Con cinco meses de retraso, a principios de mes veía la luz el sexto trabajo de estudio de Zenobia, que han sabido situarse en un puesto reconocido dentro de la escena del metal en castellano. VI es uno de sus discos más eclécticos y perfeccionistas de los que han firmado hasta la fecha.

Sara J. Trigueros

Los riojanos no necesitaban demostrar mucho a estas alturas. Con casi 20 años de carrera, dos discos en directo y un buen puñado de himnos y grandes baladas, son una de las bandas que más expectativas generan cuando se trata de escuchar nuevo material. Si acaso, cabía esperar ver cómo se desenvolvían Mario Suárez y Marcos Llorente, los nuevos guitarristas fichados tras la salida de Víctor de Andrés. Y el resultado es francamente bueno.

Desde el primer momento, tras una breve introducción, comprobamos que estamos ante unos Zenobia que suenan excepcionalmente bien. A Jorge Berceo le ha sentado fenomenal el aprendizaje al lado de Avalanch y la vuelta a dos guitarras le da a los temas un temple mucho más cañero. Que uno de los principales compositores sea Ernesto Arranz también se nota nada más comenzar.

Los primeros cortes forman casi una unidad con sentido propio. Tanto «Sin perder la pasión» como «La danza del diablo» son muy optimistas, con un carácter épico en el primer caso, algo más duro en el segundo, y casi pensados para convertirse en emblemáticos encima del escenario («quiero escuchar tu voz: / grita con toda tu pasión, / hoy manda el corazón» en unos últimos 40 segundos frenéticos).

Es imposible no reparar en lo cuidada que está la presencia de las teclas, en un plano más destacado que en otros discos y enriqueciendo armónicamente toda esta primera parte, que se cierra con «El último bastión» y «Tu amistad». «El último bastión» es el tema más sinfónico, y podría haber sido compuesto perfectamente para Alma de fuego II, con una letra más histórica. En ambos el carácter machacón de la batería irá marcando el ritmo en un crescendo que desemboca en una serie de temas con un espíritu algo más arriesgado y en ocasiones también más actual.

«No me dejes caer» es, pues, un cambio de tercio, con un sonido más cercano al que se estilaba hacia 2005 (pienso en los Avalanch de El hijo pródigo, por ejemplo), y unas melodías vocales muy bien trabajadas. En el aspecto vocal, lo mismo se puede decir para «Buscando una luz», «Jamás» o «Sigo rugiendo». Estos son temas algo más rápidos, con letras más cercanas y, especialmente en el caso de este último, un estribillo muy potente y unas polifonías muy interesantes en las líneas melódicas secundarias, amén del solo de guitarra que corona este temazo.

En la recta final encontramos los temas más difíciles de agrupar. «El laberinto», con la colaboración de Isabel Bermejo, es el que más se diferencia de la línea que lleva el resto del disco, lo que a priori puede parecer extraño, pero por otra parte con un excelente resultado. Creo que es de los que mejor acogida han tenido entre el público, por lo que compensa que se salga de la tónica general del álbum. Para su brevedad, tiene bastantes secciones, un juego de guitarras potente y, como ya viene siendo habitual en lo que llevamos escuchado, un estribillo que da ganas de corear en directo para poder darlo todo. Como contraste, la facilidad que tiene Jorge para hacerse con las baladas es asombrosa, y en la que incluye este trabajo, «Mi mundo por volver», reitera lo cómodo que se siente en este formato. Cierra el disco la vuelta a un tema más heavy con una introducción realizada entre guitarra acústica y teclado, si bien con un carácter ciertamente más oscuro que aquellos primeros cortes con los que nos empezábamos a adentrar en este trabajo.

VI es, a todas luces, uno de los discos más variados y completos que han firmado Zenobia hasta la fecha, lo que les ha permitido incluir bastantes cortes que tienden puentes a otros trabajos: mencionaba más arriba el caso de «El último bastión», pero también hay momentos en los que es inevitable recordar ese aspecto más reivindicativo que veíamos en Supernova. Al mismo tiempo, en otras ocasiones los vemos con la vista puesta en tendencias actuales, y esto deja el listón bastante alto de cara al futuro. Un futuro que, por otra parte, tampoco hay prisa en ver venir, ya que esperamos que puedan dilatar en el tiempo una gira que está haciéndose esperar y que todo apunta a que no arrancará definitivamente hasta el año que viene.

Sara J. Trigueros

Temas:

VI
Sin perder la pasión
La danza del diablo
El último bastión
Tu amistad
No me dejes caer
Buscando una luz
Sigo rugiendo
Jamás
El laberinto
Mi mundo por volver
El príncipe de la oscuridad