La gira de “The Aristocrats” pasó por España, arrancando en Madrid el pasado día 17 de Marzo en la sala Ramdall. Lo que comenzó como una colaboración puntual a modo de clinic, se ha convertido en una de las bandas más prometedoras, al menos dentro del rollo instrumental y virtuoso, de la actualidad, debido a la petición de múltiples fans que soñaban con la colaboración del señor Guthrie Govan con el batería Marco Minnemann.
Belch

Tras su grandioso disco, pasan por España, con una respuesta por parte del público bastante fría, apenas 100 personas, en una sala desangelada y que sobró por todos lados. No sé cómo habrá ido la asistencia de Barcelona y Bilbao, pero, lo que para los que pudimos asistir fue un concierto espectacular, los promotores dudo mucho que opinen lo mismo. Espero que tras esto, sigan confiando en traer bandas de este estilo y, sobre todo, de esta calidad. En fin, fue una pena, porque este tipo de iniciativas son buenas para la música y para que cada vez más y más gente se aficione a los instrumentos.

Salvando el tema de asistencia, el concierto fue espectacular. Los tres instrumentistas brillaron a gran altura, incluso Govan que estaba enfermo, dio una clase magistral de su instrumento, no tanto por 1000 notas por segundo, sino por una capacidad rítmica y control del tempo realmente envidiable. Temas de gran complejidad con cambios de ritmo, con frases extrañas, con compases nada habituales en la música moderna, llevados al extremo con una facilidad insultante.

Beller se puso al frente, siendo quien más se comunicaba con el público pese a ser el más desconocido. Muchos tenían dudas de Beller, ya que los otros dos instrumentistas son auténticos virtuosos, sin embargo, no se puede decir que bajase el nivel. Todo lo contrario, soportó la dificultad de ejecución de cada uno de los temas, demostrando su maestría y, para un servidor, es uno de los grandes descubrimientos en cuanto a bajistas se refiere.

Sin embargo, para mí el ganador de la velada fue el señor Minnemann. Todo lo que tocó con la batería fue espectacular, un clinic de batería que, ya podía estar tocando a toda velocidad, que encima le aportaba un groove, un rollo al asunto, que encima, pese a ser temas muy progresivos, te animaba a moverte, haciendo que el concierto no fuese tan aburrido como el de otros virtuosos al uso. Mención aparte del solazo que se marcó, que tan pronto nos mantenía en vela, expectantes o alucinando, como nos descojonábamos al escuchar el ritmo de la canción infantil la cucaracha. En fin, un 10 para este señor, que cada día que pasa sorprende más y más. Difícil tuvo que ser para Dream Theater tener que prescindir de un tío de este calibre.

En cuanto al concierto en sí, decir que la puesta en escena fue más bien parca, por no decir que por momentos parecía un ensayo con público. Entre tema y tema, comentaban un poco la influencia o en qué se habían basado al hacer el tema, pero intentando darle buen rollo y simpatía, sabiendo ellos que dos horas con canciones de esa complejidad a más de uno se le pueden hacer eternas. Sin embargo, creo que todos los asistentes salieron encantados.

Desgranaron todo el disco al completo (variando el orden con respecto al disco) y además tocaron un tema de la discografía propia de cada músico. De Govan el Erotic Cakes (en otras fechas también han tocado el Waves y me quedé con las ganas de disfrutar de ese gran tema que hubiese sido el broche final a una gran noche…) , de Minnemann el Train Tracks y de Beller Greasy Wheel, que probablemente fuese el corte que menos pegase dentro del sonido de la banda, demasiado orquestal y pesado, no tan cambiante, más al estilo Dream Theater, con lo que se echaba de menos un teclado que le diese mayor amplitud.

De todos los temas, destacar el Blues Fuckers, donde Marco dejó claro su odio al blues y donde los músicos se divirtieron con la entrada del riff principal y con Marco haciendo el solo correspondiente. Pedazo de country-blues cañero que se marcaron. En disco suena bien, en directo redonda. Otro temazo fue Furtive Jacks, un tango hecho, como todo en esta banda, como les dio la gana, y con juego de Marco con el público y las palmas. Boing… I’m in the Black animó bastante al personal con ritmo tan loco y alegre o Sweaty Knockers con ese riff tan animal y donde Govan simplemente se salió. Menuda forma de escupir armónicos sacando todo el jugo a esa Suhr y a la melodía (de las más curiosas y que más gustará a los más roqueros).

Mención aparte merece el fin del concierto cuando tocaron el Erotic Cakes del disco homónimo del señor Govan en el cual empezó a tocar rollo aflamencado (como muchos otros músicos extranjeros empeñados en que a todos los españoles nos gusta esa música pero que es un detalle a agradecer) o cuando, con móviles de juguete (o algo así, no me llegaba la vista pero tenía toda la pinta) empezaron a tocar un tema, cada uno simulando su instrumento sacando las risas del respetable.

El sonido, por su parte, fue muy bueno en todo momento (salvando algún problemilla extraño al final), solamente empañado por el bajo de Beller, algo fuerte por momentos pero sobre todo muy rudo, pero ya me gustaría a mí que todos los conciertos sonasen con tal grado de nitidez, fuerza y que encima sean tan agradables de escuchar, sin salir luego con el típico pitido de exceso de volumen. En los puntos más cañeros, sonaban atronadores cual apisonadora, y si querían ser jazzeros lo eran como los que más.

En fin, para la banda un 10, los que asistimos tuvimos el placer de tener una clase magistral de dos horas y decepción también absoluta porque unos músicos de este calibre solo consigan congregar a 100 personas en Madrid. Las fechas, siendo puente, no les han beneficiado, pero creo que la cita era altamente jugosa, especialmente para los que les gusten los temas progresivos y virtuosos.

Texto: Belch
Fotos: Vlad el Empalarock

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