Los suecos Katatonia llevan ya bastantes años siendo una de las bandas más elegantes y personales del panorama metálico. En The Fall of Hearts, su décimo disco, continúan sonando emotivos y melancólicos como siempre, adentrándose con éxito en caminos más progresivos y menos inmediatos. Un álbum complejo y quizás inesperado, rico en detalles, que sorprende de buenas a primeras y mejora con las escuchas.

Albert Vila

Katatonia son, desde el primer día, una banda en constante evolución. Empezaron a mediados de los noventa con un doom metal oscuro, pesado y melancólico bastante típico de esa época, pero al cabo de tan solo un par de discos empezaron a abrazar un estilo más atmosférico y melódico, mucho más personal, ya sin lugar para voces guturales pero sin perder un ápice de melancolía, más bien al contrario. Con el tiempo, siempre poco a poco y de forma natural, se han ido alejando más del doom/death y han ido adpotando elementos del metal progresivo, del rock gótico ochentero, e incluso del rock alternativo, convirtiéndose en una banda única, honesta, respetada y perfectamente identificable, gracias a una buena cantidad de discos notables y un sinfín de melodías adictivas, originales y elegantes. En este sentido su trayectoria y evolución musical tiene puntos en común evidentes con los británicos Anathema.

A mí estos Katatonia más melosos, he de confesarlo, siempre me han gustado, y en algunos discos, especialmente The Great Cold Distance (2006) y su anterior Dead End Kings (2012), me han gustado realmente mucho, gracias a algunas canciones absolutamente espectaculares, emocionantes y pegadizas, con melodías que se te graban a fuego. Entiendo que haya gente que con los años les hayan dado la espalda y que los encuentre demasiado accesibles, limpios y melódicos, incluso que les ofenda particularmente que hayan olvidado sus orígenes más puramente metaleros. Aún así, me sorprende cuando algunos de los más auténticos del lugar los siguen calificando de vendidos cuando creo que su música dista muchísimo de ser accesible comercialmente, y al éxito de ventas que tienen (más bien modesto) me remito.

Aunque Katatonia se alejen del metal más puro, sus miembros no reniegan del estillo en absoluto. Sus almas máteres Jonas Renkse y Anders Nystrom, vocalista y guitarrista respectivamente, son también miembros fundadores de Bloodbath, una de las bandas más interesantes de death metal escandinavo actual, que cuenta con colaboradores de lujo como Mikael Akerfeldt de Opeth o Nick Holmes de Paradise Lost.

Con una hora y 7 minutos, The Fall of Hearts es un disco bastante largo. Más largo que cualquiera que hayan publicado durante este siglo. Para mí, peca incluso de demasiado largo, ya que hay momentos en que se hace un poco pesado, y creo que, aunque no haya relleno evidente, tampoco habría pasado nada si se huberan ahorrado un tema o dos. Si su anterior Dead End Kings destacaba por su simplicidad, inmediatez y minimalismo, en The Fall of Hearts han apostado por todo lo contrario, con canciones complejas, diversas y ambiciosas, con muchos arreglos y detalles. Se adentran un poco más en el metal progresivo más moderno de grupos como Opeth o Riverside, sonando a veces bastante diferentes a lo que nos tenían acostumbrados. También sorprende la incursión, muy utilizada, de percusiones acústicas. La dulce voz de Jonas Renkse sigue siendo el hilo de continuidad: su tono es siempre relativamente uniforme, pero posee una belleza y personalidad excepcionales, y una capacidad para la melodía prácticamente única, sabiéndote llevar sin aparente esfuerzo por la miríada de emociones que transmite la música de Katatonia.

Si bien en primera escucha no me entró demasiado bien y me costó mucho mantener la atención, a cada nuevo intento me resulta más accesible, más difrutable y menos lineal. Hay muchos matices y momentos brillantes, listos para ser descubiertos poco a poco, sin prisas. Katatonia siguen siendo una de las bandas más elegantes del panorama actual y en este, su décimo trabajo ya, siguen derrochando clase, talento y calidad.

Vamos a decirlo sin rodeos: la inicial "Takeover" es un temazo espectacular. Su comienzo y su primer minuto me parecieron al principio un poco dubitativos, pero a partir de ahí el tema es épico, rítmico y emocionante, con un rollo progresivo y shoegaze de la mano de una guitarra fabulosa que te engancha a la primera y unos órganos hammond que le dan un toque juguetón, reminiscente de bandas como Pain of Salvation, Riverside o los últimos Opeth. La voz de Jonas Renkse, como siempre, es preciosa, ínitima y melódica. El estribillo es excelente, bastante típico de la banda (cosa que ya me gusta). Tiene toques más agresivos de lo que Katatonia nos acostumbran últimamente, con riffs que bordean el djent, y infinidad de nuevos y brillantes detalles que se descubren ante tí a cada nueva escucha. Uno de los mejores temas del álbum sin duda, si no el mejor, muy dinámico y con momentos realmente ecstáticos.

"Serein" es también magnífica, mucho más directa y característica de Katatonia, quizás la que más me recuerda a sus grandes hits. Las guitarras en su riff principial flirtean un poco con el death metal melódico, pero a la vez es uno de esos temas que bordea el rock alternativo, bailable, con una línea de voz evocadora, melancólica y pegadiza.

Cuando salió "Old Heart Falls" como adelanto del disco, a mí, sin parecerme mala, me resultó un poco aburrida y no me acabó de convencer. Es cierto que el tema es especialmente lento y calmado, pero cuando más lo conoces más vas descubriendo sus ricos matices, y más te van entrando estas melodías brillantes y emotivas que nos ofrecen tanto la guitarra como la voz. Los barcelonistas como yo, por supuesto, renegarán de buenas a primeras del cuarto tema de este disco, con su innecesariamente ofensivo título. Se nota que se grabó a principios de este año, porque ahora quizás tendría más sentido que se llamara "Undecima". Sea como fuere, es un tema muy melódico y emotivo, con algunos pasajes íntimos preciosos, y un bonito trabajo a las guitarras acústicas.

"Sanction" empieza con un riff muy agresivo, metalero y progresivo, que recuerda a grupos modernos como Leprous o Haken, y se va alternando con partes más atmosféricas y la presencia por primera vez de estas percusiones acústicas que encontraremos como recurso habitual en buena parte de los temas restantes. "Residual", por su parte, es atmoférica y pausada de principio a fin, con una instrumentación inicial muy reminiscente de los últimos Anathema, algunas buenas melodías y una gran parte intermedia más progresiva, pero posiblemente se acaba haciendo un poco plana.

"Serac", el tema más largo del disco, es un "opethazo" total, tanto instrumental como vocalmente. Y no solo en las melodías, incluso el tono de voz de Jonas se acerca peligrosa y sorprendentemente al de Mikael Akerfeldt. El tema está muy bien, la verdad, pero dá un poco de cosa ver que en algunos momentos se parece tantísimo a sus compatriotas suecos. Tiene un feeling muy progresivo y pesado, algunos riffs realmente buenos, y un solo harmónico más que interesante.

"Last Song Before the Fade" es un medio tiempo muy rítmico y directo, que gira alrededor de una muy buena idea instrumental y una melodía vocal bastante pegadiza, aunque las partes más acústicas son algo menos excitantes, y el tema quizás se queda un poco corto. "Shifts", por su parte, es preciosa, una de las canciones que más me gustan del disco. Lenta, atmosférica, con unos juegos de voces originales y muy atractivos, ambientaciones melancólicas y un piano cinemático muy evocador. Aquí no encontramos ni un resqucio de metal, pero no nos hace falta para nada.

"The Night Suscriber" empieza muy lenta y acústica, con una base de cuerdas ambiental y emotiva, pero no empieza a brillar realmente (y como brilla!) hasta que entra un magnífico riff progresivo y una línea de voz oriental y atmosférica. "Pale Flag" es una bonita balada acústica, con aires folkies y con una guitarra y una instrumentación de inspiración celta que llega a recordar a Loreena McKennit. Cierra el disco "Passer", un gran tema muy energético y metalero con reminiscencias evidentes de Opeth, aunque esta vez no son tan calco como en "Serac". Destaca el largo y brillante solaco con el que empieza el tema, y, como no, las excelentes progresiones vocales, así como los riffs de inspiración death melódica.

Katatonia nunca han tenido miedo a cambiar, aunque les haya costado algun que otro palo. Me da la sensación que el salto que han dado aquí es el más pronunciado en muchos años, y no sé si el público va a estar enteramente preparado. Su tradicional melancolía y sus melodías emotivas siguen ahí, pero las canciones son en general mucho menos inmediatas, y los elementos progresivos modernos introducidos son a veces muy marcados. Son relativamente novatos en estas lides, y si bien en general el resultado es muy bueno, hay momentos en que pecan un poco de genéricos, cosa que resulta extraña en un grupo tan personal como ellos.

El disco se hace un poco largo para escucharlo del tirón, y yo personalmente lo disfruto más a trozos o en temas sueltos, ya que las canciones son indudablemente buenas y ninguna desentona especialmente. "Takeover", por ejemplo, podría entrar en mi grupito de favoritas de la banda, y durante todo el disco hay una generosa cantidad de momentos interesantes, incluso brillantes, pero me da la sensación que falta algo para que podamos catalogar este álbum como excelente. El sonido es perfecto, tienen talento a raudales y son un grupo valiente y muy relevante, pero este disco no está, para mi gusto, y a día de hoy, a la altura de sus mejores creaciones.

En todo caso digo esto de "a día de hoy" porque ya conozco mi relación con esta banda, y sé que sus discos suelen crecer con el tiempo, especialmente si les das unas semanas de descanso, así que quizás cuando relea esta reseña de aquí un par de meses habré cambiado de opinión. Por suerte, la música y nuestra relación con ella va mutando con el tiempo, y algo que nos emocionó en su momento nos puede resultar indiferente hoy y, no sería la primera vez que me pasa, algo que en su momento no me pareció nada del otro mundo se convirtió con el tiempo en pivotal en mi vida musical. Pero bien, las opiniones potencialmente precipitadas son el sino del crítico aficionado, así que qué le vamos a hacer!

Su último paso por España (si no contamos su presencia en el Be Prog! My Friend del año pasado) fué frustrado por una cancelación de última hora, así que, si mi memoria no me falla, hace casi 6 años que no han visitado nuestras salas. Esto cambiará por fin este octubre con sus esperadas fechas en Barcelona, Sevilla y Madrid junto a teloneros aún por anunciar. No me sorprendería que cuando recupere este disco para prepararme para ese concierto, encuentre la obra maestra que no he sabido ver ahora.

Albert Vila:

Temas:

Takeover (7:07)
Serein (4:46)
Old Heart Falls (4:23)
Decima (4:47)
Sanction (5:07)
Residual (6:54)
Serac (7:25)
Last Song Before the Fade (5:01)
Shifts (4:54)
The Night Subscriber (6:10)
Pale Flag (4:24)
Passer (6:32)

Videos: