Llega a nuestras manos el doceavo disco de estudio de STRYPER, es decir, la banda más reputada de metal cristiano de todos los tiempos. Generosamente promocionados por su discográfica FRONTIERS MUSIC recibimos con curiosidad y fidelidad el nuevo trabajo de los americanos STRYPER, osea, esa banda de metal cristiano con la que gran parte de los adolescentes de la década de los ochenta flipábamos por su forma de practicar heavy metal clásico, potente, directo, contundente y a la vez melódico, ajenos en la mayoría de casos al contenido bíblico de sus letras. Recuerdo cómo en alguna que otra revista de la época – por aquel entonces olvidémonos de internet ni redes sociales – se comentaba eso de que los STRYPER repartían biblias en sus conciertos y cómo nosotros decíamos aquello de «a mi me da igual…total las letras no las entiendo pero la música mola».

Yo soy uno de esos que en el año 1984 apostó por gastarse esas pesetas que tanto costaban conseguir para invertirlas en aquel primer disco de STRYPER titulado «The yellow and black attack» porque contenía los potentes temas «Loud’n’clear» y «Co’Mon Rock» que tanto me impactaron cuando algun colega me los dejó escuchar en una de esas cintas grabadas que corrían por clase. Lógicamente enseguida esperé ansioso que llegara el que sería su segundo trabajo «Soldiers Under Command»(1985), con esa portada en la que lucían los cuatro melenudos vestidos de negro y amarillo acompañando una especie de vehículo de asalto tematizado con los mismos colores y que servia como envoltorio de un vinilo que recogía himnos como «Soldiers under command», «Makes me wanna sing», «Together forever» o «The rock that makes me roll». Por aquel entonces los hermanos Michael Sweet (vocalista, guitarra y principal compositor), Robert Sweet (potente baterista), Oz Fox (excelente guitarra solista) y Tim Gaines (bajo) estaban en estado de gracia y subiendo como la espuma.

En el año 1986 le llegó el turno a su disco más triunfal titulado «To hell with the devil», con una espectacular portada en la que cuatro ángeles musculados que parecían extraídos de cualquier portada de MANOWAR, rodeaban y mandaban al infierno al mismísimo diablo mientras a éste le arrancaban de sus manos una guitarra eléctrica. Una gama cromática en la portada protagonizada por el rojo del fuego, el azul del cielo y figuras divinas rondando por la zona central de la ilustración. Con este tercer trabajo consiguieron vender más de dos millones de copias, alcanzaron disco de platino y, hasta la fecha, nunca más han vuelto a repetir ese hito. Supongo que es por eso que desde sus últimos intentos por remontar el vuelo han seguido utilizando ese mismo modo de ilustrar su últimos lanzamientos (véanse las portadas de «No more hell to pay» (2013), «Fallen» (2015) o este último «God Damn Evil» (2018). En cuanto a lo musical, el trabajo bien mereció ese reconocimiento con temas históricos como «To hell with te devil», «Callin on you», «Free», «The way», «Rockin’ the world» o «More than a man».

Como le ha pasado a tantas bandas, alcanzar un éxito de las dimensiones de «To hell with the devil» pasó factura a STRYPER y pese a intentar repetir la hazaña con aquel «In good we trust» (1988) y, pese a que tenía buenos temas heavies como «The writings on the wall» o «The reign» o la melódica «Always there for you» lo cierto es que este trabajo fue bastante criticado por ser excesivamente edulcorado y aportar más bien poco a la trayectoría que llevaban hasta la fecha.

Para intentar superar el «chaparrón» apostaron por publicar «Against the law»(1990), abandonando toda su imagen glam rock, sus colores negros y amarillos, sus portadas grandilocuentes y obviando hablar de Dios en sus letras. «All for one» y «Rock the hell out of you» vendrian a ser de lo mejor del disco pero en términos generales aquello fue un fiasco y tras el recopitalorio «Can’t stop the rock» (1991) el líder Michael Sweet abandonó STRYPER para iniciar su carrera en solitario.

Una década después STRYPER volvía con un recopilatorio titulado «7 the best of stryper» que incluía 2 temas nuevos, se olía la reunión, y también vió la luz un directo «7 weeks: live in america 2003» pero no sería hasta el año 2005 que llegaría la publicación del nuevo disco de STRYPER, el primero con temas nuevos en 15 años, titulado «Reborn» y que, al parecer, era un concepto originariamente destinado a la carrera en solitario de Michael Sweet. Un disco maduro, denso, contemporáneo, que recuperaba la lírica de su pasado cristiano pero que, como se suele decir, pasó bastante inadvertido.

«Murder by pride» (2009) recuperó, ahora sí, el espíritu clásico de la banda, es decir, el estilo STRYPER de sus primeros cuatro discos y en el que destaca la versión de BOSTON «Peace of mind» o «Murder by pride» que bebe directamente de aquel «To hell with the devil» aunque, ni de lejos, alcanza la grandiosidad de esa época.

Si con «Reborn», más cercano al grunge y metal de la época no lo consiguieron, si con «Murder by pride», que pretendía volver a sus raíces tampoco, probaron con «The covering» (2011), es decir, el socorrido recurso del disco de versiones con un tema nuevo de STRYPER titulado «God» realmente bueno. Evidentemente el resultado fue exitoso y es que, ¿cómo no iban a funcionar versiones de SWEET, SCORPIONS, BLACK SABBATH o IRON MAIDEN con la potencia vocal de Michael Sweet y el buen hacer instrumental del resto de la banda?

En el año 2013 llega el fichaje por FRONTIERS RECORDS y, supongo que por aquello del marqueting empresarial, STRYPER optó por, lejos de publicar nuevo material, lanzar otro recopilatorio titulado «SECOND COMING» pero esta vez regrabando sus propios temas para la ocasión, todos ellos extraídos de sus tres primeros trabajos a excepción de dos temas nuevos, es decir, «Bleeding from inside out» y «Blackened» los cuales, por si acaso, fueron colocados en penúltimo y último lugar en el listado total de canciones de este trabajo y que, francamente, tampoco suponen grandes piezas.

Y así, entre mareo y mareo de perdiz, nos plantamos en noviembre de 2013, momento en el cual, entonces sí, STRYPER recupera toda su estética con sus clásicas portadas y publica «NO MORE HELL TO PAY» en el que, por fin, hallamos esos trallazos propios de los ochenta como es el caso de «Saved by love», «Te amo» (no es ninguna balada, todo lo contrario), «Renewed», «Legacy» o «Sympathy», con esos gritos marca de la casa que demostraban que Sweet seguía en plena forma. Lo mismo podemos decir de «FALLEN» (2015), manteniendo esa esencia clásica y consolidando así la apuesta de STRYPER es cuanto a mantener lo que, al fin y al cabo, le han reclamado sus fans durante todo este tiempo y que no es otra cosa que el hecho de que sean fieles al sonido de sus tres primeros discos. Hallamos en ese «Fallen» temas épicos como «Yahwe» – sin duda una de sus mejores composiciones en años – , la rabiosa «Till I Get What I Need», las también cañeras y rápidas «The calling» y «King of kings», los medios tiempos «Fallen» y «Pride» o la versión de BLACK SABBATH, «After forever» de aquel «Master of Reality»(1971)

Por último nos toca hablar del reciente «GOD DAMN EVIL» (2018) el cual, francamente, esperaba que tuviera el mismo rol de aquel «TO HELL WITHE DE DEVIL» (1986), es decir, que supusiere el ascenso definitivo en cuanto a sus dos anteriores lanzamientos. Si en aquel disco de 1986 supuso la proyección de la banda a un estadio superior, no podemos decir lo mismo de este «GOD DAMN EVIL». No se trata un mal disco en absoluto, no en vano, seguimos encontrando temas épicos como «Take it to the cross» (con uno de los estribillos más raros de su carrera en un intento de componer un tema lo más radical posible) o «The Valley» (video clip en el cual si que vemos claramente a Sweet con la Biblia entre las manos), temas acelerados como «The Devil Doesn’t Live Here» (de los más duros últimamente compuestos por la banda), melodías pegadizas como «Lost» o «Sorry» (tema contra la violencia de género) o apuestas roqueras como el tema que da título al disco. En líneas generales, por tanto, se mantiene la línea compositiva de la banda la cual, todo sea dicho de paso, estrena a su nuevo bajista Perry Richardson (EX – FIREHOUSE) tras la polémica salida de la banda de su eterno compañero Tim Gaines.

En cuando a la producción de este «GOD DAMN EVIL» no cabe esperar sorpresas. El productor sigue siendo Michael Sweet, tal y como lo ha sido en todos los trabajos de la nueva etapa de STRYPER y, en consencuencia, el lector podrá suponer que el lucimiento vocal de Sweet está garantizado. Las guitarras de OZ FOX y la suya propia siguen sonando como siempre, la distorsión típica de la banda y, por último, la presencia del hermano de Michael, es decir, Robert, sigue intacta.

Algunos dicen que en el mundo de la música hay dos tipos de bandas, las que evolucionan y, por otro lado, las que se dedican a repetir el mismo disco mil veces porque eso es lo que les garantiza la supervivencia. Bien, en el caso de STRYPER, si bien es cierto que intentaron aquello de la evolución, la historia les ha obligado a volver al camino que ellos mismos crearon en sus cuatro primeros discos. «GOD DAMN EVIL», aparte de haber generado cierta polémica con el título, el cual en palabras del propio Sweet vendría a ser una especie de rezo que vendria a decir algo como «Dios, maldice al maligno», decía yo que aparte de eso, difícilmente será recordado como el mejor trabajo de la banda pero creo que, francamente, mantiene el nivel exigido por los fans que esperan de STRYPER que den continuidad al sonido que dejaron aparcado a finales de los ochenta y que recuperaron a mediados de la primera década de los 2000.

Lo que está claro es que en directo la banda sigue rindiendo notablemente y para poder comprobarlo aprovechamos para recordar que tendremos ocasión de verles en su única fecha española el próximo 7 de julio en el ROCK FEST BARCELONA 2018.

Marcel·lí Dreamevil

Temas:01 – Take It To The Cross, 02 – Sorry, 03 – Lost, 04 – God Damn Evil, 05 – You Don’t Even Know Me, 06 – The Valley, 07 – Sea Of Thieves, 08 – Beautiful, 09 – Can’t Live Without Your Love, 10 – Own Up, 11 – The Devil Doesn’t Live Here

https://www.stryper.com