Si buscamos un ejemplo de que los cambios drásticos nos pueden llevar a cosas realmente buenas y sorprendentes, tenemos que escuchar el último disco de los catalanes Stained Blood, Nyctosphere, con su nuevo sonido y su frenética mezcla de Black y Death Metal.

Quim Torres

Stained Blood lleva una buena carrera a sus espaldas, activos desde 2006 y siendo este su tercer LP. Pero si bien antes podían encasillarse en el Death Core o en el Metal Core, ahora de eso no queda casi nada, como mucho algún riff suelto. Y es que después de publicar Hadal en 2015, hubo cambios en la formación y también en el estilo, pudiendo abrirse a nuevos horizontes y poniendo la sangre joven e innovadora de Narcís a la voz y David a la guitarra.

Una tremenda portada lovecraftiana, ilustrada por el mismo Narcís, refleja muy bien lo que nos encontraremos en el disco: atmósferas oscuras, miedo y un concepto que gira en torno la existencia, el cosmos y la muerte. Con este ambiente arranca la primera canción, “Avfall”, con intro a cargo del artista Noir Noir. Este tema ya empieza desde un principio mostrándonos la influencia totalmente Blacker en la que se han empapado, pero de una manera muy técnica y creando multitud de pasajes.

“Century to Suffer” comienza con un riff lento y tenebroso para romperlo con una brutalidad que se mantendrá hasta la mitad de la canción. Pero en esta brutalidad que muestra Stained Blood en todo momento, guardan, sin embargo, una gran expresividad que consigue transmitirte diversas sensaciones, y creo que esto puede ser una de sus señas de identidad. “The Lightless Walk” sigue la misma tónica, una canción cañera a más no poder, aunque aquí se introducen algunos riffs en el verso que sí que nos recuerdan al pasado “core” de la banda, lo cual le da un aire más enérgico y luminoso, pero siempre dentro de la densa oscuridad que une todo el disco.

“Shriness of Loss” es una de las canciones más complejas y emotivas del álbum, por sus partes contrastadas y esa combinación entre una guitarra llevando la base con un riff lento mientras el resto va a piñón, con una rapidez que nos hace fijarnos en la batería del frenético e imparable Salvador. La caña sigue en “Winterflesh”, y suerte de las intros y algunas partes intermedias, que contribuyen a la creación de la atmósfera y, sobre todo, nos dan un poco de descanso, porque estos chicos no bajan el acelerador prácticamente en ningún momento más, así que este disco no es apto para todos los públicos, aunque tampoco creo que sea lo que pretenden, pero empiezo a preocuparme por la salud de los blackers epilépticos.

No obstante, Stained Blood tienen un poco de consideración y nos guardan un poco más de respiro en el último tema, “Drowned”, que para mí es también el mejor del álbum, destacando por su crescendo inicial y sus melodías melancólicas y tenebrosamente cautivadoras combinadas con riffs rápidos y machacones. Pero es la segunda mitad la que acaba de bordar este final, con unos riffs realmente contundentes que rozan el Doom y que contrastan con la vuelta a la rapidez para acabar finalmente en alto.

Estoy seguro de que este será uno de los mejores discos nacionales del año, sobre todo para aquellos oyentes más extremos, tanto por calidad de sonido, como por ejecución, concepto o composición, aunque para ser perfecto me hubiera gustado ese poquito más de variedad que nos sacara de la constante caña demoledora de estos 47 oscurísimos minutos.

Quim Torres

Temas:

Avfall
Century to Suffer
The Lightless Walk
Shrines of Loss
Winterflesh
Drowned