Terminé mi reseña del anterior álbum en solitario de Steven Wilson “The Future Bites” hace dos años diciendo: “En mi opinión a Steven le vendría bien una rehabilitación en Porcupine Tree”. Me hizo caso. Meses después, contra todo pronóstico, anunció la reunión de Porcupine Tree con un nuevo disco y una gira exitosa, que no confirma ni desmiente si habrá más Porcupine Tree en el futuro. Todo quedará supeditado, como siempre, a lo que Steven Wilson decida en el futuro.

Toni Marchante

Tras la agradable experiencia de Porcupine Tree, Steven Wilson retoma su carrera en solitario y lo hace con “The Harmony Codex”. ¿Y qué nos ofrece este nuevo álbum? Pues bienvenidos a un nuevo viaje sonoro por el Universo Wilson.

Steven Wilson siempre ha demostrado tener las ideas muy claras en cuanto a la dirección musical que debería tomar y es digno de alabar su valentía por hacer siempre aquello que le ha dado la gana musicalmente hablando, tomando como base los sonidos de los 70, 80 y 90 que siempre les han fascinado, ha ido creando y evolucionando su nueva música, sin influenciarse por las modas o por el público en general.

Pero si hay algo incontestable y sobresaliente en todos sus discos, es la excelencia del sonido. Si hay un artista del que merezca la pena hacerse con las grabaciones en formato 5.1, ese es Steven Wilson. La calidad de la producción ponen sus obras en otra dimensión y esta última no es una excepción.

Steven comenzó a trabajar en este nuevo disco incluso antes de retomar Porcupine Tree, animado por una historia de su libro autobiográfico “Limited Edition of One”. No se trata de un álbum conceptual, pero tiene temáticas muy concretas. El simbolismo de la portada con la escalera multicolor de piezas de plástico, es un aspecto más de la excelencia en la promoción del lanzamiento, con el despliegue habitual por parte de Wilson, en cuanto a redes sociales, presentaciones sonoras exclusivas y formatos físicos del lanzamiento.

Siempre me ha gustado escuchar los discos de Steven al completo. Los adelantos y avances de canciones sueltas, nunca ha dado la dimensión de sus obras, el conjunto compensa y distribuye los pesos sonoros dotando de más sentido a la obra y este es uno de los factores que engrandecen este nuevo trabajo, colocando las canciones de tal manera que todo encaja a la perfección, en un disco donde la electrónica y la programación tiene un gran protagonismo.

La cosa arranca con “Inclination” con una programación electrónica que marca el ritmo y que se va embelleciendo con teclados diversos. La programación se va apagando para aparecer la voz de Wilson que, retomando el trasfondo electrónico de nuevo acaba por desarrollar la canción.

“What Life Brings” podríamos decir que es un corte estardar de la factoría Wilson. Con matices de Porcupine Tree y sus anteriores trabajos en solitario, con una acústica especial, ramalazos pinkfloidianos y un maravilloso bajo, que aparece ya bien entrada la canción. De los mejores temas del disco.

“Economies of Scale” fue lo primero que conocimos, tema donde convergen de forma breve y concisa la programación a base de caja de ritmos y secuencias sonoras, los arreglos orgánicos de teclados y la voz. Una canción interesante, aunque no estelar. Quizás pudiera ser el corte más cercano a su álbum anterior.

“Impossible Tightrop” es la pieza más larga y nos ofrece un viaje de sensaciones que se inicia con sonidos muy cercanos al “Blade Runner” de Vangelis, adentrándose posteriormente en un bosque de suaves riffs de guitarra que sirven de marco para colar un interesante solo de saxo de Theo Travis. La canción parece acabar, pero irrumpe tras el silencio, los acordes de piano de Adam Holzman, que se ven acompañado por las vocalizaciones de Wilson, para retornar al punto anterior, sustituyendo el saxo por melodías corales y de guitarra. A partir de ahí el corte toma claros matices jazzísticos, que nos recuerdan a su etapa de “Grace for Drowning”.

Hace ya unos cuantos discos que Steven convirtió a Ninet Tayeb en su musa vocal. Y es en “Rock Bottom” donde ambos hacen un dúo muy sentido, donde la israelí está espectacular. Los arropes de teclados se encargan de hacer lo demás y el precioso solo de guitarra casi al final de Niko Tsonev, deja dar a Ninet la estocada definitiva.

En “Beautiful Scarecrow” de nuevo la programación hace acto de presencia y junto a la voz de Steven componen esta pieza. La base electrónica me recuerda bastante a los sonidos ambientales de comienzos de los noventa, aquellos discos de Enigma o aquel “The songs of distant earth” de Mike Oldfield.

“The Harmony Codex” se basa en evoluciones sobre una misma melodía a modo de canon. Nos retrotrae al sonido new age que se puso de moda a finales de los ochenta y principios de los noventa. A algunos le sonará largo y repetitivo, pero la consistencia del corte en mi opinión radica en su duración.

Adam Holzman a base de gran piano, arranca de forma grandiosa “Time is Running Out” y Wilson con los toques electrónicos se encarga de ir evolucionando la canción, con Adam siempre desarrollando melodías, en un corte también muy de la factoría Wilson.

A esto le sigue «Actual Brutal Facts», enmarcada en contexto electrónico pero con aspectos más diferenciales. La voz se manifiesta grave y profunda, confirmando los matices misteriosos y oscuros de la canción. De destacar la sección rítmica de charles y percusión del gran Craig Blundell.

El disco concluye con “Staircase” otro de los grandes logros de este disco, con estructura electrónica y pop, acertadamente arpegiada y concebida. Y es que si juntas en un mismo tema a Nick Beggs, Craig Blundell, Adam Holzman y Nico Tsonev los detalles son verdaderamente increíbles. Los últimos tres minutos del corte se componen de teclados y narrativa, dada la importancia simbólica de las escaleras en la temática del disco, un final adecuado y etéreo.

Steven Wilson nos ofrece un disco con muchos matices recogidos en su extensa carrera musical, tanto en solitario como en sus otros proyectos. Este hecho y el apoyarse demasiado en influencias electrónicas del pasado (Tangerine Dream o los ya mencionados Vangelis, Oldfield, Enigma por ejemplo) minora en cierta medida su creatividad en lo musical, quedándonos con la sensación de que aún es capaz de alcanzar mayores cotas.

El gurú británico sigue haciendo la música que en cada momento le apetece, y aunque rescate matices e influencias anteriores trata de no repetirse. Unos discos te gustarán más y otros menos, en función de tus gustos musicales; están sus discos más progresivos, los más pop, los más electrónicos, etc…cada oyente marca sus preferencias, pero siempre cumple con la disciplina que le apetezca.

 Este nuevo trabajo, es un acertado giro, tras el enfoque musical de su anterior “The future bites”, aunque conserva algunos de los destellos de éste. Buen disco, del que esperábamos algo más, ya que no llega a la contundencia de sus grandes obras, concentradas en sus primeros cuatro álbumes. Al menos esa es mi valoración, porque, como dije antes, cada uno tiene sus gustos personales.

Toni Marchante

Temas:

Inclination (7.15)
What Life Brings (3.40)
Economies of Scale (4.17)
Impossible Tightrope (10.42)
Rock Bottom (4.25)
Beautiful Scarecrow (5.21)
The Harmony Codex (9.50)
Time is Running Out (3.57)
Actual Brutal Facts (5.05)
Staircase (9.26)