Desde hace años Lamb Of God se ha consagrado como un plato infaltable de los grandes festivales Europeos y tour a lo largo del globo, pero no todo ha sido sonrisas estos últimos años para la banda.

El pasado Julio del 2019 anuncian la salida de su batería Chris Adler, quien fuera uno de los fundadores de del proyecto junto a John Campbell y Mark Morton en el año 1994. Chris sufrió un grave accidente en moto que lo dejo con múltiples heridas, por consecuencia le impidió girar en el año 2018. Este evento repercutio a tal grado en su carrera y vida persual que finalmente termina con su salida voluntaria del proyecto, siendo reemplazado por Art Cruz (Winds Of Plague), que ya habían contado con el cómo reemplazo en sus pasadas giras.

Pero nada de esto ha sido un impedimento para seguir creando nueva música y nada mejor que conmemorar su nuevo line up con el anuncio de nueva música. El disco homónimo Lamb of God que fue estrenado el 19 de Junio bajo el sello de Nuclear Blast.

La historia de este disco se inicia junto a “Memento Mori”, una misteriosa pieza nos va introduciendo poco a poco en un ambiente tenebroso junto a susurro del inigualable Randy Blythe, que se acompaña de un suave punteo de guitarra y musicalización de fondo. Como es de esperar la explosión del sonido se hace presente después de dos minutos, agarrando vuelo máximo en un abrir y cerrar de ojos. Dentro del mismo contexto aparece “Checkmate”, con el clásico groove que nos tienen acostumbrados estos originarios de Virginia. Se hace muy fácil distinguir a Mark Morton tirando como guitarra principal después de tantos discos a su haber y el diseñador rítmico Willie Adler haciéndole el aguante en todo momento, dándonos esta fórmula brutal más que probada a lo largo de los años. Seguido suena “Gears”, uno de los grandes tracks que nos deja este álbum. El contenido violento que nos encontramos en este tema será seguramente bastante agradecidos al momento de los en vivo, dejando el quiebre con unas pocas notas de bajo listo para dividir al público e iniciar la fiesta junto a un mosh pit de muerte.

Sin tregua alguna entre canciones, la pieza elegida para seguir es “Reality Bath”. Aquí nos encontramos una variación en los sonidos y en la estructura de la canción. Sin dejar la brutalidad de lado podemos palpar mucho más el Groove de sus discos de antaño y regalándonos unos riffs mucho más flexibles para quebrar un poco lo repetitivo de los anteriores temas e distinguir más esta nueva era de la banda. Tomando todo lo anterior nos vamos a “New Colossal Hate”, donde nos encontramos el estribillo más pegajoso del disco. De alguna forma los cimientos de los temas se repiten constantemente con el único objetivo de hacer un juego más directo con el público en los shows en vivo, buscando el impacto desde el primer segundo y manteniendo el equilibrio en todo momento para que el sonido no decaiga. Unos cracks con experiencia sin lugar a dudas. Un punto de oscuridad necesaria de la mano de “Resurrection Man”, mostrándonos este lado de Randy mucho más agudo y siniestro, que con los pesados riffs combinando el trabajo del bajo van generando el sonido de medio tiempo sin perder el norte del Groove, que lo dejan como uno de los temas más densos del álbum.

Junto a “Poison Dream” nos topamos con la primera colaboración del homónimo. El dúo de ensueño entre Randy y Jamey Jasta (Hatebreed), quien llega a agrega ese característico toque metalcore a la situación y su característica técnica entre gutural combinada con fraseos de rap. Ya habíamos tenido el privilegio de tener a estos personajes colaborando juntos cuando coincidían en tours y para el proyecto solitario de Jasta, así que a más de alguno no le sorprenderá para esta colaboración, pero le concederemos un estatus bueno dentro del álbum por la buena ejecución y porque son dos grandes del género. Otra sorpresa nos tenía guardadas con “Routes”, sacando a relucir otra colaboración junto a Chuck Billy (Testament). Un single rápido y thrashero, lleno de adrenalina y velocidad que destaca mucho la voz de Chuck haciéndole el contraste al gutural de Randy.

Otro de los destacables que nos deja este trabajo es “Bloodshot Eyes”, donde a momentos la bestia de Blythe nos deleita con su registro limpio, nada que envidiarle a un Corey Taylor a mi percepción. Un juego de voces que nos deslumbra por momentos claves y nos entrega una cierta tranquilidad e intriga, que dura muy poco claramente. La patada en la cabeza de los guturales nos pega fuerte entre los furiosos riffs y una perfecta ejecución de la batería, poniéndole el punto exacto en cada golpe. Ya para finalizar nos queda “On The Hook”, quizás el tema más extraño del álbum que llega a presionarnos el cerebro con ejecuciones sin sentido y parones totalmente impredecibles, cerrando así con toda la carne en la parrilla.

El cordero de dios no da puntada sin hilo y queda totalmente demostrado con esta nueva entrega. Una de las ventajas que tiene el proyecto a estas alturas del partido es que es muy poco lo que tienen que demostrar para seguir en la cima de su carrera, tantos años de ruedo ya tiene muy conocido el mercado por donde se mueven y lo que los fanáticos buscan en ellos: un metal durísimo en cuanto sonido, pero siempre en la misma línea de sus antecesores placas, dándonos material refrescante y potente para cambiar un poco el playlist.

Una apuesta inteligente que viene de la mano con la nueva alineación, que si no nos enteramos de esto diríamos que nada ha cambiado, esperemos que todo siga igual para el futuro.

Karina Báez O.

Temas:
Memento Mori
Checkmate
Gears
Reality Bath
New Colossal Hate
Resurrection Man
Poison Dream (feat. Jamey Jasta)
Routes (feat. Chuck Billy)
Bloodshot Eyes
On The Hook