Ya teníamos ganas de degustar, primero, y reseñar, después, el primer y último larga duración de los culipardos River Crow; y qué mejor momento que tras su paso por el Resurrection Fest, después de una inapelable victoria en el band contest de este año 2018, donde defendieron ante el público metalero más exigente su descomunal “No more redemption”.

Luis de Juan// @SentenciadeJuan

Es un honor y un placer para este humilde escribano poder redactar unas líneas sobre grupos de la tierra, a los que ves crecer, batirse el cobre y de los que disfrutas desde su misma concepción. Y es que, gracias a Odín, la escena metalera de la provincia manchega de Ciudad Real goza de una excelente salud, tras el erial cultural que supusieron los años noventa. Ahora nos encontramos con mogollón de grupos profesionales o cuasi-profesionales, muy preparados, altamente motivados, con unas condiciones técnicas fuera de toda duda y, sobre todo, muchas ganas y mucha actitud que los sitúan en primera línea del metal nacional en sus múltiples vertientes.

Todo ello, aderezado con la inversión privada de gente como los locales de ensayo Nana, la Escuela de Música Moderna de Ciudad Real, el Brujas Festival de Daimiel, el Choorock de Corral de Calatrava y tantos otros colectivos, han dado como resultado una escena metalera muy completa, variada y profesional que, por suerte, tiene vistas de seguir mejorando. Grupos como Celtibeerian, Evil Impulse, Mysterika, los irreductibles Moby Dick, Buitre Humano o Morphing into Primal son buena prueba de ello; hoy nos ocupamos de la última joyita aparecida por estos lares: River Crow.

La corta vida de River Crow ha tenido un claro punto de inflexión: la entrada en la banda de David López (Chope Fear) a la voz. Tal incorporación ha supuesto subir ese escalón, elevadísimo en la mayoría de las ocasiones, que separa a una buena banda, de una cojonuda. Acompañan al bueno de “Chope” el brutal Chema Fernández a la guitarra, Daniel Poyatos al bajo y José López de Sancho a los parches.

El disco ha sido grabado, mezclado y masterizado por Ángel Muñoz en Anhell Studios de Madrid, siendo producido al alimón por el propio Ángel y Chema Fernández guitarrista de la banda, con erótico resultado. La acertada portada ha sido realizada por Rocío Cortázar que ha sabido plasmar a la perfección lo que nos vamos a encontrar dentro del plástico; así que, sin más preámbulos… al lío.

El disco arranca con “Intro” donde la voz de Gus de Celtibeerian a lomos de una Harley nos anticipa el fenomenal riff de inicio de “The rider”. Un tema ágil, rápido y contundente, un pepinazo de escándalo para abrir el disco y que nos pone sobre aviso de lo que estos cuatro fieras pueden hacer. “Endless road” pierde algo de velocidad, pero gana en complejidad y es que, a lomos de la guitarra de Chema, se va desarrollando un tema que te viola el cerebro, una de esas piezas que poco a poco te van arrastrando hasta que te rindes y te dejas llevar por la tempestad.

Demon´s show” cierra el triunvirato de salida, ganador a todas luces, y es que la complejidad de su riffs, la pesadez (en el buen sentido del adjetivo) de la composición y la sólida base rítmica te deja el cerebro hecho agua. Difícil elegir cuál es el mejor tema hasta ahora. Chapó. Como un cañón arranca “Bleed or die”. Un mandoble directo a la mandíbula que habría firmado el bueno de Dimebag. ¡Vaya brutalidad! Si le unimos un pegadizo estribillo y una arrolladora batería tenemos el pepinazo del disco. Tras la tempestad llega la calma con “Come back home”, una bonita balada en memoria de Santiago de la Rubia “Tato” en la onda de “This love” de Pantera, al menos en su primera parte.

Llegamos a uno de los puntos álgidos del trabajo con el binomio “Sel-destruction part I y II”. Dos temas que hay que degustarlos y disfrutarlos en su integridad como un ente individual. Sendos golpes de bajo dan el pistoletazo de salida a una bestialidad, una genial ida de olla que te dejará pegado a los cascos, prohibido bajar el volumen. Se trata de otro caramelito, ultra pesado, que se va acelerando paulatina y progresivamente hasta que te ves moviéndote al ritmo que te marca esa absorbente base rítmica. ¡Mucha calidad, señores! No sé qué haces leyéndome y no te vas a escuchar el disco, la verdad. “Try if you can” continúa con la velocidad de crucero, un tema moderno, actual, muy fresco en líneas generales, con un rollo a lo Black Label Society que tira para atrás. Entramos en la recta final del disco con “Entropy”, un excelente medio tiempo, cortante y contundente a partes iguales que certifica el gusto de la banda por los ritmos técnicos, complejos, contundentes y melódicos. Una pasada de canción, de lo mejor del disco lo que ya es mucho decir.

The man who crossed the line” pone punto y final a la obra, por desgracia. Un medio tiempo pesado sirve de inicio a la canción donde las líneas de bajo marcan el compás. La melancolía rebosa a lo largo de toda la canción y se aprecia una rabia contenida que, como no puede ser de otra manera, finalmente estalla dejando otra andanada de excelentes riffs y un final de canción potente y pegadizo. De escándalo, a sus pies…

¡Bestial! Un trabajo excelente en todos los sentidos, tanto a nivel compositivo como técnicamente hablando. Bruto y melódico a partes iguales, un verdadero placer para los oídos metaleros. Muchas gracias a River Crow por cascarse este discazo que nos consta que está dando sus frutos.

Luis de Juan// @SentenciadeJuan

Temas:

Intro.
The rider.
Demon´s show.
Bleed or die.
Self-Destruction part I.
Self-Destriction part II.
Try if you can.
Entropy.
The man who crossed the line.

https://rivercrowband.com/