Steve Wilson (Porcupine Tree) y Aviv Geffen han vuelto a crear un álbum precioso y de categoría a la altura de sus antecesores. Ambos se conocieron allá por el año 2000 dando lugar a su álbum debut “Blackfield” en 2004 y su posterior “Blackfield II” en 2007 con posterior gira que se inmortalizo en el DVD “Live in NYC”.

Steve Wilson creo que ya es conocido por todos y destaca por su mentalidad creadora. En mi opinión es uno de los grandes genios de nuestro tiempo que reparte sus recursos entre todos sus proyectos. Pilar fundamental en Porcupine Tree, banda de culto con la que ha alcanzado el máximo reconocimiento, depura sus excedentes creativos en proyectos como sus discos en solitario, No-Man, Bass Communion o este que nos ocupa. Pero esto no es todo, su prestigio se amplía en las labores de mezcla con trabajos destacados con gente como Opeth o King Crimson y como productor donde llegó a estar nominado para los Grammy.

Aviv Geffen es un hombre de reconocido prestigio en Israel, donde siempre ha defendido y ha proclamado la cultura pacifista en contra de posturas adoptadas por otras personas habitualmente en su país. Hijo del poeta Yehonatan Geffen y sobrino de Moshe Dayan (antiguo Ministro israelí exmilitar) siempre se ha mostrado muy crítico con los militares israelíes. Aviv ha colaborado con numerosos artistas, pero es con Steve Wilson donde la magia ha tenido más espectacularidad.

Clasificar el estilo de Blackfield es sencillo en tanto en cuanto forma parte del “Universo Wilson” y tiene relación con muchos de los trabajos que Steve realiza, pero en este disco la mano de Aviv es definitoria, ya que ha compuesto prácticamente todos los temas; lo que ha dado lugar a características diferenciadoras con sus anteriores entregas.

Posiblemente de sus proyectos este quizás sea el más melódico. Cierto es que tiene un enfoque más bien pausado, que invita al disfrute de la melodía sencilla de forma que todo parece sutilmente estructurado. Los teclados tienen mucho que decir y son los que soportan el mayor peso; pero también son muy importantes sus voces que son personalísimas y muy acordes con los paisajes sonoros presentados.

El disco se hace muy corto ya que no llega a los 40 minutos y está compuesto por cortes entre tres y cuatro minutos (salvo Zigota que llega a los cinco) donde todos resultan ser muy inmediatos. La portada se identifica perfectamente con el material sonoro; inspiran tranquilidad, profundidad, transparencia…es un álbum que invita al relax, ideal para escuchar en reposo y con los ojos cerrados…

El álbum abre con “Glass House” con ese sonido cercano a Porcupine Tree y con muchos matices de los primeros tiempos de Alan Parsons bien reforzado con suaves orquestaciones que nos presenta un elemento innovador que no abundaba en sus anteriores discos. “Go to Hell” presenta una estructura distinta, quizás algo repetitiva que también termina con una parte orquestada y con una letra en la que te lanzan insultos y te mandan al infierno como si te estuvieran haciendo caricias.

“Rising of the tide” es preciosamente melódica con unos puntuales recursos de guitarra muy acertados y esa armonización de ambos a las voces magnífica que se repetirá en varias ocasiones a lo largo del disco. “Waving” es un tema típico Steve Wilson con estructura totalmente de guitarra acústica en una armonía más bien alta con un estribillo facilón.

“Far Away” es básicamente acústico con Aviv a la voz, de duración corta a modo de interludio.“Dissolving With The Night” tiene una parte inicial de nuevo con Aviv a la voz acompañado al piano, que va desarrollándose y creciendo en orquestación a la vez que se incorpora la aportación vocal de Wilson.

“Blood” es uno de los puntos fuertes del disco, donde se aprecia claramente el trabajo de Aviv con ese sonido oriental. Nos presentan quizás el tema más rockero aunque siempre guardando ese medio tiempo obligado. De nuevo disfrutamos de la armonización vocal de ambos que redondea un gran tema. “On the plane” nos da una visión pinkfloidiana donde la sombra de Roger Waters parece emerger.

En “Oxigene” encontramos un corte de tintes positivistas y de agradable escucha. Con Aviv a la voz quizás sea el más pop de todos, de gran simplicidad y de gran calado.“Zigota” se acerca mucho a Porcupine Tree y concluye con una parte final que se sale de la estética marcada por el disco.

Para cerrar “DNA” y como no podía ser mejor, con las armonías vocales enmarcadas en esa base acústica orquestada que en definitiva podría resumir el sentir general del disco y que consigue dejarnos como flotando en una nube.

En resumen buen álbum más bien pop-melódico con esos ramalazos de paisajes pinkfloidianos y a diferencia de los anteriores muy trabajado en el aspecto de orquestaciones que le da una personalidad distinta a diferencia de los anteriores. Si hay que buscarle un pero, quizás lo podríamos encontrar en las letras que en algunos casos dejan mucho que desear, aunque conociendo el enfoque continuamente experimental de ambas mentes, no habría que descartar la intencionalidad de hacer las cosas de esta forma.

En Abril comienzan la gira por Europa que continuará en mayo por Estados Unidos y como suele ser habitual por desgracia, no vendrán por España por lo que más de uno nos quedaremos con las ganas.

Lo importante es que este proyecto se vaya consolidando y nos siga ofreciendo tan buenos trabajos como los cosechados hasta ahora.

Toni Marchante

Temas:
01. Glass House
02. Go To Hell
03. Rising Of The Tide
04. Waving
05. Far Away
06. Dissolving With The Night
07. Blood
08. On The Plane
09. Oxygen
10. Zigota
11. DNA