Auf Kurs
Sandmann
Gekreuzigt
Augen auf!
Kleinstadtboy
Gott ist ein Popstar
Dankeschön (Bert Kaempfert cover)