Y por fin ve la luz el nuevo álbum de Steven Wilson, un disco que debería haberse editado el 12 de junio del pasado año, pero que, debido a la pandemia, se ha retrasado hasta finales de enero de 2021. Lo cierto es que la pandemia afectó de forma seria a este lanzamiento, pues Steven había preparado una gira con una producción muy atractiva, que veremos a ver si podemos disfrutar en algún momento de ella. De todas formas, en todo este tiempo de espera, Steven se ha ido ocupando de ir mentalizando a sus fans en cuanto a la dirección conceptual y musical de este un nuevo trabajo, lanzando temas de adelanto y EP´s con temas extra.

Toni Marchante

Steven Wilson no necesita ningún tipo de presentación, muchos lo consideramos uno de los grandes músicos de lo que llevamos de siglo, su trayectoria con Porcupine Tree y con sus diversos proyectos (Blackfield, No-Man, Bass Communion, Storm of Corrosion, etc…) y su carrera en solitario lo avalan, además de sus trabajos como productor o mezclador. De la misma forma, Steven siempre ha demostrado tener las ideas muy claras en cuanto a la dirección musical que debería tomar y es digno de alabar su valentía por hacer siempre aquello que le ha dado la gana musicalmente hablando, sin influenciarse por las modas o el público en general. Siempre ha sido una persona que ha tenido claro sus ideales y criterios y a partir de ahí ha desarrollado su creatividad de forma firme, honesta y directa.

Si nos situamos en su trabajo anterior “To the bone”, ya en ese momento pudimos percibir un claro paso a abandonar el rock progresivo para orientarse mucho más al pop, incluso le vimos en gran cantidad de eventos promocionales de radio y televisión para impulsar sus nuevas creaciones, capitaneados por “Permanating”, un intento de aires ABBA para llegar al gran público, que no llegó a cristalizar de forma clara. El siguiente paso ha sido este “The Future Bites” un paso más hacia el pop, pero esta vez con ingredientes más electrónicos y con cierta aura a los años 80. Es cierto que la pasión de Steven por lo electrónico no es algo nuevo, en muchos momentos de su carrera musical ha jugado con ellos y en muchos de sus proyectos ha sido el recurso principal, desde lo experimental en Bass Communion, al lanzamiento el pasado año de su proyecto No-Man con el álbum “Love you to Bits” con un claro electro pop que ya nos anticipa donde se encuentra la mente musical de Steven en estos momentos, y por tanto, el enfoque para este nuevo trabajo donde se ha ceñido a su firme convicción de que eso es lo que tiene que hacer en este momento.

En “The Future bites” analizo dos partes que forman un todo. La primera es la conceptual, que me parece magistral, y está a la altura de lo que es Steven Wilson. La crítica hacia la fría y alienante sociedad de consumo, donde lo humano se destierra bajo el dominio de las tecnologías y los negocios, que son quienes manejan el sistema, pasando a unas relaciones humanas virtuales, dentro de un contexto donde los poderes económicos nos dictan y orientan hacia un consumo superficial masivo, enmascarando una realidad distópica, me parece una idea brillante, y más aún cuando podemos empezar a comparar ese contexto con la realidad actual para hacernos más críticos y reflexionar sobre ello. Sin embargo, en mi opinión, el proyecto falla en la segunda parte, la musical. Si bien Steven da un giro hacia lo electrónico, el nivel creativo de las composiciones no está a la altura de trabajos anteriores. Incluso hay similitud entre el concepto y algunas canciones en el sentido de que de la misma forma que nos describe una sociedad de consumo vacía de contenido, algunas de sus canciones se muestran al mismo tiempo vacías de creatividad.

Hablamos de un disco corto, que dura poco más de 40 minutos, con una colección de canciones que no pasarán a la historia ni serán recordadas como hitos del género electrónico, un disco de canciones de consumo a corto plazo, que solo escucharán en el futuro sus fans más acérrimos, entre otras cosas, porque las canciones no ofrecen nada especial, más allá de sus atractivas melodías que por lo general no llegan a tocar la fibra sensible, salvo algunas excepciones. Steven crea unas bases más o menos constantes sobres las cuales añade la voz, por cierto, usando con más frecuencia el recurso del falsete que su anterior álbum y a todo eso, le introduce diversos samples y arreglos. Un claro ejemplo, es lo primero que nos dio a conocer hace un año, con el tema “Personal Shopper”, el más largo del disco y que ocupando la cuarta parte del trabajo. “Personal Shopper” se desarrolla en un ciclo repetitivo aunque tiene cierto encanto, sin embargo es una canción que podría haber sido más corta aportando lo mismo. “Eminent Sleazy” es lo segundo que escuchamos de adelanto y es un claro ejemplo de la falta de atractivo de este lanzamiento, un intento de remontarse a los 80 pero que suena vacío pese a la cantidad de voces y arreglos a modo de efectos, que contiene.

Después conocimos ”King Ghost” que cuando arranca, se asimila al tema de su anterior disco “Song of I”, pero lejos de llevar una evolución creciente como ésta, se atasca en un estribillo en falsete y arreglos livianos de teclados que no aportan mucho más. Y tras tanto desconcierto apareció “Things I Forgot”, el que es para mí el corte más meritorio del disco, un tema pop al estilo Blackfield y que perfectamente podría haber entrado en “To the bone”, una canción que en lo musical se sale claramente del perfil general del disco. “Things I Forgot” es una excelente canción que conserva la esencia del mejor Wilson, con un estribillo dinámico y bonitos coros. Lo último que se conoció antes de la publicación oficial de “The future bites” fue “Man of the People” un tema que se desarrolla encima de una suave base electrónica constante y donde la voz de Steven es la protagonista, jugando de nuevo con los falsetes y con arreglos de teclados y algún que otro riff perdido, pero carente de esa chispa que haga especial a la canción.

Llegada la fecha de lanzamiento, solo nos quedaban cuatro canciones o poco más de 13 minutos por conocer, que no hacen más que confirmar que nos encontramos ante el álbum musicalmente más flojo en la carrera del gurú británico. “Unself” es la que abre el álbum y funciona a modo de intro con la voz de Steven y algún rasgueo de guitarra para dar paso a “Self” que da muestras de entrada, al carácter electrónico del disco en un corte breve y de connotaciones pop. Las otras dos canciones son las que cierran el álbum, “Follower” un tema animado que sigue la estela de los grupos tecno de los ochenta para cerrar con “Count of Unease”, una canción que quizás sea lo más cercano a trabajos anteriores, donde cuenta con el cameo de Elton John a la voz.

Como hemos dicho antes, el concepto del disco está muy trabajado; presentado “The Future Bites” como una marca ficticia de diseñadores de alta gama inspirada principalmente en Off-White, Supreme y Virgil Abloh . Creando una web real específica y perfiles sociales para The Future Bites, incluida una tienda virtual que actúa como escaparate para las distintas ediciones del álbum, además de productos falsos creados por la marca. Las letras tiene también su mensaje dentro del concepto, abarcando diversas temáticas. Así por ejemplo, “Eminent Sleaze” nos sitúa en un futuro distópico en 2032 donde The Future Bites se ha convertido en la corporación más grande del mundo basado en un consumismo excesivo o “Personal Shopper”, que se desarrolla en un centro comercial donde el consumidor sacrifica una parte de su cuerpo a cambio del producto, en definitiva, un trabajo donde el concepto está muy por encima de lo musical.

Para la grabación de disco Steven se ha hecho cargo de casi todo (voz, sintetizadores, guitarras

y percusión), contando con David Kosten para moldear el sonido, con algún aporte vocal de Rotem Wilson y Fyfe Dangerfield , los coros de Wendy Harriott, Bobbie Gordon y Crystal Williams. Para la sección rítmica ha contado con sus amigos Nick Beggs al bajo y Michael Spearman a la batería.

Steven cuenta con una amplia legión de incondicionales entre los cuales me incluyo, pero no me encuentro dentro de esa facción en la que cualquier cosa que haga es excepcional. Mi opinión es que su mente y su creatividad en lo musical está muy por encima de lo demostrado en este disco. No afirmaré yo que Steven se haya equivocado con este disco, en definitiva, ha hecho lo que quería hacer y seguirá haciendo lo que quiera. Steven no encasilla su carrera individual en un enfoque musical, su concepto de megadiversidad musical es universal y en su carrera en solitario podemos pasar de lo indie al progresivo o al jazz o a lo electrónico hasta llegar el pop. Sólo nos queda esperar que su mente vuelva a verse seducida por composiciones donde demuestra su verdadera capacidad, dentro de la electrónica, del pop o descubriendo otros nuevos horizontes, incluso volviendo a retomar los encantos de antaño. En mi opinión a Steven le vendría bien una rehabilitación en Porcupine Tree.

Posteriormente a este lanzamiento, si el covid lo permite, realizará una gira de presentación que no estoy dispuesto a perderme, Steven Wilson no es solo música, es un gran espectáculo.

Toni Marchante

Temas:

Unself 1:05
Self 2:55
King Ghost 4:06
12 Things I Forgot 4:42
Eminent Sleaze 3:52
Man of the People 4:41
Personal Shopper 9:49
Follower 4:39
Count of Unease 6:08