Con más de cuatro millones de entradas vendidas en todo el mundo y descritos por Times como «The Gold Standard» y por el Daily Mirror como «The Kings of the Genre», The Australian Pink Floyd Show realizaron su primer concierto en Adelaide, Australia, en 1988. Desde entonces han actuado en más de 35 países, siendo incluso invitados a la fiesta de celebración del 50 cumpleaños de David Gilmour, que tocó con ellos sobre el escenario acompañado de Rick Wright.

Interpretando la música de Pink Floyd nota por nota, éste espectáculo aclamado por la crítica ha sorprendido al público de todo el mundo durante más de tres décadas. Siempre esforzándose por reproducir la experiencia completa de un concierto de Pink Floyd, su escenografía incluye un impresionante espectáculo de luz y láser, animaciones de video, tecnología de última generación, pantalla LED de alta resolución y otros efectos especiales. Además, al estilo de Pink Floyd, incorporan a sus conciertos diversos inflables enormes, incluyendo un cerdo gigante y su canguro rosa.

THE 1ST CLASS TRAVELLING SET TOUR

Su gira para el año 2024 incluye canciones repletas de significado para los fans de la legendaria banda británica, incluyendo material de todas las fases históricas de Pink Floyd. Un homenaje sincero y genuíno a esas producciones legendarias, herencia de Barrett, Waters, Gilmour, Wright y Mason.

21 DE FEBRERO DE 2024 (GUITAR BCN)
BARCELONA
RAZZMATAZZ

22 DE FEBRERO DE 2024
MADRID
LIVE LAS VENTAS


Los vimos en 2009, y así comenzaba nuestra crónica:

«La presente gira consta de la ejecución íntegra de “The Wall”, el trabajo de Pink Floyd más complejo e icónico, además de uno de mis favoritos. En ese sentido, no me cabe duda alguna sobre el repertorio, pero siento una cierta curiosidad respecto de su puesta en escena. El cartel reza que el espectáculo gozará de impactantes efectos luminotécnicos y la presencia de hinchables. Acudimos a la cita en el Sant Jordi Club, la sala anexa al Palau Sant Jordi, y desde el primer momento se hace evidente que la edad media de los asistentes es ligeramente superior a la que estoy acostumbrado. Las entradas están casi agotadas. En un espacio presidido por una gigantesca pantalla de proyección se alinean unas dos mil sillas a modo de patio de butacas. Al fondo del escenario, una gigantesca pantalla con imágenes de “The Wall”. Por los altavoces suenan versiones de Pink Floyd en clave de country…..«