Décimo octavo trabajo de Therion en estudio, que se dice pronto, en una carrera que dura ya treinta y seis años. Ahí es nada. Christofer Johnsson tiene cuerda para rato.

La carrera de Therion es amplia y variada y en el momento menos pensado hay cambios y giros inesperados que hacen evolucionar la banda. Ese es el caso de este ‘Leviathan III’ que nos ocupa. ¿Es el mejor disco de Therion? No, indudablemente. ¿Es el disco que esperaba de Therion a estas alturas? Pues, mire usted, tampoco.

 

Bajo mi punto de vista, repasar la carrera de Therion de los últimos quince años, da escalofríos por la irregularidad imperante en todos sus discos, desde ‘Beloved antichrist’ a ‘Sitra Ahra’ pasando por las dos versiones previas de ‘Leviathan’ y todo eso sin nombrar ‘Les fleurs du mal’.

Sin embargo, para ‘Leviathan III’ han cambiado de discográfica, de Nuclear Blast a Napalm Records y, como si del resurgir del Ave Phoenix se tratase, Therion entregan una obra a la altura de su leyenda, plagada de grandes temas, melodías grandilocuentes, más Heavy, más sinfónico y coros por doquier. ‘Leviathan III’ es el disco que se espera de Therion desde hace años. Compacto, homogéneo, consistente y sin altibajos. En resumen, un disco en el que recuperan muchos elementos clásicos de sus composiciones y que bien pudo haber sido la continuación de ‘Gothic kabbalah’.

 

Pero a la hora de hablar de Therion hay un aspecto capital que radica en el tema vocal. Sabido es que Therion han tenido siempre grandes vocalistas, algunos excelsos como Mats Levén, aunque también el siempre renombrado Snowy Shaw o Linnéa Vikstrom.

Para la ocasión, Christofer opta por dar continuidad al dueto Thomas Vikström – Lori Lewis y el resultado no puede ser más convincente pues ambos consiguen copar un amplio espectro vocal pese a la falta de tonos agudos. No cabe duda que el tiempo da la razón al mastermind de Therion.

 

Musicalmente, ‘Leviathan III’ es un todo, es un trabajo muy dinámico en el que es injusto destacar temas y que escuchado en su totalidad gana enteros, y a cada escucha, más aún. Desde “Ninkigal” Therion desarrollan su escenario hasta llegar a “Midsommarblot”, sin duda uno de los momentos álgidos de un trabajo en el que incluso aparece el flamenco y, de nuevo, una letra en español como es el caso de “Duende”, algo que ya sucedió en el primer volumen de ‘Leviathan’ con “El primer sol”. Quizá la presencia del argentino Christian Vidal en la banda tenga que ver con ello.

Lo mejor que puede pasarle a un disco es que lo escuches y quieras más y quieras ver como lo llevan al directo. ’Leviathan III’ cumple esta máxima.