Rulo y La Contrabanda – 23 de Marzo ’17 – WiZink Center (Madrid)

Momento dulce el que está viviendo Rulo y La Contrabanda, sin duda, y es que la semana pasada actuó tres días diferentes, en otros tantos recintos crecientes en cuanto a aforo, y con repertorios totalmente diferentes.

Texto y fotos: Mario López

Comenzó la semana ante poco más de cien personas en una abarrotada Sala Siroco, engalanada con mesas y velas para la ocasión, a la que se enfrentó con el único acompañamiento de su guitarra y su piano, sacando su lado más cantautor. Al día siguiente, ya con el acompañamiento de algún miembro de la banda, se presentaron en formato semi acústico ante alrededor de 500 personas en la Sala Galileo Galilei. Y, por si esto no fuera poco, le quedaba por delante el concierto que aquí nos ocupa, en el WiZink Center (antiguo Palacio de los Deportes), en modalidad The Box, ante más de 5000 personas. Si a esto le sumamos que ya había pasado por Madrid con esta gira en Diciembre, reventando La Riviera, tenemos un balance al alcance de muy pocos.

Pasaban las 21:30 cuando las luces se apagaron y se iluminó el corazón, que construido a base de neones para esta nueva parte de la gira, coronaba todo el espacio tras el escenario. Latido a latido fue aumentando su cadencia hasta que sonó la intro, ya conocida por todos, que suele llevar Rulo y que habla de su Reinosa natal. Salieron y dieron comienzo al show tal cual da comienzo su último disco, con “Tu alambre” y “Me gusta” enlazadas. Buen sonido, aunque el ambiente estaba algo frío todavía, y no fue hasta que Rulo se dirigió al respetable, que no adquirió todo el calor que en esa noche se esperaba y que ya no decaería. De esto también se encargó “Mi cenicienta”, la siguiente, que nos retrotraía 7 años atrás, al primer disco que publicó tras su salida de La Fuga, y que se ha convertido en imprescindible en sus repertorios.

Tras darnos las gracias visiblemente emocionado, fueron a por “A solas” y “Como Venecia sin agua”. La audiencia cantaba cada sílaba, algo que también se ha convertido en algo normal en sus conciertos, y es que también sus letras calan mucho entre sus seguidores. Tocaba volver al más estricto presente discográfico con “Objetos perdidos” y “Me quedo contigo” las que sonaron casi mejor que en el álbum, con algo más de cuerpo, con un Fito Garmendia excelente a la guitarra y el gran trabajo de los coros, algo que podemos hacer ya extensible a todo el concierto.

Con el público exultante le llegó el momento de gloria a Miguel, natural de Orense, que había ganado un concurso lanzado por la banda y como premio pudo compartir escenario con sus ídolos, e incluso acaparar protagonismo con su guitarra y su armónica interpretando “Divididos”. Seguro que no olvidará ese momento durante el resto de su vida. Era hora de apretar el acelerador un poco y enlazar “Por ti”, pocas veces incluida en sus directos, “M” y “Heridas de Rock ‘N’ Roll”, apuesta segura esta, que puso el WiZink Center en ebullición.Seguían lloviendo los temas, el público seguía convertido en una sola voz brazos en alto y “Mi vida contigo era un Blues”, con Fito Garmendia a la voz principal, “Tranqui por mi camino” y “La cabecita loca” sonaron espectacularmente bien.

Para “La flor II” y “La flor”, que enlazaron en este orden, contaron con la insigne colaboración de Carlos Raya, quien demostró, como demuestra en todo lo que hace, porque es uno de los grandes de este país. Además Rulo repartió rosas rojas entre el público femenino de las primeras filas, dejando encarado un final que se presentaba apasionante.“Como a veces lo hice yo” precede al gran momento de la noche, cuando Rulo se acerca al micrófono y nos dice algo como “me da igual quien la cante, el que la compuso hace 20 años y la sangró fui yo”, para acto seguido regalarnos esa joya que es “Por verte sonreír”, que rindió a toda la audiencia a sus pies.

Así se retiraba la banda del escenario para encarar un largo bis, que dio comienzo con Rulo, solo al piano, interpretando “Noviembre”. Si esto ya fue emotivo más lo fue lo siguiente, y es que anuncia que no estaba preparado, pero que al haber muerto su abuela recientemente había decidido tocarla y dedicársela. “La reina del barrio” dejó a todos al borde de las lágrimas, que pronto se convirtieron en sonrisas con un clásico entre los clásicos ya del rock patrio: “Pa’quí pa’llá”. “No sé” y “32 escaleras” pusieron el broche de oro a una noche, y semana, mágica, en la que Rulo sale como absoluto triunfador.

Como anécdota comentar que la gente aún tuvo más marcha, y es que durante 10 minutos más acompañados de una banda de mariachis, pudieron cantar y bailar al son de “El Vals del Adiós” y “El Rey”, de José Alfredo Jiménez.

Texto y fotos: Mario López