‘Musique’ me parece un disco excelente, excitante y que ha envejecido muy bien. Hala, ya lo he dicho. Ya me he quitado la presión de encima de tenerte en vilo hasta el último párrafo para que sepas qué pienso de un disco tan controvertido como este. Y es que una declaración de principios, ya de buenas a primeras, me parece esencial para no llevar a confusiones.

Los albores del año 2000 marcan un antes y un después en las bandas de Gothic / Doom pues deciden desarrollar sus propuestas hacia terrenos pantanosos. Unos lo hicieron con más éxito, otros con menos. Veamos un pequeño listado de bandas que incluir en este contexto: Theatre of Tragedy – ‘Musique’ (2000), Paradise Lost – ‘Host’ (1999), Anathema – ‘Alternative 4’ (1998), My Dying Bride – ‘34.788% complete’ (1998), Crematory – ‘Act seven’ (1999), Evereve – ‘E-Mania’ (2001), Samael – ‘Eternal’ (1999). Podría cambiar algunos nombres de la lista o incluir otros pero estas bandas y estos discos estuvieron en el ojo del huracán y sujetos a críticas más o menos feroces cuando vieron la luz.

En este contexto, y tras la edición de un ‘Aègis’ que sacudió por completo la escena Gothic Metal logrando un éxito de relumbrón, aparece ‘Musique’ el 2 de octubre de 2000. Una semana antes, el 25 de septiembre salió a la venta el single ‘Image’. Imagínense ustedes las reacciones…

Hoy día las fusiones de estilos son algo tan habitual y natural como hacer estilos puros pero en los años 90 había dos grandes confrontaciones estilísticas.

La primera, que bandas que hacían Heavy Metal o derivados no podían introducir voces guturales. Esa mezcla de estilos que llevó el Death Metal melódico por bandera provocó muchos sarpullidos.

La segunda, y que nos afecta en este caso, la mezcla del metal con la música electrónica. Las reacciones eran aun más amargas y el rechazo, más frontal.

Theatre of Tragedy, en pleno proceso de disputas internas entre Liv Kristine y el resto de la banda, presentaba una colección de canciones que costaba digerir de buenas a primeras. La sorpresa y estupefacción hizo que algunos criticaran el disco con fiereza y no terminaran ni de escucharlo; otros lo criticaron con dureza; y hubo un sector de fans que llegó a amarlo. Vaya, que no dejó indiferente a nadie.

Pese a que el esqueleto de la banda se mantuvo intacto con Raymond Rohonyi y Liv Kristine a las voces, Hein Frode Hansen a la batería y Lorentz Aspen a los teclados hubieron dos cambios sustanciales. El primero, la salida de Eirik T. Saltro, su bajista de toda la vida, y que no fue sustituido. El segundo, la salida del guitarrista Tommy Olson, que había compuesto gran parte de ‘Aègis’, y la consiguiente entrada de Frank Claussen. Estos cambios terminaron de apuntalar una formación con ideas renovadas.

En lo musical Theatre of Tragedy rompe con lo que habían ofrecido hasta entonces. Del Doom y las guturales no queda ni rastro y del Gothic acaso quedan algunas pinceladas en algunas melodías y algunas voces de Liv, como las de “Retrospect”, siempre infravalorada.

Tras la sorpresa inicial, uno escucha el disco, se olvida del nombre de la banda y de las etiquetas y el resultado es disfrutable con melodías pegadizas y estribillos coreables y bailables. No hay que olvidar que la banda ya había coqueteado con la electrónica con el single de ‘Der tanz der schatten’ donde incluyeron un mix de dicho tema para los clubs de electro gótico y poco después vendrían las colaboraciones de referentes del electro como VNV Nation o Das Ich.

Distintas cadencias, mismo enfoque musical. De “City of light” a “Image” pasando por “Crash/Concrete” con más presencia de guitarras. A la banda se la ve cómoda en esta tesitura, con menos ataduras y con más libertad para expresarse sabedores que se encuentran en la encrucijada de su carrera en la que no caben pasos en falso, o triunfan o fracasan, no hay término medio.

“The new man” es un tema más desenfadado en el que el Dark Wave, el Gothic clásico toman mayor protagonismo con un sonido más crudo y una breve presencia de Liv en la que me recuerda a Gwen Stefani.

Una de las grandes preguntas de este disco radica en su discográfica ¿era Nuclear Blast el sello adecuado para publicar ‘Musique’? Era y es uno de los sellos más importantes de Metal del mundo pero ¿sabían vender un disco de música electrónica aunque se llamaran Theatre of Tragedy? Desde luego la banda logró la notoriedad que necesitaban pero quizá los esfuerzos de su compañía estaban en el público del Metal. Nunca sabremos qué hubiera pasado si este disco lo hubiese editado Out of Line, por citar solo un ejemplo.

2001 vio la primera gira europea completa de la banda, en la que incluyeron los países del sur y donde nos visitaron por primera vez el 1 de febrero de 2001 en la sala Garatge con teloneros de lujo como Lacuna Coil y Beseech. Un concierto para el recuerdo.

Veinte años después AFM Records lo reedita en formato doble con contenido extra poco atractivo para el fan de la banda aunque contentará a curiosos, coleccionistas y fans neófitos. “Quirk” es una versión primigenia de “Image”; “The new man” es el bonus track que apareció en la edición especial del disco y la versión en francés de “Image” ya fue publicada como bonus track del single ‘Machine’. El resto, las demos de los temas del disco. Lo mejor de la reedición es que, por primera vez, ve la luz en vinilo y solo eso ya vale la pena la compra.

Veinte años después pienso que el disco ha envejecido bien, que sigue sonando vigente, y que los fans añoran hasta esa etapa de la banda.

Hoy por hoy, estas reediciones siguen alimentando los rumores de una posible reunión pero lo único cierto en este asunto es que no está previsto que la haya, aunque se ha intentado.

Marc Gutiérrez – Empire Zone Magazine