Resurrection Fest demostró estar a la altura y las bandas sudaron para dejar su marca y no caer bajo la poderosa sombra de Iron Maiden. Todo influye y la organización lo sabe, cuidan hasta el más mínimo detalle y por ello solo puedo decir una cosa más: ¡hasta el año que viene!

Texto: Alex Hidalgo
Fotos: Miguel Viguera

¿Pudisteis oírlo? El qué os preguntaréis: el silencio inquietante que deambulaba por Viveiro el tercer día del festival. Los nervios se agolpaban a las puertas de la taquilla diaria y muchos no habían podido dormir por algo que habían oído decir al anciano del pueblo: ¡el número de la bestia se acerca!, chillaba al preguntarle. Unos decían que esto era digno para un programa de Cuarto Milenio pero la explicación no tenía nada que ver con lo paranormal: Iron Maiden venía a Galicia después de tantos años y se notaba en el ambiente.La presencia de la doncella metálica siempre atrae y Resurrection Fest no iba a ser una excepción con ese precioso sold out que había colgado. Ante ello, y con un color gamba que me hizo ir a por una crema solar ante el temor de acabar siendo hecho a la plancha, abandoné el camping y fui hacia el recinto para disfrutar de los ingleses y otros nombres legendarios.

   

Decidí empezar el día de una manera muy especial: viendo a un amigo encima de uno de los escenarios del Resu. Hacia tiempo que me había propuesto ver a al buen señor que es Esteban Portero con Obsidian Kingdom, una banda imposible de predecir en la música. La asistencia no les acompañaría pero su clase y un sentimiento inaudito iría con ellos todo el rato. Me sentí arrepentido por no haberlos visto antes, fue un gran show y con la oscuridad de una sala fijo que ganan. “A Year With No Summer” fue todo un éxito para acabar pese a que el verano si que relucía en el cielo de Viveiro. Al finalizar el concierto, uno de los cuatro jinetes del thrash europeo bajaba de los cielos a repartirnos una dosis de buen metal; Destruction aparecía a una hora muy temprana para levantarnos de la siesta con sudor. Presentaron su reciente cd “Under Attack” en un show rápido e intenso donde Schmier dio una clase de buen metal y de lealtad a la música a todos los presentes.

El nombre Shining suele traer siempre una pregunta con ellos: ¿qué Shining son, los suecos o los noruegos?. En este caso teníamos a los noruegos ante nosotros. Siendo su primera visita a la península, demostraron que tienen una legión de seguidores y que poseen un show energético con canciones únicas y delirantes como “Blackjazz”. Ojala vuelvan pronto, pensarían algunos, pero ojala viniese con más regularidad Bullet For My Valentine, estarían pensando muchos más. Los galeses se han ganado un nombre respetable a lo largo de los años, pero por alguna razón se dejan ver muy poco por nuestro país. Por eso su actuación era especial: por su rareza. Saliendo puntuales, “No Way Out” golpeó el suelo gallego como los rayos de Sol que hubo que aguantar. Cayeron nuevas canciones como “You Want a Battle? (Here’s a War)”, no tan nuevas como “Your Betrayel” y esos temas con los que había crecido más de uno como “The Poison” y “Scream Aim Fire” que provocaron una explosión de felicidad. Fue un buen show por parte de Bullet For My Valentine que acabó con la reconocida “Waking The Demon”, pero algo faltó para acabar de ser uno de los más recordados. ¿El cansancio hizo que no los pudiera disfrutar? ¿El no poder usar un buen equipo de luces para ganar presencia visual les quitó puntos? Muchas teorías que espero que queden resueltas con la primera visita de galeses con su gira, ¿no sería fantástico?

   

Mientras tocaba Enslaved y yo aprovechaba para ir a cenar, los fans de Iron Maiden iban desfilando hacia el escenario principal como si de una procesión de semana santa se tratase. Encontrar un buen sitio fue difícil, el sold out se palpaba junto a la emoción. Puntuales como siempre, el vídeo introductorio comenzó a emitirse y Steve Harris y los suyos saltaron al escenario al ritmo de “If Eternity Should Fail”. La unión que lucía la banda era magistral, como nunca les había visto, y el estado de Bruce Dickinson después de su enfermedad era de otro universo. Siempre he admirado al cantante inglés pero después de ver lo que vi, ha subido en mi escala más. Su estado de forma es perfecto y su voz fue capaz de dar un sentimiento emotivo a “Tears of a Clown”, el tema que recuerda a un gran dios de la comedia como lo fue Robin Williams. Con “The Tropper” el personal estalló, hay que ver el poder que tienen las canciones clásicas, y “Powerslave” reafirmó que los temas antiguos siempre tendrán un atractivo mayor. Se pudo ver claramente en el siguiente tramo del set: con “The Book of Souls” hubo una reacción leve pero con “Hallowed Be Thy Name” no hubo forma de medir la explosión de la emoción. Eddie sigue apareciendo cuando menos te lo esperas y el espectáculo que ofrece la banda a lo largo de su show es de una forma equilibrada e óptima. “Fear of the Dark” unió a todos bajo la misma voz y “Iron Maiden” sirvió para hacer un leve amago de retirada.

No iba a ser así, ¡Scream For Me Viveiro!” todavía iba se iba a escuchar una vez más y con el himno que siempre es “The Number Of The Beast”, la entrañable “Blood Brothers” y la poderosa “Wasted Years” se finiquitó el concierto del gran cabeza de cartel del Resurrection Fest. El setlist fue equilibrado y dudo que alguien saliese desilusionado por las canciones interpretadas. Fue un show digno de la doncella, con un Bruce siendo un caballero en todo momento y una banda que demostró la razón de su leyenda.

Lástima que mi rodilla derecha no demostró estar a la altura de las circunstancias; durante el show de Maiden sufrí una sobrecarga como una catedral que me obligó a pasar por la zona de emergencias. Me tocó ver los shows sentado, desde lejos y sin poder saborear lo que las bandas estaban ofreciendo. Entombed A.D. ofrecieron un concierto intenso que encantó a los presentes y la leyenda del black metal Abbath no tuvo su noche. El gigante noruego ofreció un show recortado, con un sonido que dejó mucho que desear y una actitud criticable pero justificable por el simple hecho de que todos somos humanos. La herida que le ha dejado la situación con Immortal es más profunda de lo que imaginamos.

  

Mi rodilla no pudo más, con ansias de descanso me retiré a recargar fuerzas antes del largo viaje de vuelta que se avecinaba. Fue un festival memorable con un ir y venir que me pasó factura si, pero no me arrepiento ya que disfruté de conciertos memorables. Resurrection Fest demostró estar a la altura y las bandas sudaron para dejar su marca y no caer bajo la poderosa sombra de Iron Maiden. Todo influye y la organización lo sabe, cuidan hasta el más mínimo detalle y por ello solo puedo decir una cosa más: ¡hasta el año que viene!

Texto: Alex Hidalgo
Fotos: Miguel Viguera