El pasado viernes en la sala Bóveda (ex Mephisto) reaparecía en la ciudad condal quien estuvo al frente durante 4 años de los míticos Iron Maiden: Blaze Bayley, teloneado por 2 bandas locales, y no por eso menos destacables.
Texto: Sara Amantegui
Fotos: Manel Amposta

 

Con todavía relativamente poca afluencia en la sala, los primeros en saltar al escenario fueron los de Vilanova: Dr X. Una literalmente jovencísima banda de heavy metal sustituyendo a Sofire, que caían a última hora del cartel por enfermedad de su cantante.

Para quienes llegaron más tarde, se perdieron una grata sorpresa: cantante femenina con gran voz y entregados guitarristas que hacían las delicias y podrían haber retado a cualquier dinosaurio del metal.

Acto seguido llegaban los refuerzos: Inmoonere, con el soporte inestimable de su público , recién llegado de Reus, llenaban la sala para presentar "Un Dia Perfecte Per Morir". Como ellos mismos se definen "una nueva manera de entender el metal en catalán", fueron sin duda la sorpresa de la noche.

Heavy metal con tintes progresivos, se encargaron perfectamente no sólo de calentar al público, sino de ganárselo y deleitarnos con su música y atmósfera. Con canciones de muy buena construcción, el ambiente que crearon – junto a unos destacables teclados – permitieron tanto a sus seguidores como a sus descubridores, disfrutar de un potentísimo concierto con un setlist muy bien elegido teniendo en cuenta el limitado tiempo del que disponian. Temas como "Fes-me Terra", "Tan sols criatures" y "Ella" sonaron una detras de otra para dar paso a un épico y brutal final con su ya clásico "Un dia perfecte per morir".

Después de haber sido servidos con semejantes aperitivos durante casi 2 horas, y entre público ataviado de clarísimas referencias a los Maiden, llegaba Blaze Bayley. Las comparaciones resultan odiosas, dicen. Pero, aunque más que aceptable, era inevitable tener presentes las diferencias con el gran Dickinson.

El que fue su sustituyo al frente de los británicos, físicamente no tenía ese pacto con el tiempo y daba la sensación de que, a pesar de su euforia (se comió al público durante gran parte del show), iba a padecer las consecuencias de su total entrega después del concierto. Tal fue que incluso asustó sin querer a un chaval de 10 años sentado sobre la barra del bar, que marchó acongojado y acompañado por sus padres.

Pero sin la sombra de Bruce, la entrega de la fiera de Blaze, musicalmente, fue apoyada por una banda que supo responder al nivel esperado: el guitarrista Chris Appleton, el bajista Dan Bates y Martin McNee a las baquetas le brindaron un soporte de altura.

Con un potente inicio de la mano de “Speed Of Light”, continuó desatando su energía a través de “The Launch” y ya la cosa se puso seria con “The Brave”, seguida de la mítica "Futureal" de Iron Maiden, que logró sin duda ese incomparable sonido y permitió al público perder los papeles, seguida de "Stare at the Sun" y “The Clansman” también muy bien recibida. Blaze lo estaba dando todo, desde el foso, y encima literalmente de su entregado público. Continuó con sus propias obras como "Watching in the night sky", "Silicon Messiah", "Ghost in the Machine" o "Kill and Destroy".

A continuación de "Samurai" supo poner la nota emotiva mostrando en su speech el aprecio por sus fans allí presentes, dedicándoles "The King of metal" y más adelante "Soundtrack of my life", con la grandiosa "Man on the edge" por medio, insistiendo en su discurso en que los auténticos reyes del metal eran ellos. Con la pieza de Iron Maiden y"Blood and Belief","The Man Who Would Not Die” y "Tough as Steel" de su militancia en Wolfsbane, supieron rematar su completo repertorio.

Sin duda Blaze demostró ser además de una carismática voz, un derroche imparable de energía, que no dudó en gastar su tiempo en disfrutar del feedback de sus fans después de semejante entrega. Lo que desconocemos es cómo sería su crónica el día después.

Texto: Sara Amantegui
Fotos: Manel Amposta

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